Capítulo 163:

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“No tienes derecho a negarme que vea a mi nieta, lleva mi sangre”.

En cuanto, cuatro de sus hombres se acercaron, Guillermo le entregó a María a uno de ellos, sin pensarlo tomó entre sus brazos a Isabella y comenzaron a alejarse de ahí.

“Se les olvida el carrito con sus cosas, ¿No van a comprar nada?”

Gritó sin poder ocultar su tono de voz burlón, y luego ladeó los labios y sonrió.

“Ojalá te mueras de una buena vez”

Susurró.

“Me harías el camino más sencillo para llegar a mi nieta”.

Arrugó el ceño.

Buenos Aires, Argentina.

Mason salió de la cabina de ducha, con una toalla cubriendo su cintura, y el cabello aun escurriendo gran cantidad de gotas.

Ladeó los labios al observar la cama, se inclinó y tomó las prendas que estaban tiradas sobre la alfombra, y las lanzó sobre la chica que se encontraba acostada.

“¡Lárgate, ya no quiero verte!”

Anunció con voz imponente.

“Tu presencia me provoca náuseas”.

La joven elevó el rostro y lo miró a los ojos llena de temor, pues la había contratado para pasar un rato, ofreciéndole una atractiva cantidad de plata; sin embargo, estar con él se convirtió en un tormento, aunque no era la primera vez, que algo así le sucedía.

Se lamentó haberse dejado llevar por su atractivo porte, ya que en cuanto llegaron al hotel, sus modales de hombre de mundo, transformándose en un patán y comenzó a ponerse violento.

Con las manos temblorosas, tomó sus prendas y se puso de pie, su v!entre dolió ya que la golpeó en un par de ocasiones.

Además que la ató y la azotó un par de veces.

Se vistió como pudo, al acercarse al tocador, a tomar su paga, observó las marcas que dejó sobre su cuello y sus brazos.

“¿Qué esperas para largarte?”

Mason gruño.

Con rapidez caminó hacia la puerta, antes de salir, giró su rostro y volteó a mirarlo.

“Voy a hacer que nadie acepte acercarse a ti”

Expresó llena de molestia.

“Eres un patán”.

“Solo te traté como lo que eres, una z%rra”

Respondió y carcajeó al escuchar que azotaba la puerta, estaba a punto de correr para alcanzarla y tomarla del cabello para enseñarle quien mandaba.

Cuando escuchó que su móvil timbró, al ver que se trataba del hombre que contrató para seguir a Isabella, decidió responder.

“¿Alguna novedad?”

Indagó.

“Si, señor”

Isabella está siendo trasladada a un hospital.

Mason elevó el mentón.

Su mirada se ensombreció.

“Salgo para allá en este momento, mantenme al tanto”

Indicó.

“Se acerca la hora de mi venganza”.

Golpeó la pared con su puño.

Mientras tanto en otro lugar…

Guillermo caminaba a grandes pasos, intentando llegar a su vehículo, el cual Bruno su chofer, ya lo había acercado a la entrada del centro comercial.

Su corazón latía acelerado, al ver como Isa, presionaba con fuerza los párpados y tocaba su v!entre, presionando con fuerza sus labios.

“Resistan”

Suplicó en voz baja.

Al ponerla de pie para que ingresara a la camioneta, Isabella abrió los ojos de par en par y se llevó ambas manos a su boca.

“¿Qué ocurre?”

Preguntó lleno de temor.

“Se me rompió la fuente”

Anunció con voz temblorosa.

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