Amor después del matrimonio
Capítulo 140

Capítulo 140:

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“Sal de aquí”

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Gruñó.

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“tienes prohibido poner un pie aquí”

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Indicó con voz firme.

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“No, eso no es verdad, Guillermo solo pidió que no entrara después de mi… liquidación”

Susurró.

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“Eres una cínica”

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Bramó.

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“¿Acaso no crees que estoy enterada de la asquerosa propuesta que le hiciste a mi esposo?”

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Mencionó tocando su v!entre, sintiendo una fuerte punzada.

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Maritza sujetó el collar que llevaba y lo presionó.

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“Vaya, no creí que te lo fuera a decir”

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Expresó sintiendo que su sangre bullía.

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“Es verdad, le pedí que tuviéramos una relación y no me arrepiento, Guillermo es el hombre al que amo y deseo luchar por él, tengo ese derecho, ¿O no?”

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“¿Te das cuenta de lo que dices?, ¿Es algo imposible? Es un hombre casado, eso es sagrado”

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Expresó agitada.

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“¿Sagrado para quién?”

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Contestó con resentimiento.

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“Desde que tengo uso de razón estoy enamorada de él y tú llegaste a quitármelo”.

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“Para toda la gente con moral, la familia es algo sagrado”

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respondió, viéndola reír.

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“Parece que tus padres se equivocaron al criarte. El amor no se forza, es algo que se da de forma natural, Guillermo nunca ha sentido nada por ti, ¿Por qué no puedes entenderlo?”

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“No soy de las que se dan por vencida, esperaba el momento adecuado para conquistarlo y llegaste a arruinarlo todo. Debiste haberte ido de la empresa hace tiempo”

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Bramo.

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“Es una pena que Guillermo, no me hiciera caso”.

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“Eres de lo peor, desde que trabajabas aquí, no hacías las cosas bien, me alegra tanto que Guillermo se quitara la venda de los ojos”.

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“¿Acaso no crees que me daba cuenta que traías de un lado a otro a los pasantes, sin dejarlos salir a comer cuando él no estaba?, ¿0 que buscabas la manera de aplicar sanciones absurdas?”

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“¿Cómo te atreves?”

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Gruñó.

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“De la misma manera en la que te atreviste a hacerle una propuesta indecorosa y a meterte a hurgar entre mis cosas”.

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En ese momento se quedó pensativa, recordando tiempo atrás.

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“Ahora lo comprendo todo, fuiste tú… la persona que intentó sabotear mi trabajo, claro todo encaja, la misteriosa desaparición del archivo, sin que nadie se diera cuenta, ¡Que oportuno! Buscabas que me echaran, por fortuna, Guillermo es un hombre sensato”.

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Su respiración se agitó, no pudo creer que le alzara la voz para acusarla.

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“Vaya, ser la esposa del presidente, te ha envalentonado, ha hecho que se te suelte la lengua y digas puras sandeces”

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Se burló, dándose cuenta que todo el mundo las estaba mirando.

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“Estoy segura que no lo son, por fortuna, ya no perteneces a esta firma, márchate o llamaré a seguridad para que te saquen de aquí”.

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Ordenó sin piedad.

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“Difiero de tu opinión. Voy a hacer todo lo que esté en mis manos para hacer que se canse de ti y se quede conmigo, ya lo verás, una mujer como yo tiene todas las armas para lograrlo. Estás advertida”.

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Isabella bufó.

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“Me das pena, una mujer que está dispuesta a acabar con un matrimonio, no vale nada, si quieres seguir con ese juego, deberías saber que la única afectada, serás tú. Buscando las migajas de un hombre que no siente nada por ti”.

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Observó al personal de seguridad de la empresa, dijo:

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“Acompañen a la señorita a la puerta, les recuerdo que tiene prohibida la entrada a esta empresa para siempre”.

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Uno de los hombres tomó el brazo de Maritza.

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“Por aquí”.

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“No me toque. Conozco el camino”

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Fulminó con la mirada a Isabella.

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“Te vas a arrepentir”

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Gruñó.

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En cuanto se retiró, se acomodó sobre su silla acariciando su v!entre, intentando calmar las punzadas que la discusión le había ocasionado.

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