Capítulo 139:

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“¿Cuándo me piensas sacar de aquí?”

Gruñó presionando sus grilletes con fuerza.

“¡Responde!”

Ordenó.

“Si por mi fuera, te dejaría aquí a lado de tus nuevos amigos”

Murmuró.

“Te ves muy bien acompañados de ellos”.

Presionó sus labios.

“¡Cierra la p%ta boca!”

Exclamó lleno de molestia.

“Solo la ocupas para decir estupideces”

Gritó sintiendo como su pecho subía y bajaba agitado.

“Eres un maldito desgraciado. Eres…”

“Soy el hombre que vino a sacarte de aquí”

Guiñó un ojo, entonces un guardia se acercó y abrió la celda.

Mason salió del lugar con los zapatos sin agujetas, caminando con torpeza.

“Por lo menos sé que sabes hacer tu trabajo”

Resopló abrochándose los botones, irguió su cuerpo y salió de ahí.

….

Mientras tanto en otro lugar…

“No puedo hacer nada”

Respondió Guillermo a la pregunta de Isa.

“Maritza está fuera de si, nunca la había visto comportarse de esa forma”

Confesó.

Todo esto era tan confuso y…

Raro.

“No me queda de otra que mantener distancia entre nosotros”.

“Espero que esa mujer pueda estar lejos de ti, estábamos muy bien sin saber nada de ella”.

No pudo evitar sonreír al escucharla.

“Tienes razón, espero que mantenga su distancia o tomaré medidas en su contra. No te preocupes”

Sonrió con ternura.

“Cambiemos de tema”

Solicitó ella.

“Pronto será el cumpleaños de María, me gustaría que le hiciéramos una pequeña fiesta. Sería la primera”.

Guillermo sonrió y la abrazó.

“Cuenta con ello, la organizaremos juntos”

Expresó.

Por la mañana Guillermo dejó a Isabella en Krispy Kreme en donde compró algunas donas y varias bebidas de café.

En cuanto salió del ascensor y caminó por el pasillo comenzó a repartir entre sus compañeros las bebidas y un postre.

Al acercarse a su cubículo su respiración se agitó al observar a Maritza merodeando en su lugar.

“¿Quién te dejó entrar?”

Preguntó mirándola con molestia.

Maritza dio un brinco sobresaltada, y giró su rostro para mirarla.

“Estoy buscando a Guillermo”

La miró de abajo hacia arriba.

“¿En mi área de trabajo?”

Inquirió con molestia.

“La sala de espera está por allá”

Señaló.

“Estaba aburrida, no había nadie, parece que no hay puntualidad”.

Hizo una pausa.

“¿A quién se supone que debía pedirle información, ¿Al fantasma de la empresa?”

Preguntó mirándola con desprecio.

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