Amor después del matrimonio
Capítulo 141

Capítulo 141:

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Mason se retiró lleno de asco la ropa que llevaba y la arrojó al bote de la basura, abrió a las llaves de la regadera y se metió en cuanto el agua salía caliente.

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“No puedo creer que un Weber haya pisado la cárcel”

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Murmuró recargando la cabeza sobre el muro, relajando cada músculo de su cuerpo con el golpeteo del agua.

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Aún no tenía con claridad, cómo es que lo confundieron con aquel hombre que habían arrestado horas más tarde.

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Colocó el champú sobre la palma de sus manos y comenzó a esparcirlo sobre su cabellera, inhalando profundo para percibir la fragancia tan masculina que tenía.

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“Quien quiera que hizo eso voy a hacer que lo corran”.

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Un largo tiempo después, salió y se colocó su albornoz, tomó una toalla y secó su cabellera.

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Sus ojos pesaban, ya que no había podido pegar los ojos estando alerta de que no le fueran a hacer nada, esos rufianes.

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Sin embargo, algo bueno había sucedido, pues había conocido a las personas ideales para hacer un par de trabajos sucios, sin mancharse las manos él.

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“Solo es cuestión de tiempo, esperar el momento preciso y la vida para muchos cambiará”.

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Se dejó caer sobre la cama, estaba por cerrar los ojos, pero recordó que su móvil se había quedado sin pila, por lo que de inmediato lo puso a cargar.

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“Apuesto a que debe haber muchas llamadas y mensajes de tu parte, mi querida Melisa, veré que día me doy tiempo para responderte”.

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…

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Mientras tanto en otro lugar…

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Guillermo llegó horas más tarde a la firma, al salir del ascensor, y caminar por el corredor hacia su oficina, percibió que se le quedaba viendo el personal de manera extraña, algo poco común que no comprendió.

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En cuanto llegó al cubículo de Isabella, se detuvo buscándola, pero no la encontró ahí, en seguida caminó hacia su oficina, imaginando que se encontraba dentro, se llevó una decepción al ver que tampoco estaba.

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Tomó su móvil y marcó a su número, luego de varias timbradas, cortó la llamada al no responder, por lo que de inmediato typeo un mensaje:

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[¿Dónde estás?]

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Desabrochó los botones de su saco, y tomó asiento en su silla de cuero, tomó los papeles que llevaba en su portafolio y comenzó a analizar los nuevos casos que atenderán, para intentar saber a quién de los socios entregárselo.

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Justo cuando se quedó con uno en el que peleaban por la custodia y lo separó, pensando en que Isa podía ayudarlo.

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Esos temas le encantaban.

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Al escuchar que tocaban su puerta, sonrió pensando que se trataba de Isabella. se puso de pie para abrirle él mismo.

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“¿Dónde estabas?”

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Indagó, sin embargo la sonrisa que llevaba cambió al ver que se trataba de la asistente de otro de sus colaboradores.

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“¿En qué puedo ayudarte?”

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Indagó observando cierto aire de preocupación en la expresión facial de la chica.

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“Vine a avisarle que Isa se encuentra en la enfermería”.

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Una fuerte sacudida invadió por completo a Guillermo, su corazón se agitó sin comprender.

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¿Qué le había sucedido?

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Pues antes de irse a aquella reunión, estaba bien.

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Tomó su móvil y salió a grandes zancadas de ahí.

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Guillermo salió como alma que llevaba el diablo hacia el ascensor, no lograba escuchar con claridad lo que le decía la chica que iba detrás de él.

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Lo único que deseaba era llegar hasta el servicio médico y saber cómo se encontraba su mujer.

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Con los dedos temblorosos presionó el tablero del ascensor para dirigirse al primer piso, y luego aflojó el nudo de la corbata, sentía que no respiraba bien.

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¿Qué es lo que había pasado?

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Si antes de irse a la reunión se encontraba bien.

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Hasta se despidió de ella con un gran beso, prometiendo salir a comer con el propósito de planear la fiesta sorpresa de María.

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En ningún momento, ella se quejó de sentir alguna molestia, al contrario se veía alegre, con entusiasmo.

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Al abrirse las puertas en el piso que solicito, salió sin mirar a nadie, enfocándose en seguir por el corredor, y luego virar hasta otro largo pasillo, para finalmente llegar a su destino.

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Nunca en toda su vida, se le había hecho tan largo llegar con el médico.

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