Capítulo 107:

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“Los Weber no son bienvenidos en esta firma. Y de una vez les advierto que si intentan algo en contra de Isabella o nuestra hija, van a tener que enfrentarse a mí furia, me encargaré de cerrarles todas las puertas a su bufete”

Indicó enardecido.

“Si hubieras estado al pendiente y la hubieras cuidado como te correspondía, el desgraciado de tu hermano, no la hubiera dr%gado”.

La vena del cuello se le marcó a Mason.

“No tienes la menor idea de lo que estás diciendo”

Mason se aflojó la corbata y desabrochó los botones de su camisa, intentando recomponerse de la impresión.

“No la conoces bien como nosotros. En poco tiempo, Isabella se aburrirá de ti y se enredará con el primero que pase, como lo hizo conmigo y con mi hermano”

Expresó conteniéndose.

“No pude resistirme a sus coqueteos. Soy hombre”

Se encogió de hombros.

“Además, había bebido de más, lo reconozco. Mi gran error fue comportarme como un caballero y ofrecerme a llevarla a su habitación. Las cosas se salieron de control ya que ambos sentíamos una fuerte atracción y se detonó aquella noche”

Presionó sus puños dentro de sus bolsillos.

“¡Mientes!”

Gritó Isabella.

“Eres un maldito mentiroso. Un cobarde, un poco hombre”.

Mason movió la cabeza negando.

“Es tu palabra contra la mía, ¿Quién le podría creer a una mujer que anda con uno y con otro?”

Inquirió, mirándola fingiendo frialdad.

Sus manos morían por tocarla.

Quería hacerla suya allí mismo.

Pero tenía que controlarse.

No era el momento.

“Soy un hombre solo respondí a tus insinuaciones”.

“Yo le creo”

Guillermo la volvió a proteger con su cuerpo de la mirada de ese infeliz, y lo encaró elevando su mirada con altivez.

“Con eso es más que suficiente, porque yo la respaldo”

Hizo una pausa.

“No los quiero aquí, ¿Acaso no soy claro?”

Dio paso al frente.

Su mirada estaba fija en Mason, quien estaba a punto de sacarlo de quicio.

Desde la preparatoria no se involucraba en una trifulca, aquella ocasión lo hizo con uno de sus compañeros que le faltó al respeto a su hermanita, ahora que se trataba de su mujer, estaba dispuesto a todo.

La cabeza de Oliver daba vueltas, se quedó estupefacto ante las fuertes declaraciones de ambos, no podía convencerse de que Guillermo decía la verdad.

Aquella noche Isabella se veía tan relajada, desnuda entre los brazos de su hermano.

Presionó con fuerza su mejilla ante el ardor que sentía por el golpe que le había dado Guillermo.

Vaya que su ex, sabía engatusar con sus encantos, con esa pose de mujer decente e ingenua.

Todos, absolutamente todos caían rendidos ante ella.

“Sufrirás lágrimas de sangre cuando te engañe como a mí”

Puntualizó ofendido.

“Cuando la conocí, no era nadie. Era una simple muchacha que contestaba teléfonos, a mi lado lo tuvo todo”

Se defendió .

“Estaré pendiente ante las noticias de los paparazzi, cuando den la nota que te dejó. Los veré en los tribunales”

Sentenció, girando en su eje para salir de ahí.

La respiración de Mason se agitó, no podía dejar que fueran a los tribunales, no le convenía, su reputación, su imagen y… su nueva conquista.

Necesitaba darse prisa.

Tenía idear el plan perfecto para poder atrapar a Melisa, e idear un plan para acabar con Guillermo.

Eso le ayudaría a quedar a la cabeza de la firma.

Ladeó los labios disimuladamente.

Eso sería lo mejor que le podría suceder.

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