Amarte es mi capricho -
Capítulo 9
Capítulo 9:
“¡Vete! Quiero llorar”, replique poniéndome de pie, con la intención de correrlo de la habitación y encerrarme en ella, no tenía por que estarme viendo así si le molestaba. Pero no se movió ni un centímetro, en cambio bebió tranquilamente un trago de whisky.
Fijé mis ojos en el vaso y le dije.
“Dame”, le arrebaté el vaso y tomé hasta que no quedo gota de alcohol.
Elian me miraba serio.
“Te gusta bebe, tomar no te dejara nada bueno”.
Lo fulmine con la mirada.
“¡Quiero más!”, le digo regresándole el vaso.
Elian lo pone en la mesita contigua a mi cama. Me toma entre sus brazos y me recuesta de nuevo en la cama. El se acomoda a un lado mío abrazándome. La calidez de su cuerpo, me hace sentir extrañamente segura. Cierro los ojos.
“Por favor, Cat, no llores más”, besa mi cabello. Me giro para verlo a los ojos,
¿Por qué él era tan bueno conmigo si apenas me conocía? ¿Será que es un ángel que el cielo me mando para no dejarme desamparada? Recargue mi rostro en su pecho. Rodeando su tórax con mis brazos.
Elian acaricia mi cabello suavemente, siento que me estoy relajando, pero luego mis ojos se abren como platos al escuchar como empieza a tararear.
“Linda Cat… linda Cat… tibia Cat… linda bola de pelos… linda Cat… suave Cat… miau… miau… miau”.
Lo miro a punto de soltar una carcajada.
“¿Qué ha sido eso? No sabía que cantarás”, exclamo divertida.
“Es una canción de cuna que le cantaba mi abuela a mi hermana antes de dormir, pensé que sería adecuada para este momento, solo que la canción original habla de un pequeño gatito, tú eres como una gatita Cat”.
Acaricia mi mejilla caliente con suavidad, cruzamos nuestras miradas y ahí esta de nuevo el ´efecto Elian´ cuando será que pueda resistirme a tales encantos.
“Eres tierna, juguetona, algo fastidiosa”, sonríe.
“Pero también eres”, se queda en silencio mirándome serio.
“¿Soy?”, pregunto llena de curiosidad.
“Eres mía”, me besa en los labios mientras con sus manos aprieta mis muslos y yo me pego a su cuerpo revolviendo sus cabellos castaños, se separa un poco, puedo ver como sus pupilas están dilatadas.
“Eres preciosa Cat”, me dice con su voz ronca y excitante que me hace tiritar de emoción. Vuelve a succionarme los labíós con deleite, Siento que mi corazón corre un maratón entero. Quiero que me desnude, quiero tenerlo entre mis piernas.
Por Dios, Elian Brin, es que hombre más perfecto no puedo haber. Veo como se pone de pie en la cama para quitarse la camisa. ¡Santa Madre de Dios! ¡Pero que torso!
Muerdo mi labio esperando su siguiente movimiento, sonrío satisfactoriamenteal recordar que todo eso me lo he comido dos veces. Es todo un manjar, aunque suene vulgar de mi parte. Me abalanzo y doy un salto sobre él. Como lo esperaba me sujeta de las nalgas. Mientras, exijo sus labios una vez más.
Una vez más me dejo llevar, hacemos el amor por toda la habitación. Jugueteamos, nos devoramos, nos disfrutamos hasta caer rendidos en la cama. Elian al igual que la vez pasada se pone de pie después de recomponerse un poco del maratón de orgasmos que acabamos de tener.
“¿A dónde vas?”, le pregunto con carita de cachorro.
“A mi habitación, ¿Quieres que me quede?”, pregunta con una leve sonrisa, veo que ya ha levantado su ropa del suelo, Asiento, si quiero que se quede, que se quede hoy y para siempre. Elian deja caer su ropa al suelo regresando a la cama.
Se acurruca a mi cuerpo, me besa la espalda haciéndome cosquillas, río por lo bajo, luego me rodea la cintura con su brazo y su rostro lo hunde en mi cabello.
“Duérmete, Cat, mañana será un día ocupado”.
Asiento en silencio.
Sonrio de manera traviesa al pensar que, en efecto, tuvimos nuestra noche de bodas.
A la mañana siguiente, cuando despierto, veo que Elian no está en la cama. Seguro está en su habitación preparándose para ir al trabajo. Hago lo mismo. Para ir a la universidad decido ponerme unos jeans, una blusa sin escote blanca que encontré en el closet y unas zapatillas del mismo color de tacón bajo. Como lo supuse, Elian ya estaba sentado a la mesa.
“Buen día”, me saluda, se pone de pie y saca la silla para que me siente.
“Buenos días”, lo miro anonadada admirando su porte de señor senador poderoso del estado.
Elian era realmente atractivo y hoy me parecía aún más.
“¿Lista para regresar a la universidad?”, pregunta mientras toma de su café.
Asiento con una sonrisa.
“Si, tengo la ilusión de poderme graduar y poder ser alguien en la sociedad”, respondo mientras me sirvo unos wafles con miel, Elian me pasa la mantequilla, esta vez no tuve que pedirsela. Es un esposo eficiente y eso me agrada.
“Me agrada que tengas metas en la vida Cat”.
Desayunamos en silencio, por lo notado que después de estar juntos regular he nunca más volvemos a hablar del tema, es como si tuviéramos relaciones y al día siguíente como si nada. Eso era algo raro. Aunque tampoco esque deseara hablar sobre eso con él.
Una vez que termina el desayuno, Idelina le trae una bolsa de papel, Elian me dice que me la entregue.
“Ábrela”, ordena esperando que lo haga de inmediato.
En el interior de aquella bolsa hay un móvil, unas llaves y un sobre de banco. Lo miro confundida.
“El móvil es para que nos mantengamos en contacto, las llaves son de tu coche, te he pasado el mío y la tarjeta es para que compres lo que necesites para la universidad, no te limites si necesitas algo adelante”, dice con una sonrisa de orgullo en el rostro.
“Pero… ¿Y tú como te irás al trabajo?”, pregunto pensativa.
Elian esboza una hermosa sonrisa que me hipnotiza.
“El chofer me llevará”, se acomoda el saco y las mangas, me dirige una última mirada y me da un beso en la frente, debo admitir gue me hubiera encantado que ese beso fuera én los labios, hago un puchero.
“Pórtate bien, recuerda que ya no eres una niña, eres la esposa del Senador Brin y como tal te debes comportar”.
“Si, señor”, hago un ademan como si fuera un soldado de rango.
Cuando me quedo sola, Idelina viene a hacerme compañía.
“El día de hoy te vés muy hermosa Cat, ahora entiendo por qué mi niño Elian te ha escogido como esposa.”.
Miro a Idelina analizando sus facciones, ¿Qué tanto sabrá ella sobre mi relación con Elian? ¿Sabrá que nuestro matrimonio no es un matrimonio convencional?
“Idelina, tú me podrías sacar de la duda que tengo, Elian una vez menciono que había mucha gente que quería verlo casado, ¿Quien es esa gente?”, le pregunto tratando de sacar información.
Idelina al instánte se pone nerviosa y comienza a recoger los platos de la mesa.
“Mi niño es un político importante, tiene un gran futuro en ese mundo, es normal que lo quieran ver con su familía, con una esposa e hijos, esa es la imagen de un político confiable, al ser Elian soltero es lógico que tal vez no simpatice del todo con las familias que son más tradicionales”.
Analizo su respuesta, creo que tiene sentido lo que me ha dicho, aunque no estoy tan empapada en ese mundo de la política. Tomo mis cosas. Una vez que estoy en la puerta Idelina me alcanza corriendo, trayéndome una mochila.
“Elian me pidió que te la diera”, dice agitada.
“Casi se me olvida, por poquito te vas sin ella”.
Le doy una palmadita en el hombro, Idelina es muy graciosa.
“No te preocupes Idelina, muchas gracias por ser tan atenta conmigo”.
Le doy un beso y ella me da la bendición.
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