Amarte es mi capricho -
Capítulo 10
Capítulo 10:
Abro los ojos como platos cuando veo frente a mi un auto Prius de la Toyota, eléctrico y modelo del año. Recuerdo que era mi sueño que papá me comprara uno de estos para mi cumpleaños, pero era demasiado costoso.
Este auto era de Elian y me lo había obsequiado. En mi rostro se dibujo una sonrisa de oreja a oreja.
POV Catrina Vidal
Llego a la universidad sin ningún problema. Antes tenía mi propio auto. Así que cuando pongo el pie siento qué he vuelto a la normalidad. Es algo de lo poco que aun conservo de mi vida anterior a excepción de que conforme voy caminando hacía mi salón de clases las personas comienzan a verme de forma rara.
¿Qué les pasa? ¿Habrán visto el periódico y las noticias? Seguro que sí, comienzo a sentirme acalorada, camino más rápido hasta la clase que me toca. Después de eso, las clases transcurrieron de manera normal. Aburridas, pero normal, no dejaba de pensar en mi padre, a la vez me sorprendía fantaseando con Elian para luego sentirme avergonzada por eso.
Guardaba mis cosas en la mochila cuando mi amiga Cristall se acercó saludándome de beso.
“Cat, ¡Por Dios! ¿Dónde has estado?”, me cuestiona preocupada, me muerdo el labio, no se si decirle que me he casado con un político.
“Llame a tu casa, pero nadie contesto, supuse que por lo de tu padre, llame a el número de Carlos, pero tampoco contesto, no sabía como estabas, gracias al cielo estas bien, pero… ¿Dónde te estás quedando?”.
Suspiro.
“Me he casado”, suelto con desgana.
“¿Que?”, grita, asustada trato de callarla.
“Si, me he casado, pero no tienes que gritarlo vientos a los cuatro”, la regaño.
En eso entra su novio Alex que también es mi amigo.
“Hola preciosa”, veo como saluda a Cristal con un beso en los labios y a mi me saluda con un beso en la mejilla, le sonrío.
“A que no sabes lo que me acaba de contar Catrina?”, exclama Cristal emocionada, pongo los ojos en blanco.
“Que se ha casado, estaba a punto de preguntarle con quién”.
Alex se me queda viendo.
“Cristal y yo pensábamos ir a buscarte por toda la ciudad el día de hoy Ca, pero de eso a la desesperación de casarte con alguien por que te quedaste sin nada es otra cosa”.
Me encojo de brazos.
“Tu no sabes todo lo que pase, mi padre me abandono, Carlos termino conmigo, me quede sin nada”.
Cristal me abraza dirigiéndole una mirada fulminante a su novio.
“Cat pero tu nos tienes a nosotros, somos tus amigos, ¿Por qué no me buscaste? Sabes que salimos de viaje el fin de semana, pero llegue ayer por la noche a mi casa, me hubieras buscado”.
“Ese es el problema que en ese momento no tenía a nadie más que me pudiera auxiliar”.
“Entonces dinos, ¿Con quien te casaste?
Todo mi cuerpo se tensa, lo pienso por un momento, ellos son mis amigos y creo que si les puedo contar, me acerco a ellos, hacemos un circulo como si les fuera a contar un secreto demasiado valioso y susurro”.
“Con el senador Elian Brin”.
“¿Qué? ¿Con quién?”, pregunta Alex.
“Con el senador Elian Brin”, digo más alto.
“¡Con un senador!”, grita Cristal otra vez y tapo desesperadamente su boca con mis manos.
“Por Dios, Cristal, nadie debe saber, al menos mientras siga estudiando la universidad”.
Cristal rueda los ojos y quita mis manos de su boca.
“Cat, ¿Qué no sabes que la vida de un político es pública? Déjame que googlee de seguro ya hay fotos de ustedes dos por internet”,
¿Qué? ¿De nosotros dos? Me moriría de la pena si las hubiera. Cristal teclea en su móvil, Alex y yo miramos atentos a su pantalla.
“¡Vuala! Aquí están, aunque no son muchas son dos del día de ayer en una joyería, aunque es verdad no hay fotos de una boda”.
“¿Si te casaste o no?”.
Me abrazo a mi misma, tantas preguntas me aturden.
“Es complicado”, suelto suplicando por que Cristal ya no me cuestione.
Alex y Cristal se abrazan.
“Cat hoy es el cumpleaños de Alex Fabricio, todos los del salón estamos invitados, deberías venir para distraerte un poco de todo lo que te ha pasado, será en Rabbit, animate será divertido”.
“Tal vez su esposo no la deje”, añade Alex.
Lo aniquilo con la mirada.
No creo que a Elian le importe si salgo de fiesta un día a final de cuentas no somos un matrimonio verdadero
“Si, si iré”, digo finalmente.
“Ven, te invito a comer a mi casa Cat ahí podemos platicar cómodas, solo nosotras”.
Cristal y yo estuvimos comiendo frituras, palomitas y dulces toda la tarde. Hasta que se llegó la hora de vestirnos para la fiesta,como yo no traía vestid, así que Cristal me presto uno de los de ella a fin de cuentas éramos casi la misma talla.
Chequé mi móvil, pero no tenía ningún mensaje o llamada de Elian, seguro estaría muy ocupado para acordarse de mí.
Llegamos al Bar Rabbit, lo conocía perfectamente, Carlos y yo solíamos venir a bailar y pasarla bien seguido. Era uno de los más exclusivos de la ciudad.
Vimos al grupo de compañeros que estaban en una zona privada ya estaba aquí Alex, quien al ver a Cristal la levanto sobre el aire y dio vueltas como si fuera niña pequeña, me encantaba como llevaban ellos dos su relación de novios se notaba que se la pasaban felices siempre.
Alex fue hacía la mesa donde estaban los tragos, trajo una botella y nos dio un par de vasitos.
“Unos chupitos para las señoritas más hermosas del Rabbit”, una vez que sirvió nos lo pasamos de hilo, hasta el fondo.
Cristal y yo hicimos unas muecas divertidas mientras nos mirábamosal, final los tres terminamos riendo cuando exclamamos al mismo tiempo.
“¡Queremos más!”.
Después de un rato bailando la música electrónica, cantarle las mañanitas al festejado, brindar con un par de chupitos más, volver a bailar, reír y platicar, Cristal me pidió que la acompañara al baño.
“¡No se tarden!”, escuchamos la voz de Alex a nuestra espalda mientras caminábamos.
Cristal puso los ojos en blanco para después soltar.
“¡Hombres!”.
La fila para el baño era muy larga, una vez que logramos entrar, aproveche para hacer mis necesidades. Nos retocamos el maquillaje, vi de nuevo el móvil, pero no había nada, pareciera que a Elian le importa poco si no llegase a dormir en casa.
Decidí no sentirme mal por eso y enfocarme en disfrutar de la fiesta. Cristal y yo salimos del baño, justo cuando pasábamos por la fila de los chicos sentí como una mano me sujeto con fuerza.
“¿Asi que soy un maldito perro infeliz?, mis ojos se clavaron en los suyos, en ese momento sentí lo que erá el verdadero miedo.
Carlos estaba en el mismo bar, justo hoy tuvo que venir.
“¡No se de que me hablas, suéltame!”, le ordené zafándome de su agarre mientras Cristal y yo caminamos más rápido.
Pero en un par de segundos Carlos nos alcanzó.
Me jaló hacía el tomándome de la cintura.
“¡Suéltame!¡Te lo ordeno !”, grite furiosa, pero Carlos me estaba ignorando, sonreía de manera lobuna.
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