Amarte es mi capricho -
Capítulo 7
Capítulo 7:
Mi corazón estaba a punto de explotar, su mirada penetrante y autoritaria me excitaba, su perfume me hipnotizaba. Su sola presencia me hacia tener los pensamientos más pecaminosos que jamás había tenido con un hombre. Finalmente respondí.
“Elian Brj”.
“Mala respuesta”, saco su mano del interior de mi vestido para hacerme cosquillas, reía y reía sin parar eso era peor castigo que tocarme.
“¡Para!… ¡Para!… ¡Por favor!”, suplique entre risas, tenia miedo de hacerme pipi justo encima de él. Sería un escándalo.
“¡Cómo me llamo? Piensa bien lo que dirás por que esta es tu última oportunidad”.
Nos quedamos en silencio un par de segundos.
“Elian Brin”, cerré los ojos preparándome para un nuevo ataque. Pero en cambio el se mantuvo quieto sobre mí, abri los ojos poco a poco, él me observaba de manera inexplicable, como si estuviera admirando algo muy hermoso.
“¿Es correcto?”.
Asintió con una sonrisa enorme. Elian Brin estaba sobre mí. El ambiente entre nosotros se estaba poniendo demasiado tenso, inconscientemente nuestros labios comenzaron a buscarse, pero sólo eso, no nos besábamos.
“No haré algo que no quieras Cat, sólo dilo y me detengo”.
Pase saliva.
Deseaba a este hombre, aunque no recordaba mucho de la noche que pasamos juntos, mi cuerpo reaccionaba al instante a su cercanía. Mi cerebro pedía una cosa, pero mi corazón pedía a gritos más de él.
Entonces tomé su rostro con ambas manos y nos besamos, apasionadamente… desenfrenadamente. Jugamos salvajemente en la cama hasta que terminamos exhaustos. Mi respiración estaba agitada. Trataba de recomponerla, Elian se bajo de la cama y comenzó a vestirse rápidamente mientras lo miraba.
“Vamos retrasados Cat, vistete, que te espero en la puerta en veinte minutos”.
Asentí.
Mis pensamientos iban a que era la segunda vez que tenía relaciones con Elian, ¿Cuántas más Cat? Me reproché, pero es que él era tan atractivo que sería un pecado no probarlo.
POV Catrina Vidal
Elian condujo hasta la oficina del registro civil , fue entonces que caí en cuenta que no era una broma lo de casarnos e iba en serio.Abrió mi puerta y salí. Mi estómago comenzó a resentir los nervios que me invadieron.
“¿Qué pasa?”, pregunto Elian.
“No quiero”, dije negando con la cabeza.
Elian hizo una mueca de desesperación.
“Hace un momento dijiste que si Cat, incluso tuvimos relaciones”.
“Shhh”, lo silencie poniendo ambas manos en su boca.
“No digas eso en público”.
Elian se aliso el cabello hacía atrás con los dedos de su mano, señal de que si estaba desesperado. Eso me hizo sentir más ansiosa de lo que ya estaba.
“Está bien, ¿A dónde te llevo?”, pregunto mirando hacía la carretera.
´A dónde? No tengo lugar a donde llegar´.
“¡Espera!, lo tome de su mano fría antes de que pudiera volver al interior del auto, me miro confundido.
“Lo que pasa es que pensé que nos conoceríamos un poco más antes de ya sabes… casarnos”.
Me encogí de brazos poniendo una falsa sonrisa.
Elian me miro analizándome.
“Catrina Vidal Valdez, 22 años, casi veintitrés en dos meses, el próximo mes té gradúas de la universidad en administración de empresas, mides 1,64 centímetros, pesas cincuenta y siete kilos, tu talla de vestido es chica, tu copa de brasier es”.
“¡Para!… ¡Para!… ya entendí”.
¿De dónde demonios saco toda esa información? Claro, se me olvidaba que era senador.
“Pero yo a ti no te conozco”.
Elian puso su brazo en el auto y se recargo a un lado mío.
“Pregunta lo que quieras”.
Exhale.
“¿Cómo es que antes en el hotel, la nota decía que eras doctor, luego dijiste que compraste Nubak, luego… dices que eres senador? ¿Podrías enseñarme una identificación para saber que no me estas tomando el pelo?”.
Elian sonríe. Saca de su billetera una credencial que leo y releo, si dice que se llama Elian Brin Ballmer, pa nombrecito.
“Soy médico de profesión, soy dueño de dos hospitales de especialidad, me gusta comprar empresas del ramo farmacéutico o que tengan que ver con medicina, soy senador desde hace dos años que mi abuelo insistió en que me postulará”.
“Y quedaste”, añado.
“Y quede”, dice con sarcasmo, tomando la credencial de mis manos para regresarla a su cartera.
“¿Hay algo más que desees saber?”.
Me muerdo el labio. Pienso, pienso y pienso… pero no se me ocurre que otra cosa.
“Dijiste que no mie tocarías sin preguntarle. mi permiso”.
“¿Recuerdas?”, lo fulmino con la mirada.
“No dijiste cuanto tiempo duraría ese acuerdo, si fueras abogada ya hubieras perdido ese caso”, se burla.
“Entonces no me tocarás sin mi permiso, fecha de caducidad, nunca, ¿Está bien?”.
Acerco mi rostro al de él, pero luego me doy cuenta de que es mala idea, es muy peligroso ya que puedo caer fácilmente en sus encantodes nuevo.
“Esta bien, ¿Algo más?”.
“Si, una última cosa”, digo con firmeza.
Elian alza la ceja.
“No quiero otras mujeres en casa, no amoríos, no infidelidades, ¿Estás de acuerdo?”.
“Claro”, suelta una risita.
Frunzo las cejas haciendo un puchero.
“¿Qué es lo gracioso?”.
“Ahora pareciera que no te quisieras casar conmigo Cat, pero te puedo apostar que terminaré conquistándote y me amarás tanto que serás tu quien no me dejará ir de tu vida”.
“Sigue soñando Elian Brown”.
“Brin”, alza los ojos, luego entrelaza su mano a la mía.
“Vamos”.
Esta no era la boda que yo esperaba, pero al menos había logrado llegar a un acuerdo con Elian. Todo paso en unos minutos. Él firmo, yo firme. Los testigos, personas que trabajaban en la oficina del registro civil fungieron como tales, firmaron. Salimos del recinto como recién casados.
“Pensé que se sentiría más bonito el estar casada”, solté con nostalgia.
Elian me miro, se paro frente a mí y tomo mi mano.
La observó con detalle para luego decir.
“Se como añadir algo de emoción a nuestro matrimonio. Que se le abra ocurrido ahora, Elian condujo hasta un centro comercial. Entramos a una joyería y le dijo a una vendedora.
“Quiero ver los anillos de bodas más costosos que tengan”, me quede atónita.
“Enseguida señor”, dijo la encargada, no tardo ni un minuto cuando trajo tres pares de anillos de bodas.
“Estos anillos son los más exclusivos que tenemos”.
“¿Cuál te gusta Catrina?”, me pregunto Elian con seriedad.
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