Amarte es mi capricho -
Capítulo 64
Capítulo 64:
Cuando salí del trabajo por la tarde en lo único que podía pensar era en la idea de llegar a casa a darme un baño con agua fría, meterme en la cama y dormir hasta mañana, ya había tenido suficiente de las noticias de políticos, pero mi plan se fue esfumo cuando vi un Cadillac One negro frente al edificio de la agencia donde trabajaba. Me quede viendo el auto pasmada.
Enseguida una de las puertas del auto se abrió saliendo de él Danilo Ferrer.
Sonriente como siempre, con esa mirada aguda que me hipnotizaba.
“Hola Catrina, hoy por la mañana dijiste que me aceptarías una invitación a cenar”.
Abrí más los ojos.
“Dije que algún día”, sonreí nerviosa, este hombre se lo había tomado en serio.
“Mejor pronto que nunca, ¿No crees?”.
Titubee un poco, podía aceptar su invitación, no tenía nada de malo era una mujer libre y además dijo que no buscaba algo más, sólo platicar, aunque no sabía de qué podía platicar. con un hombre tan enigmático como él.
“Está bien”.
Me ofreció su mano como un caballero para entrar al auto. Había olvidado lo incomodo que era sentarse en ese auto, ya que los asientos rechinaban como si fueran nuevos. El señor Danilo rodeo el auto y se sentó al lado mío. Inhale profundo mirando por la ventana mientras éste arrancaba.
Pasaron varios minutos y ambos estuvimos en silencio, era un silencio incómodo de esos en lo que piensas decir algo para hacer platica, pero terminas arrepintiéndote. Este señor y yo no teníamos nada de química, ni como conocidos ni como amigos, era muy callado a pesar de ser muy apuesto. De vez en cuando me detenía a observarlo.
Llegamos a un restaurante, uno de los mas lujosos de la Capital. Claro que si, si él era un gobernador rico y poderoso.
Un mesero nos atendió de inmediato acompañándonos hasta la zona vip del restaurante que consistía en una pared que hacía de acuario, pero al detenerme a observar era algo así como un holograma, se veía muy real y era impresionante, el espacio era muy íntimo, todo decorado en un estilo clásico con una pequeña vista a la parte montañosa de la ciudad que se veía a lo lejos a través del enorme ventanal.
Había solo cuatro mesas de las cuales solo una estaba ocupada. A nosotros nos toco una cerca de la ventana.
Una vez en nuestros lugares Danilo pidió un vino espumoso con una tabla de bocadillos gourmet.
Seguíamos sin decir nada solo nos veíamos hasta que el comenzó a reír a carcajadas.
“¿Te doy miedo?”, soltó riendo.
Abri los ojos extrañada.
“No, para nada”.
Negué con la cabeza avergonzada.
“Entonces, ¿Por qué no dices algo? Estoy muy aburrido”.
Frunci el ceño.
“Emm… bueno yo no esperaba verlo hoy, bueno me tomo por sorpresa, siento mucho que este aburrido”.
Sonríe coqueto.
“En primer lugar, quiero que sepas que como te dije no busco algo más sólo platicar, cuando te conocí parecías una chica rebelde y animada, no sé si sea yo, pero pareces un gatito asustado, en segundo lugar, no me llames usted, llámame, Danilo”.
“Mmm… esta bien”, suspiré.
“Tal vez sea lo de mi divorcio, el proceso a sido difícil”, suelto.
“Te entiendo, también he tenido varias rupturas, pero me atrevo a decirte que de un mal de amor uno siempre se recupera”.
Luego recuerdo.
“¿No estás casado verdad?”.
“No, soy divorciado también”, me sorprende su respuesta, no imaginaba que siendo un hombre así estuviera divorciado.
“¿Puedo preguntar el fracaso de su matrimonio?”, pregunte ahora con mucha intriga.
“Sólo si me platicas también el tuyo”, nos miramos sonriendo.
En ese momento alzo su copa y brindamos. Al parecer Danilo Ferrer era un hombre intrigante, que al igual que yo había pasado por el mismo proceso de divorcio.
Danilo y yo comenzamos a platicar, tanto que ni si quiera me di cuenta del paso del tiempo ni que después de unos minutos me había proyectado tanta confianza como para platicarle toda mi vida, desde la muerte de mamá, como conocí a Elian, y la muerte de papá aunque decidí omitir lo de mi bebé por que aún no me sentía preparada para expresar el dolor que sentí cuando lo perdí.
Luego después de derramar unas cuantas lagrimas mientras se lo contaba. El me tomo de la mano y me dijo que la vida seguía, que aunque no pudiera ver a mis padres ellos seguro me estaban cuidándome. Luego fue su turno para platicar su historia. Me sorprendió mucho conocerlo a fondo, él también había sufrido pero de otra manera. Quedo huérfano a los seis años. Una de sus tías lo adopto, pero como ella nunca se casó no tenía más parientes, su tía había fallecido hace algunos años.
También me confeso que la ruptura con su antigua esposa fue derivado a que descubrieron que no podían tener familia, él estaba imposibilitado para procrear, lo cuál lo convertía en un hombre solitario, desde ahí no tuvo otra pareja.
Javier era un primo lejano, se llevaban bien y lo frecuentaba mucho por que se estimaban mutuamente. Era la única familia que tenía por eso es que lo visitaba seguido. Ahora entendía todo, el solo era un hombre solitario que anhelaba un poco de compañía, ambos estábamos solos en este mundo y poco a poco fui sintiendo una especie de empatía por él.
POV Catrina Vidal
Danilo y yo estuvimos platicando durante un buen rato mientras bebíamos vino. Después de la cena le pedí que nos retiraramoa, al día siguiente tenía que trabajar así que no me convenía dormir
tarde. Danilo me ayudo a levantarme dándome la mano. Dijo algo que me hizo sonreír, él en verdad tenía un humor entre agradable y ácido. No se detenía a decir lo que pensaba, lo que me gustaba de él es que sentía que cuando le platicaba sobre mi pasado, no me juzgaba.
Caminamos apenas unos pasos, su mano estaba en mi espalda de manera ligera, pero no me estaba abrazando. Cuando me detuve en seco. No era posible. Elian y Angelica estaban entrando al mismo restaurante. Mire a Danilo con terror.
“¡No quiero que me vea!”, dije asustada pidiéndole con la mirada que saliéramos por otro lado, mire alrededor, pero al parecer la única salida de la zona vip del restaurante era justo por donde ellos venían entrando.
“Tranquila, estoy contigo “, lo mire, su expresión calmada me daba un poco de serenidad, pero aun así sentía muchos nervios. Elian y Angelica estaban comprometidos y yo era la ex esposa de él. ¿Por qué tenía tan mala suerte?
Respire profundo tratando de calmarme, debía parecer que no me importaba verlos juntos. No podía permitir que se dieran cuenta de que me dolía ver que Angelica logró atraparlo, no podía.
Caminamos una vez más, cuando nuestras miradas se cruzaron. Angelica fue la primera en percatarse de mi presencia ya que Elian traía su móvil en el oído mientras hablaba por teléfono. Ella sonrío malévola abrazándolo mientras que él paso su mano por la cintura.
¡Maldita! Sentí como inmediatamente los celos comenzaron a apoderarse de mí. Después Elian colgó la llamada, la mirada de él fue ha dar hasta la mía. Ladeo un poco la cabeza, mirándome de arriba abajo.
“¡Gobernador Ferrer que gusto verlo!”.
Angelica se acercó saludando a Danilo con un beso en la mejilla mientras él la saludaba. Elian no dejaba de mirarme. Sentía en mis pies una especie de hormigueo incontrolable, necesitaba salir de este lugar ¡Ya!
“Señorita Salinas… Señor Brin”, saludo Danilo.
Elian lo saludo de mano. Ambos, ninguno se tomo la molestia de saludarme lo que Danilo noto.
“Me encantaría presentarles a mi acompañante, la Señorita Vidal, pero creo que ya se conocen”.
Miré a Danilo sorprendida por la naturalidad en la que decía las cosas.
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