Amarte es mi capricho -
Capítulo 59
Capítulo 59:
“¿Cómo esta?”, le pregunto apenas nos sentamos.
“Esta bien, no hay huesos rotos solo moretones bastante grandes, pero con medicamento el dolor cesara en unos días, no para de decir que Cat la empujo, creo que se pegó la cabeza demasiado fuerte”.
“De hecho, las vi, estaba en el despacho acababa de entrar cuando escuche sus voces peleando, justo cuando llegue al salón vi como Angelica rodo de las escaleras, creo que Cat la empujo”, suspiro.
“No se si lo haya hecho a propósito, no lo sé, antes de eso discutimos, Catrina odia a Angelica y a su familia por lo que le paso a su padre”.
“Yo también los odiaría si tuvieran que ver con la muerte de un familiar”, dice jugando con una pluma entre sus dedos.
“Angelica no tiene nada que ver en los negocios de su padre, ni si quiera fue sospechosa”.
“¿Y ahora que pasará con Cat?”.
“No lo sé, hablaré con Angelica, si los medios llegan a enterarse del escandalo terminaré de hundir mi carrera”.
Mi hermana entrecierra los ojos.
“Es eso, o es que te preocupa que Angelica en venganza denuncie a Cat”.
Chasqueo la lengua.
“Tampoco deseo responder, esa pregunta”.
Me pongo de pie. Mi hermana sonríe ya que me conoce bien.
“Iré a ver a Angelica”.
“Esta bien”, me acompaña hasta la salida del consultorio.
Cuando entro al consultório veo a Angelica, sedada, cuando me mira se le ilumina el rostro y me da algo de pena verla en ese estado.
“¿Cómo te sientes?”, le pregunto caminando hasta posicionarme al lado de la cama.
“Me duele todo el cuerpo”, se queja haciendo una mueca.
“Tienes que hacer que Catrina pagué Elian, ella es una mujer malvada”.
Respiro profundo. Se a dónde va la conversación.
“Quiero pedirte que no le digas a nadie que fue ella quien te empujo”, abre los ojos sorprendida al mismo tiempo se vuelven rojos de la ira.
“Tú mejor que nadie sabe que en este momento no nos conviene un escándalo ya que han destituido a tu padre de su puesto, tú aun eres mi asesora de campaña, tenemos que hacer lo que sea posible para salir adelante, juntos”.
Tomo su mano, ella sonríe levemente.
“Lo haré, pero por favor permite que me recuperé en tu casa, me he quedado sola y no tengo a nadie más, mí casa esta muy vacía y Camila me ha dicho que ella estará cuidándome si tú me aceptas”.
La miro, no era precisamente lo que tenía en mente, pero que otra alternativa me queda ha aceptado no denunciar a Catrina.
“Esta bien, puedes quedarte en casa el tiempo que desees, por Catrina no te preocupes me hare cargo de ella”.
Cuando llego a casa le pregunto a Idelina sobre donde esta mi esposa. Me dice que en su habitación que no se ha movido de ahí desde que nos fuimos. Subo las escaleras con prisa. Cuando entro ella esta sentada pensativa. Dirige su vista a la mía. Se pone de pie.
“Estarás contenta, al fin te has vengado de Angelica”, suelto en voz seca, pero luego una especie de arrepentimiento me embarga, estoy enojado por que ella es una mujer muy impulsiva, siempre que le pido algo nunca lo hace y eso me exaspera que sea rebelde.
“Yo no lo he hecho, tienes que creerme, ella se dejo caer sola”, dice casi en suplica.
No quiero caer en la tentación de sus palabras, este no es el momento.
“Angelica ha decidido no denunciarte”.
Cat abre los ojos como platos.
“Puedes estar tranquila, al parecer ella no es tan malvada como crees.
“Ella insinúo que tuvo que ver con la muerte de nuestro bebé”, dice, de pronto los recuerdos llegan a mi mente, la sensación de esa ilusión que yo tenía de ser padre, el rencor y el coraje regresan.
“¿Que no te cansas? Deja de culpar a Angelica, ella no ha hecho más que ayudarme, en cambio tú”.
“¿En cambio yo que?”, gruñe. Sus ojos se humedecen y a mi me parte el corazón verla llorar.
“Siempre me causas problemas”.
Alza su barbilla de manera retadora.
“No te preocupes, que ya no tendrás que lidiar conmigo jamás, me voy de la casa Elian, esta más que claro a quien prefieres en tu vida”.
La angustia me invade, ella no puede dejarme. De manera inesperada la tomo entre mis brazos y la beso desesperado. Cuando me aparto tomo su barbilla con una de mis manos mientras miro como me ve con enojo.
“Tú no te irás a ninguna parte”, sentenció sin dejar que se aparte de mí.
Forcejea hasta que la suelto.
“¡Suéltame! Me iré, ni tu ni nadie me lo puede impedir, me divorciaré de ti y desapareceré de tu vida para siempre Elian”, su voz se quiebra, comienza a llorar, aunque me parte el corazón no se como reaccionar, sólo tengo fijo en la cabeza que me quiere dejar.
Aprieto los puños con fuerza, no la dejare ir.
“Intenta divorciarte de mí a ver si puedes”, la amenazo y en un movimiento desesperado salgo de la habitación cerrando la puerta con llave por fuera mientras escucho como la golpea del otro lado mientras me grita que la deje salir.
Reposo mi frente sobre la fría madera sintiéndome el peor de los hombres. Estoy seguro de que sólo necesito algo de tiempo para arreglar las cosas, pero Catrina me pone de nervios. Me giro para encontrarme con la mirada de mi Nana Idelina.
“Elian”, dice en un tono de decepción.
“No me mires así!”, le digo ya que yo mismo se que lo que estoy haciendo no esta bien, dejo caer la llave en su mano.
“No la dejes salir hasta que yo vuelva, ¿Entendiste?”.
Mi nana asiente, aunque se que no esta de acuerdo con eso, confio en que me obedecerá.
Bajo las escaleras limpiando una pequeña lagrima que sale del rabillo de mi ojo.
POV Catrina Vidal
Estaba en el fondo, tanto sufrimiento no podía ser verdad. Golpeaba y gritaba con todas mis fuerzas para que Elian me dejará salir, pero ya había pasado más de una hora que se había ido y no escuchaba más ruidos en el exterior de mi habitación.
Me sentía la mujer más desdichada del mundo. Lo único que deseaba era recuperar mi libertad, irme de aquí cuanto antes. Elian no era el hombre del que me enamoré. Cambió y mucho de ese cambio fue debido a todas las artimañas de Angelica quien lo había puesto en mi contra. Como pudimos ser tan tontos al confiar en ella. Me arrepiento tanto de haberla dejado entrar a esta casa.
“¡Maldita!”, gruñí dejando caer ambos puños en la puerta. Haciendo una mueca de dolor.
“Ya niña por favor te lo suplico, no des más golpes a la puerta sólo te lastimarás”, escuché la voz de Idelina del otro lado en seguida dejé de dar golpes.
“Idelina por favor, te lo suplico déjame salir”, le suplico, le imploro con desesperación, ella es mi única esperanza.
“Lo siento mi niña, pero es que no puedo”.
Choco mi frente con la puerta, por mucho que le agradé a Idelina debí suponer que su lealtad es con mi marido. ¡Demonios necesito salir de aquí mientras él no este!
Camino en círculos pensando en alguna idea desesperada, no se por que camino hasta la ventana y miro hacía abajo, ni loca me tiraría desde esta altura. Me mataría seguro, en estos momentos no quiero morir, quiero vengarme de Angelica por haber destruido toda mi vida.
Muerdo mi labio dubitativa, pienso en algo que tal vez me pueda ayudar; pero:rendría que abusar del cariño que Idelina siente por mí y no me gustaría tener que jugar con sus sentimientos por que yo he aprendido a quererta como si fuera una especie de madre ya que es la única persona en esta casa que se ha preocupado por mí desde que llegué a vivir aquí.
Tomo una bocanada de aire preparándome para hacer mi actuación estelar.
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