Amarte es mi capricho
Capítulo 57

Capítulo 57:

“Venga conmigo, yo la llevaré hasta su casa, a mi lado no se atreverán a acercarse por que siempre llevo una escolta de seguridad conmigo”, al finalizar su ofrecimiento sonríe de manera galante.

Javier carraspea.

“Ve con Danilo, Cat, es verdad tiene a su escolta, mientras te lleva iré directo a la delegación a interponer la denuncia, debemos actuar cuanto antes para que el maldito de Carlos no ande suelto por las calles, es un peligro para ti”.

“Esta bien”, digo mientras camino hacía la puerta, acerco mi manoa la perilla con la intención de girarla, pero choca por un segundo con la mano del señor Ferrer,  instintivamente la aparto.

“Lo siento”, le digo mirándolo a los ojos.

“Esta bien”, sonríe ligeramente. Abre la puerta y salimos.

El auto del señor Ferrer es un Cadillac One blindado. Los asientos de cuero con olor a nuevo. Apenas me muevo un poco y siento que rechinan. El silencio que se forma entre el señor Ferrer y yo hace que se me hormiguele cuerpo. Volteo de reojo para verlo, mira hacia la ventana como observando el paisaje. Nota que lo estoy mirando y arquea la ceja.

“Con que problemas maritales, ehh… ¿Cuánto llevas de casada con Brin?”, pregunta de repente.

“Emm”, sonrío apenada.

“Cinco meses”.

Contiene una risita burlesca.

“Quiero golpear a este hombre”.

“Que poco les duro el amor”, dice conteniendo su risa.

“Estoy segura de que Elian y yo nos amamos, acabamos de pasar por una situación difícil y el estrés del trabajo lo tienen a tope”, trato de excusarme, sin embargo, poco a poco bajo el volumen de mi voz ya que ni yo me creo eso de que el estrés sea lo que nos haya alejado.

De pronto asiente.

“Esas cosas pasan”.

Miro hacía la ventana deseando llegar pronto a casa. Este hombre me tensa.

Cuando llegamosa la residencia de los Brin. Salgo disparada del auto no sin antes agradecerle rápidamente por haberme traído.

“Gracias por traerme señor Ferrer, adiós”.

Cierro la puerta del auto a mi espalda. Apenas doy dos paso escucho como se cierra otra puerta al mismo tiempo que escucho mi nombre.

“¡Catrina!”, cierro los ojos haciendo una mueca.

Me giro y el Señor Ferrer esta frente a mí. Me entrega un pedazo de papel.

“Sólo hay una persona que puede hacerle gobernador”, sonríe coqueto al momento en que se dibuja en mi frente un signo de interrogación imaginario.

“Otro gobernador, si necesitas ayuda llámame”, me guiña el ojo sonriente, mostrando su perfécta dentadura.

Me quedo pasmada, al escuchar a mi espalda esa otra voz que me estremece de arriba abajo.

“¿Qué haces en mi casa Ferrer y con mi esposa?”, Elian gruñe, por el tono de su voz puedo notar que ambos no se llevan bien pues pareciera que de sus ojos salen chispas.

POV Catrina Vidal

La tranquilidad en el rostro de Danilo Ferrer daba a entender que la mirada furiosa de mi marido no le producía ni una pizca de temor.

“No comprendo cómo es que dejas que tu esposa ande a tan altas horas de la noche sola, si yo tuviera una esposa tan gentil como ella, ya estuviera vuelto loco buscándola”.

Observe la expresión de Elian, pareciera que quisiera asesinarlo con la mirada. Pensé que ese comentario fue una cachetada con guante blanco de parte del Señor Ferrer.

“Ese no es asunto tuyo, gracias por haberla traído ya te puedes ir”.

“Hasta luego Señora Brin”, me dirigió una leve sonrisa.

Vimos como el presidente de Monte Verde subió a su coche desapareciendo por el sendero que daba al portón de la residencia.

“¿Quieres decirme que fue todo eso? ¿Desde cuando conoces a Danilo Ferrer y que estabas haciendo con él?”, me cuestiona con cara de pocos amigos.

“Si me dejas explicarte con gusto lo hare”,  giro la perilla de la puerta y entro, él lo hace detrás de mí, me doy media vuelta quedando frente a él.

“Le acabo de entregar a Javier las pruebas para encarcelar a Carlos Navarrete, descubrimos que tenía o tiene negocios sucios con el Gobernador Salinas.

Me sorprende que mis palabras no tengan efecto alguno en su rostro puesto que se queda en silencio.

“¿Tú lo sabías?”.

Se pone las manos en la cintura.

“Lo sospechaba, ho es tan difícil poder suponerlo”.

Lo miro incrédula.

“Entonces, ¿Por qué ho hiciste nada?”, comienzo a sentir una rabja que me recorre las venas.

“Por que queria protegerte, pero supongo que tu no lo entiendes por que nunca te diste por vencida, no quería que terminaras como tu padre por meterte en asuntos que están fuera de nuestro control”.

Entrecierro las cejas tratando de entender sus razones, pero no puedo.

“Por eso esta vez no te pediré ayuda Elian, se que aunque lo haga no me la darás por que en esta ocasión esta en juego la carrera política de tu ex suegro y tal vez hasta la tuya, pero no me detendré, no tengo nada que perder”.

Los siguientes días fueron muy difíciles. Detuvieron a Carlos, fue el primero al que procesaron con prisión preventiva. Al principio se negaba a hablar, hasta que poco a poco fue cediendo, comenzó a confesar los planes del gobernador.

Todo fue un escándalo, era la noticia del momento. Toda la popularidad del gobernador había caído hasta lo más bajo del suelo. Fui la primera persona a la que mandaron llamar a declarar. Después para mi sorpresa a Elian también. Él dijo que era por que había adquirido Nubak después de todo el secedido con mi padre.

Pero él siempre estuvo firme en que no tenía nada que ver con los negocios de Everardo Salinas, yo me sentía ansiosa, rezaba por que Elian en verdad no tuviera nada que ver, pero las cosas se estaban poniendo muy feas, Javier me advirtió que en caso de que Elian apoyará a Everardo tendría que enfrentarme a mi marido.

También enviaron a declarar a Angelica, por redes sociales vi que la entrevistaron varias veces y lloraba desconsolada por que decía que era una difamación lo que estaba sucediendo con su padre.

Una tarde Elian entro como alma que lleva el diablo. Estaba en mi habitación, cuando vi que entro frotándose la frente, estaba algo agitado me veía firmemente.

“Han declarado a Everardo culpable”,  confiesa. Mi mirada se ilumino al escucharlo.

“Pasará veinte años en prisión por el delito de lavado de dinero”.

Se recargó en la mesita donde solía maquillarme, cruzándose de brazos mientras me miraba como si me estuviera reprendiendo.

“No es algo que te de gusto, ¿Verdad?”, pregunto de manera inquirente.

“Tu padre ahora es oficialmente inocente, sin embargo, a los ojos de los ciudadanos todo lo que tuvo o tenga que ver con Everardo Salinas ahora es políticamente incorrecto, te pedí que fueras discreta y no me hiciste caso, tu abogado se la paso presionando de manera pública haciendo declaraciones sin sentido en las cuales a veces hasta mi nombre quedo embarrado en el delito ¡Yo no tengo nada que ver con eso! ¡Lo entiendes, jamás me he metido en negocios sucios por poder!”.

De pronto Elian comenzó a asustarme, estaba furioso, gritaba lo mire pasmada, aterrada.

“¿Sabes por qué?”.

Negué, no sabía por que de pronto sus ojos se volvieron enrojecidos.

“Por que mi abuelo cuando joven fue uno de los políticos más poderosos, él si estaba enredado en negocios ilegales, pero todo poder y riquezas a veces tiene un precio demasiado caro, a consecuencia de eso asesinaron al único hermano de mi padre”.

Abro los ojos como plato al observar el dolor que se refleja en su cara, el sufrimiento en cada una de sus palabras.

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