Amarte es mi capricho -
Capítulo 56
Capítulo 56:
Con su pierna apoyada en la parte interna de mi rodilla intento separarlas. Mis ojos se abrieron por completo en alerta. Comencé a observar a mi alrededor como loca, algo que me pudiera ayudar a escapar, no quería ser violada por este maldito.
En la mesa de centro había unos objetos de cristal decorativo, era un cristal macizo. Eso tal vez me podría ayudar a atacarlo. Mientras el ponía toda su atención en aflojarse el pantalón. Estire mi brazo lo más que pude y en cuestión de segundos sujete una especie de cenicero, era pesado, los sujete con firmeza y se lo dejé caer en la cabeza con todas mis fuerzas.
El cenicero se partió en dos pedazos. Al instante Carlos cayó sobre mi cuerpo. Lo empujé asqueada y con los ojos humedecidos por lo que estuvo a punto de hacer conmigo. Lo pateé en las piernas para verificar que estuviera inconsciente. El golpe no lo lastimo demasiado para matarlo, pero si estaba desmayado y sangrando.
Decidí jugármela una vez más, corrí hasta su habitación, sólo una vez hace mucho tiempo había entrado ahí, si había algún documento o prueba, ahí era. Comencé a hurgar en todos sus cajones, como vil loca.
Encontraba papeles, pero nada qué me ayudará a probar la inocencia de mí padre, hasta que me detuve exhausta pensando donde él podía esconder documentos si ya había buscado alguna caja fuerte y no la había encontrado. Una idea loca apareció en mi cabeza. ´El colchón´ la mayoría de la gente esconde cosas debajo del colchón.
Lo levanté, era enorme y pesado, pero pude moverlo y ahí el tesoro que tanto estaba buscando. Una carpeta de plástico con documentos en su interior. La tomé, chequé rápidamente eran facturas con fechas pasadas de Nubak, eran promesas de compras donde el nombre del padre de Angelica figuraba.
Esto era lo que necesitaba. Dejé de nuevo los documentos en la carpeta y corrí tan rápido como pude hacía la puerta, antes de eso vi como quejaba del dolor.
No lo pensé dos veces y salí del departamento hacía el ascensor. Tomé mi móvil. Sabía que Javier vivía en este mismo edificio, pero no recordaba que número de número de departamento era. Saqué mi móvil le llamé y una vez que me dijo su número presioné el botón que me llevaba hasta su departamento.
Él me podría refugiar. Ya que ahora Carlos buscaría la revancha.
POV Catrina Vidal
Corría lo más rápido que podía por el largo pasillo de puertas buscando el número del departamento de Javier, ¿Qué número dijo que era?
¡Maldita sea! ¡De lo nerviosa que estoy se me ha olvidado! Bien Cat, por este tipo de cosas es por lo que nunca me sale bien algo. Me detuve de golpe en medio del pasillo. Una puerta, a dos puertas de donde estaba se abrió y mi rostro se ilumino al instante. Corrí hasta ahí en un abrir y cerrar de ojos.
Estaba temblando de terror, Javier era mi amigo y en este momento necesitaba un abrazo de quien fuera. Me aferré a su cuerpo hundiendo mi rostro lloroso en su pecho sin importar que mis lagrimas pudieran estropear su ropa. Luego se la pagaría.
“A mi también me da gusto verla Señora Brin”, mi cuerpo sé paralizo todito al escuchar esa voz seductora y dominante. Había solo una voz que me estremecía por completo que era la de Elian, pero esta voz también me sorprendía, alce la vista para ver a aquel imponente… el Presidente de Monte Verde y futuro gobernador del Estado Florencia.
Me aparté de inmediato, centrando mi mirada en la suya que parecía divertirse con mi expresión de tremenda verguenza.
“Ah… ah… ah… lo siento, no sabía que estaba aquí, ¿Qué hace aquí?”.
Primero me trabé como vil tartamuda, para luego comenzar a hablar más rápido que turbo. Ver a este hombre me había dejado en shock. El Presidente Ferrer sonreía divertido. Voltee a todos lados buscando la presencia de Javier, ¿Dónde estaba cuando se le necesitaba?
“Javier es mi primo”, sentenció.
“Solemos visitarnos seguido”.
Asentí lentamente, aunque mis pensamientos divagaban en otros asuntos.
“¡Cat!”, veo a Javier aparecer con un vaso de agua. Lo deja sobre lá mesita de centro de la estancia y me abraza. Lo abrazo con fuerza y el sentimiento me gana.
“¿Qué paso? ¿Por qué estas así? Me estás asustando”.
No dejo de llorar mientras los dos hombres me observan. Javier me ayuda a sentarme en uno de los sillones de su sala, el se sienta a lado mío y el presidente en el sillón de que se encuentra al lado. Me fijamente como si me examinara, su mirada me incomodaba, no me gustaba que me vieran llorar, mucho menos este hombre.
“Revisa estos documentos Javier, estaban en el departamento de Carlos Navarrete”, sus ojos se abren de incredulidad.
“¿Estuviste en el departamento de Carlos Navarrete? ¡Catrina por Dios, te expusiste a un grave peligro!”.
Javier se ve muy preocupado, decido omitir lo del intento de violación, muerdo mi labio, pero al final de cuentas comienzo a contarles como fue que llegué a entrar al departamento de mi loco y perverso ex. Los dos hombres escuchan con atención todo lo que les digo, mientras Javier analiza los documentos con detenimiento.
“Aquí hay evidencia no sólo para inculpar a Carlos Navarrete si no también al mismo Gobernador Everardo Salinas”.
Por un momento siento como si mi alma al fin pudiera estar tranquila, al fin tengo las pruebas suficientes para meterlo en la cárcel.
“Según lo que veo se estaba lavando dinero con los medicamentos, el gobernador los compraba a costos demasiado altos mientras que Carlos mandaba la orden, pero luego regresaba el dinero a una cuenta personal a nombre de él, cuando hable con tu padre me dijo que Carlos tenia la facultad de firmar este tipo de ordenes ya que su puesto le daba ese poder y tu padre confiaba en él, fue su peor error por que cuando llego el momento de revisar las facturas Carlos estuvo alargando casi un mes la entrega de los reportes fue cuando tu padre se entero de lo que tramaba él y el gobernador”.
“No puedo creerlo”, me lleve las manos a la boca sorprendida de todo lo que las personas pueden llegar a hacer por dinero.
“Podrán procesar a ese tal Carlos Navarrete, pero dudo mucho que puedas hacer algo en contra del Gobernador Salinas, el es un personaje muy influyente en el mundo de la política, a menos que tengas un equipo titánico de abogados y seas igual de influyente que él para poder luchara la par, estoy seguro de que Brin te podrá ayudar Catrina”.
Miro en silencio al señor Ferrer, no se si debería comentar en estos momentos sobre la crisis matrimonial sobre la que estoy pasando.
“Elian no me ayudará”, sentencio.
Miro a Javier quien me dirige una mirada de compasión y me abraza por los hombros frotándome con suavidad la espalda. El entiende lo que pasa.
“Yo te ayudaré”, dice Javier.
“Haré todo lo que este en mis manos para hacer justicia, Cat, de eso no lo dudes sabes que siempre te apoyaré”.
“Es tu marido, debería ayudarte”, interrumpe a Javier. Como si no se lo creyera.
Juego con los dedos de mis manos mientras pienso como decirlo.
“Es que”, miró a Javier con una mueca de ayuda, el me incita a que le explique a su primo. Inhalo una bocanada de aire antes de hablar.
“Tengo problemas maritales, es que mi esposo y yo no nos llevamos muy bien en este momento”.
“Que mal”, suelta sin emoción, manera irónica, con sarcasmo.
Frunzo el ceño, este señor me desespera, a veces pareciera muy atento otras pareciera que no le importa lo que digo.
“No importa si Elian no te ayuda, yo te apoyaré en todo hasta el final Catrina”, dice Javier y le dedico una sonrisa de agradecimiento. Él es tan buena persona, lastima que no pueda sentir lo mismo que él siente por mí.
“Gracias Javier, en verdad, te agradezco todo lo que haces por mí”, miró la pantalla del móvil, no tengo ni un mensaje, ni una llamada.
“Debería irme creo que ya es algo tarde”.
Me pongo de pie.
“¡No puedes regresar tu sola! ¡Es muy peligroso Cat!”, exclama Javier preocupado poniéndose de pie casi al mismo tiempo que yo.
El Señor Ferrer se levanta también.
“Ninguno de los dos déberia salir de este departamento, es muy peligroso, Javier ni si quiera tienes idea de como defenderte ante un golpe, ¿Crees que vas a defender a la Señora Brin?”, ambos lo miramos.
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