Amarte es mi capricho -
Capítulo 53
Capítulo 53:
Me apresuré a bajar las escaleras. Era otro día y muchas cosas se hacen y se dicen al calor del momento no sabía si la noche de ayer significo algo para nosotros. Esperaba que sí. Pero mis esperanzas se esfumaron cuando Angelica apareció en el recibidor de la casa.
“Elian, buenos días guapo, ¿Estás listo para la reunión de hoy?”, exclamo con un tono de alegría, como si ignorara que también estabean el mismo lugar. Puse los ojos en blanco.
“Buen días, vamos”.
Me gire fulminando a Angelica y dirigiéndome a Elian.
“¿No vas a desayunar?”, mi voz salió autoritaria.
Elian clavo su mirada en mí.
Angelica se pegó a su brazo diciendo.
“Elian, cariño se nos hará tarde para la reunión”.
Estaba a punto de explotar del coraje al ver la manera tan descarada en la que le decía ´guapo´, ´cariño´. Pero todo se vino a bajo cuando él dijo.
“Adelántate, me quedaré a desayunar”, no puedo explicar la sensación de emoción en mi cuerpo al sentir que le ganaba en algo a Angelica.
Todo su rostro se desfiguro y su sonrisa falsa desapareció.
“Pero… llegaremos tarde”, soltó con voz chillona. Entrecerré la vista, era una manipuladora odiosa.
“Aún queda tiempo, organiza todo mientras llego”.
A Angelica no le quedo más remedio que hacer lo que Elian le estaba pidiendo.
“Esta bien, nos vemos allá, no te demores”.
Su voz era dulce, falsa, pero su mirada denotaba todo el odio que sentía hacia mí. Nos sentamos en el comedor en silencio mientras Idelina y las chicas nos servían la comida.
“¿Mi madre ya bajo?”, pregunto él. Aún no me dirigía la palabra, estaba ansiosa por que lo hiciera.
“Si joven salió múy temprano”.
Él asintió.
“¿Le sirvo fruta? pregunto la empleada. Negó.
“Hoy sólo tomaré café, gracias”.
“¿Fruta señora?”.
“Si por favor”, me entregó un plato.
“Gracias”.
Elian tomaba de su café de manera tranquila y pausada. Mirando fijamente al frente. ¿Me estaba ignorando?
“Elian, ¿Puedo regresar a trabajar a la empresa?”, solté la pregunta de pronto obligando a que me viera.
“Si estás en condiciones, puedes hacerlo”.
“Gracias”.
En mi rostro se dibujo una sonrisa. Había muchas razones por las que quería regresar, para pasar tiempo con él, para ver a Cristal y sobre todo por que a veces sentía que me asfixiaba en la soledad de la casa.
Se puso de pie. Se acomodó el saco.
“Le diré a Gómez que te lleve, yo me iré en el auto”.
Asentí.
Vi como camino hasta la puerta de la casa. Cuando se fue. Vi como Idelina sonreía.
“Dime que ya se reconciliaron, mi niña”, exclamó llena de emoción al mismo tiempo quere tiraba la taza de café de Elian de la mesa.
“No lo se Idelina, al menos creo que es un avance que me hable sin enojarse”.
“¡Veras que pronto las cosas entre ustedes mejoraran! Elian te quiere Cat, pero ahora está muy dolido, dale tiempo para que él mismo se de cuenta de que tu no pudiste haber tomado esas pastillas”.
Por nuestro bien esperaba que sí.
Al terminar el desayuno Gómez apareció en casa, era señal de que ya deberíamos irnos.
En el camino se me ocurrió la mala idea de revisar las redes sociales. Había noticias sobre la campaña de Elian, el iba a la cabeza en la aceptación a candidato a la gobernatura. Pero a la vez pude ver que había noticias que posteaban fotos de él y Angelica alegando rumores sobre una posible relación sentimental a pesar de que estuviera casado conmigo.
Nuevo error, me adentre a leer en los comentarios. Me llevé la sorpresa de que la gente decía que Angelica Salinas era inteligente y enormemente bella, que sería la primera dama del estado perfecta. Eso me cabreo.
Había comentarios muy similares donde decían que ellos dos hacían buena pareja. Busque desesperada algún comentario donde mencionarán a la esposa del gobernador. Encontré uno que decía [La esposa del senador es hija de un delincuente, no se por que se habrá fijado en ella], eso me sacó de mis casillas, como era posible que la gente se pusiera a comentar cosas que ni sí quiera les constaba, eran cosas crueles.
Entre al edificio de Nubak sin dejar de pensar en los comentarios que había estado leyendo. Había pensado que a los empleados de la empresa les había quedado claro la última vez que no debían estar cotilleando a las espaldas de otros, pero para mi sorpresa tuve que detener mi andar por que al pasar por recepción había dos chicas hablando sobre el Ceo de la empresa.
Camine más lento para escuchar como despotricaban casi asegurando que el Ceo dejará a su esposa para estar con Angelica. La otra chica le decía que ya era hora que se diera cuenta que yo solo estaba con él por el dinero.
Que Angelica no necesitaba dinero puesto que ella era una mujer muy preparada en el ámbito de la política además su familia era muy acaudalada. Seguí escuchando por varios minutos hasta que se dieron cuenta de mi presencia. Pero al verme ni si quiera les asusto un poquito. Ambas rieron con malicia.
“¿Saben sobre quien están hablando?”, les pregunté totalmente enfadada.
“No le tememos, acá todo mundo sabe que el jefe ya no solapará más sus berrinches”, me quede boquiabierta con su respuesta.
“¡Ahora verán!”, me abalance sobre ellas, jalándolas a cada una por el cabello, las dos chillaban pidiendo que las soltara.
“¿Qué esta pasando aquí?”, pregunto un hombre.
Solté a las dos mujeres para dirigir mi mirada hacía el, era un señor de unos cuarenta, bien conservado con traje, seguro era nuevo empleado por que no recordaba haberlo visto antes.
“¡Ella nos atacó!”, me acusaron al mismo tiempo. Las dos mujeres chillaban.
Puse los ojos en blanco.
“¡A mi oficina ahora!”, ordenó autoritario, las mujeres se movieron rápidamente, pero yo me quedé en mi lugar.
“¿Qué no escuchaste lo que dije?”.
“¿Quién es usted?”, le respondí con otra pregunta, acaso no sabía quién era yo.
“El Licenciado Alfredo Torres, nuevo gerente de la Empresa Nubak y tú jovencita estás despedida”.
Busque de inmediato con la mirada a Gómez, quien estaba a unos pasos de distancia. Cuando nuestras miradas confundidas se cruzaron se encogió de hombros. ¿Este señor me estaba despidiendo?
POV Catrina Vidal
Le explicaba y le explicaba al nuevo gerente que yo era la esposa del Ceo, pero al parecer no me creía. Al mismo tiempo comenzaba a desesperarme.
“¿Qué acaso no ha visto las noticias?”, le preguntaba de manera irónica.
“Soy Catrina Vidal esposa de Elian Brin”.
El gerente miro a las otras dos chicas con las que tuve el altercado, ellas me miraban llenas de rencor.
“¿Es verdad lo que dice ella?”, pregunta, ellas se encogen de hombros sin contestar.
´No puede ser cierto lo están haciendo a propósito´, luego el gerente se voltea a verme de nuevo.
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