Amarte es mi capricho
Capítulo 33

Capítulo 33:

“Todo esto te costará muy caro, tu querida madre me ha dejado sin techo donde dormir, dice mi casa que no es mi casa”, hago un puchero.

Unos segundos de silencio se hacen presentes.

“Lo arreglaré, eres mi esposa, por lo que todo lo que tengo te pertenece, que nadie te diga lo  te contrario”.

“Tu madre no lo cree”.

Me haré cargo de eso.

“Elian quiero que estés aquí, a la próxima quiero que me lleves contigo”.

Elian ríe.

“Lo pensaré, las reuniones de senado son muy agotadoras,  aveces duran más de diez horas, no te traje por que pensé que te aburrirías, pero ahora mismo también deseo tenerte entre mis brazos pequeña”.

Sus palabras reconfortan mi alma.

Me despido de él enviándole un beso a la distancia, pero luego su lado perverso se cuando me pide que le envíe fotos de mi activa desnuda. Me escandalizo el solo pensar hacerlo.

“¡Estas loco!”, exclamo.

“No pienso tomarme fotos desnuda”.

“No serviría ni si quiera puedo hacer una pose sexy”.

“Vamos Cat, no seas anticuada, o prefieres que me masturbe viendo fotos de otras chicas.

Abro la boca sorprendida.

“No te atrevas Elian, ¡Te prohibo masturbarte viendo fotos de extrañas! ¡Es más, te prohíbo masturbarte, eres un pervertido!”.

“Es una broma, la única mujer que me enciende eres tú, quiero fotos tuyas solamente”.

“No, no y no”.

“Bien, entonces cuando regresé tendremos s%xo toda la noche sin parar, por que mi esposa  no me quiere quitar las ganas qúe tengo en este momento de estar con ella”.

“Se un senador normal que llega al hotel a ver una película antigua o algo de música, a leer un libro o algo así, sólo piensas en s%xo”.

“Pienso en ti”.

Me sonrojo al instante. Nuevamente segundos de silencio.

“Te extraño”.

“Llegaré pronto mi pequeña Cat”, ahí está de nuevo omite el ´también te extraño´.

“Descansa”.

Cuelga.

No tengo ni tiempo para procesar mis pensamientos ya que alguien llama a la puerta. Abro y es una empleada del servicio trayéndome paquetes y bolsas en un carrito.

Me pide permiso para pasar y pone las bolsas en el sillón de la salita de lectura de la habitación. Le doy algo de propina y se va. Abro algunas de las bolsas. Tengo que llevar mis manos hacia mi boca al ver que hay lencería fina de colección, tremendamente transparente.

Esto tiene que ser obra de mi marido. Me quedo viendo a la lencería.

Cuando salgo de bañar estoy mas relajada, como no hay mas ropa interior que la que él pidió para mí, me pongo uno de los conjuntos. Me miro en el espejo, muerdo mi labio y desbloqueo la pantalla de mi celular.

Apunto la cámara hacia mi pecho en un ángulo donde solo se vea un poco, hago lo mismo con la curva de mis caderas, sólo un poco. Y las envío al número de mi caliente marido. No pasa ni un par de segundos cuando me contesta con un ´quiero ver todo´. Sonrío traviesa.

Envío [cuando regreses te dere el placer de quitarlas de mi cuerpo].

[Las arrancare, te ataré y te haré mía de las maneras en que ni si quiera imaginas], contesta, haciendo que pequeñas contracciones musculares aparezcan en mi bajo vientre.

POV Catrina Vidal

Al día siguiente se me ocurrió una idea estupenda. Le envié un mensaje a Cristal para que viniera a la empresa. Elián me había dicho que ella podía trabajar en Nubak así que si la contrataba antes no creí que hubiera problema a final de cuentas ella era muy capaz siempre fue uno de los mejores promedios de la clase.

Apenas le llamé, grito de la emoción.

“¡En serio podré trabajar en Nubak! ¡Que emoción Cat, bendito el día en que te topaste con el cuerísimo de Elian!”.

Rio.

“Te espero temprano, tienes una hora para llegar, lleva tu papelería Cristal, que tengo planes para nosotras, entre las dos pondremos orden en esta empresa del demonio”.

Termine de maquillarme y peinarme. Durante la noche lo pensé bien. Era la esposa del poderoso Elian Brin. No debería doblegarme ante los empleados de la fabrica, aquellos mismos que le dieron la espalda a papá y que han creído en las mentiras de Carlos.

Ya me había deshecho de él y de Elena. Aunque no me sentia satisfecha con el final que habían tenido. Pero tampoco podía mantenerlos en la fábrica sólo por capricho.

Enfundada en un pantalón sastre con un top y blazer super sexys, una coleta arriba y unos lentes oscuros puestos baje del auto. Gómez abrió la puerta y sali con el mejor estilo que pude ´como de pelicula´.

“¿Cómo me veo Gómez? —le pregunto al asistente de Elian analizando con detenimiento la expresión de su rostro.

“Poderosa, señora”, sonrío con satisfacción al escucharlo, en verdad con¡este atuendo me siento poderosa. Levanto el mentón con superioridad imitando el porte que mi querido esposo hace cuando esta frente a alguien que considera inferior.

Enderezo la espalda y camino, un pie después del otro como si modelara o algo por el estilo.

Paso la puerta de acceso. El guardia se queda boquiabierto cuando me mira. Gómez le cierra la boca en un movimiento con la mano donde alza su mentón.

Todos los presentes en recepción me miran. Otra vez comienzan a cotillear. Camino mientras mis pasos resuenan en el azulejo por el sonido de mis zapatos altos, pero al mismo tiempo escucho esos ´mirenla, parece una zorra vestida así, a donde cree que viene, a un motel» ´ahora entendemos como es que sedujo al jefe’, ´la prometida del gerente hasta hace poco seguro lo dejo por el Senador Brin, es una cualquiera”.

Detengo mis pasos cuando llego al centro del enorme salón que es recepción, me doy media vuelta con estilo. Me quito despacio los lentes y los  guardo en el maletín que Elian me ha mandado comprar la tarde anterior. Miro a todos a los ojos, agudizo mi mirada deteniéndome en cada uno de ellos, que recuerden este momento como el último día que pisaron esta empresa.

El último día que se burlaron de un Vidal.

“Tú, tú y tú pasen a recursos humanos por su carta de despido”, apunto a varios empleados con la vista alzando intencionalmente mi voz para que todos escuchen. Ellos no se mueven.

“¿Por qué deberíamos her caso a alguien como tú? No tienes el poder para hacerlo”.

Sonrío con malicia.

“Claro que lo tengo , no solo soy la esposa del Ceo”, levanto mi mano para que vean mi anillo.

“Soy yo quien maneja la empresa mientras él no esta”.

Abren los ojos como platos. Le hago una señal a Gómez con el dedo para que se acerque. Una vez a mi lado le digo.

“Asegúrate de que estos tres tengan el finiquito que les corresponde, no los quiero volver a ver en esta empresa”.

“Me encargaré de ellos mi señora”.

“¡Y los demás!”, vocifero.

“Vayan mostrando mas respeto a sus superiores que en esta empresa nadie es indispensable, excepto el Ceo y por supuesto yo”, sonrió altanera.

“¿Quedo claro?”.

“Si señora”, murmuran.

Me doy media vuelta, mis manos están frías y sudorosas. Apenas entro al elevador y siento que de nuevo puedo ser yo misma. Exhalo. Para nada disfruto el papel de villana pero si no me doy a respetar ahora, que será de mi en unos días, no podía permitir que hablaran de mi de esa manera cuando Elian estuviera aquí. me moriría de la verguenza.

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