Amarte es mi capricho -
Capítulo 31
Capítulo 31:
“Me voy, pero todo mundo sabrá que te metiste en la cama del Senador Brin solo para salvar a tu padre”.
“¡Vete!”.
Estoy demasiado exaltada. Quisiera poder estrangularlo con mis propias manos. En eso entra Gómez preocupado.
“¿Pasa algo señora?”,
“¡Saca a este tipo! ¡No lo quiero volver a ver en esta empresa!”.
Gómez toma del brazo a Carlos y lo jala hasta salir de mi oficina. Me dejo caer en la silla. Pongo los codos en el escritorio, hundo mi rostro en las manos y comienzo a llorar. Lloro de impotencia al sentir que nunca sabré la verdad. Después de unos minutos, Gomez entra a la oficina, me mira, limpio mis lágrimas.
“Señora, el empleado Carlos no volverá a pisar esta empresa, sólo hay una cosa, no pudimos evitar que gritará frente a todos algunas cosas sobre usted”.
Mi rostro se descompone al escucharlo.
“¿Qué cosas ha dicho?”.
Gómez baja la vista y to da mi espalda se tensa al sentir escalofríos.
POV Catrina Vidal
“Me retiro señora”, escuchó la voz pausada, pero en ella reflejando la lastima que siente Gómez al verme.
Solo asiento, ni si quiera puedo emitir palabra porque sé que romperé en llanto del coraje que tengo en estos momentos. Carlos le ha dicho a todos los empleados de la empresa que yo me metí con el Ceo sólo para traer a mi padre de vuelta. Si tan sólo Elian estuviera áquí el sabría que hacer. La ansiedad se apodera de mí. Apenas he estado una hora en este edificio ya soy la comidilla de todos los empleados.
Lagrimas comienzan a desbordar de mis ojos.
En eso el móvil suena, veo que es Elian. Rápido, respiro profundo varias veces, limpio mis lágrimas y aclaro mi garganta, no quiero que sepa aun lo que he pasado, no quisiera darle más preocupaciones.
“Hola”, le saludo tratando de que mi voz no suene temblorosa, aunque mi corazón se estruja para dejar salir el llanto que tengo cautivo en mi pecho.
“Se que lloraste”, sentencia desde el otro lado de la línea, aprieto mis labios, pero es demasiado tarde lagrimas comenzaron a brotar de manera descontrolada por mis ojos.
“No, creo que me dará un resfriado es sólo eso”, suelto prematuramente, quiero parecer fuerte ante él, como siempre lo he hecho.
Escucho como del otro, lado de la línea se mofa de mi respuesta.
“Eres una mujer tonta y testaruda Catrina Vidal, si lo necesitas regresa a cása, quédate tranquila y no vuelvas a la empresa hasta que regrese”, su voz dulce hace que en mi rostro se dibuje un puchero.
“No claro que no, tengo que trabajar, ya estoy aquí”, refunfuño.
Escucho como resopla y chasquea la lengua.
“Esta bien, se que eres fuerte y podrás con todo”, de mi rostro nace una gran sonrisa, Elian siempre sabe las palabras éxactas que me hacen sentir mejor.
“¿Me extrañas?
Mi voz cambia a una más coqueta.
“¿Tu que crees?”, digo sonriente como si maripositas fluyeran de mi estómago.
Puedo escuchar una sonrisita picara de su parte.
“¿Sabes lo que más extraño de estar lejos?”.
“¿Qué?”.
“Hacerte mía, como te gusta”, mis ojos se entornan mientras que mi espalda se tensa de manera gratificante.
“Pero si yo ya soy tuya, cariño”, le respondo juguetona.
“Me gusta que me lo recuerdes cada noche que pasamos juntos”.
“Eres un pervertido y jamás te llenas”, me mofo.
“Jamás me llenaré de ti Cat, lo primero que haré cuando regrese es quitarte esa falda negra estilo lápiz, te ves tan sexy que me pone dura la entrepierna”.
“Eres un maldito pervertido senador”, me burlo. Elian se mofa.
“A ti te encanta que sea así”, me sonrojo al instante, es una verdad que me encanta la manera en la que me hace sentir suya, la manera en la que transmite tanta seguridad con sólo un abrazo suyo, como quisiera estar entre sus brazos ahora mismo. Me hace falta.
“Gracias por ser así conmigo”, musito con dulzura.
“Tú has llegado a mi vida para darle sentido Cat”, escucho su voz ronca.
“Tengo que colgar”.
“Cuidate”. Cuelga.
Se quea Elian le cuesta mucho trabajo abrir su corazón conmigo, es por que lo esta sanando. Angelica lo dejo completamente destrozado, debe ser difícil volver a confiar en alguien. Aunque me ha dicho que me quiere pocas veces lo menciona, pero con sus actos me lo demuestra, por eso es que soy feliz a su lado.
Con el animo renovado, comienzo a hojear papeles haciendo una lista mental de las actividades que debería realizar por hoy. Que importa si todos en la empresa piensen que seducí a Elian solo por la posición y poder que tiene.
Mientras los dos sepamos nuestra verdad es lo único que importa.
El día paso demasiado lento entre escuchar los comentarios despectivos hacía mi persona de los empleados cuando salía de la oficina.
Para colmo después de la hora de la comida la madre de Elian se presentó a la oficina con la barbilla levantada, traía un nuevo traje sastre en atuendo, espectacular y de marca, un falda tipo lápiz color azul marino junto a un nuevo peinado.
“¿Qué hace aquí?”, me pongo de pie de mi silla al ver que ni si quiera tuvo el detalle de tocar a la puerta, sólo entro así, sin más. Ella levanta su barbilla con superioridad como si fuera omnipotente.
“Es la empresa de mi hijo y vengo a cuidarla de ratas trepadoras”.
Frunzo el ceño.
“No tiene que cuidarla de nadie, Elian me ha dejado a cargo”, respondo autoritaria. Esta señora me pone los nervios de punta. Nunca se cansa de molestar.
“Por eso mismo vine”, sonríe con sarcasmo lo que hace que apriete los dientes en defensa.
“No quiero que mandes a la ruina la empresa de mi Elian”.
“¿Cómo se puede mandar una empresa a la ruina en dos días señora?”, pregunto con molestia e ironía.
“Eso es imposible”.
“Tu padre lo hizo, en tu familia ya han de tener experiencia”.
Me quedo boquiabierta ante ese comentario que suelta repentinamente, no cabe duda de que la Señora Camila esparce veneno a donde quiera que va como si fuera una serpiente venenosa y yo un ratoncito acorralado. No quiero pelear con ella por que Elian me lo pidió, pero esta señora hace que sea imposible no hacerlo.
“Le pediré que salga de mi oficina señora, si quiere pasearse por los pasillos esta bien, puede hacerlo, pero no me interrumpa por que estoy ocupada, una cosa si le digo, acostúmbrese a verme seguido por que soy la esposa de su hijo y no pretendo salir su vida, de ser cordiales por es mejor que tratemos de el bien de Elian.
Camila suelta una risotada a manera de burla.
“¿Crees que estarás con Elian por mucho tiempo? Para nada… Angelica es el amor de mi hijo, te usa para darle celos y castigarla por el error que cometió, pero ella es la indicada para él y aunque así no lo fuera, tu puedes considerarte excluida de nuestra familia porque jamás serás una Brin”.
“¡Eso ya lo veremos!”.
La reto con la mirada, entre nosotras saltan chispas de ira. No pienso darme por vencida. Al fin ella da media vuelta para salir de la oficina, esta muy enojada, antes de que salga digo.
“¡Adiós, madre!”.
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