Amarte es mi capricho -
Capítulo 21
Capítulo 21:
“Felicidades Cat, que orgullo que ya seas Licenciada”.
Veo a Javiér con un ramo de rosas rojas también, ahora tengo un ramo en cada mano, sonrío agradecida.
“Gracias Javier, que bueno que viniste”.
“¿A ti quien te dijo que podías venir?, la voz molesta de Elian hizo que me sintiera enfadada con él, quien era para decidir quien venia a mi graduación o no.
“Le invite yo”, lo mire directo a los ojos.
“De hecho si gustas puedes asistir a la fiesta en casa de la Señora Georgina, ahí estaremos festejando nuestra graduación, estas invitado”.
Javier asintió.
Elian estaba a punto de decir algo cuando su móvil comenzó a zonar. Miro la pantalla y no contesto. Cruce miradas con Sally, instuí quien estaba llamándolo. El móvil comenzó a sonar de nuevo hasta que contesto, se aparto unos metros con la intención de que no escucháramos su conversación. Cuando regreso me tomo de la mano apartándome de los demás.
“Te prometí asistir a tú fiesta de graduación, lo haré, aunque antes tengo una emergencia que atender”, dijo frotándose la barbilla.
“¿Paso algo grave?. Pregunte preocupada.
Niega.
“Iré a revisar un paciente,en un rato te alcanzo en casa de Cristal”.
Frunci el ceño.
“Dijiste que hace tiempo ya no ejercías de médico”.
Elian sonrió nervioso.
“Lo hago, con algunas excepciones, nos vemos más tarde, te ves hermosa”, me dio un beso en la mejilla. Me quede viendo con tristeza como se alejaba del lugar.
“¿A dónde va Elian?”, pregunto Sally.
“Dijo que tenía una emergencia médica”.
Ella hizo una mueca, iba con ella. Un nudo en mi garganta comenzó a formarse. Trate de respirar para mantener la calma, era mi día y se suponía que debía esta feliz.
“¿Ahora como nos iremos a casa de tu amiga?”.
Era verdad, habíamos venido en el auto de Elian y el se había ido.
“Yo has llevo con mucho gusto “. Javier se ofrece amablemente.
“Gracias Javier, eres muy amable, mira te presento a Cristal es una amiga, hermana de Elian”.
“Mucho gusto Cristal”.
“Agualmente”.
Terminamos los saludos y nos movemos hacia la casa de Cristal La fiesta comienza, ahi estaba la familia de Alex, la familia de Cristal, Sally y Javier de mi parte. Estuvimos platicando anécdotas de la universidad, comimos botanas, bebimos mojitos, bailamos, disfrutamos.
Me sorprendió ver como Sally a pesar de no conocer a nadie se adapto muy bien al ambiente. Se llevo bien con la madre de Cristal, ellas dos tenían cafacteres parecidos. Mientras que yo de vez en cuando me escapaba al baño para llamar al móvil de Elian, era tarde ya de noche, pero su móvil estaba apagado.
“Ya no más”, me dije en el espejo.
No le rogaré más, que vuelva con Angelica es lo mejor que puede hacer, así yo seré libre para hacer lo que quiera.
Regresé a la fiesta, sin darme cuenta comencé a beber más rápido de lo normal. Cuando llegaron las once estaba demasiado mareada.
“Cat, te llevaré a casa, creo que ya estás algo borracha”, me dijo Javier.
Asentí, estaba cansada, fastidiada y quería dormir.
“No puedo caminar”, chille, estaba ebria.
Veía como mis amigos aun seguían bebiendo y bailando en la pista. De la nada Javier me levanto en sus brazos. Escuche la voz de Sally que se despedía de todos. Ellos dos se sentaron en los asientos de adelante mientras que yo iba en el asiento trasero.
Entre abriendo los ojos veía que íbamos subiendo las escaleras en dirección a mi habitación.
“Aquí es”, le dijo Cristal. Javier me recostó sobre la cama.
“¿Por qué eres tán bueno conmigo?”, le dije, era buen amigo, estuvo conmigo todo el día lo que el maldito de Elian no pudo hacer, en cambio se fue con su ex. Una lagrimita corfió por mi mejilla.
“Cat es notorio que tienes problemas de matrimonio, quiero que sepas que lo que siento por ti es sincero, no me importa que seas casada quiero que me permitas estar cerca de ti”.
No se si fue lo alcoholizada que estaba.
Tome con mis manos el rostro de Javier y le plante un beso. Después de eso me deje caer en la cama para luego acurrucarme con una almohada que conservaba el olor del hombre que amaba.
POV Elian Brin
Sabía que estaba haciendo mal al irme de la graduación de Catrina, Se lo había prometido. Pero la llamada que recibí del padre de Angelica me puso en alerta, dijo que tenía ‘un dolor punzante y agudo en el vientre´. Tal vez fui yo quien se lo cause, ahora ya no parecía tan buena idea lo de la venganza.
Siempre fui débil cuando se trataba de ella. Decidi que iría a revisarla, pero regresaría con Cat apenas terminara.
Llegue a la casa del gobernador donde me notificaron que Angelica estaba en su habitación.
Cuando me miro entrar ella abrió los ojos sorprendida.
“¡Elian amor viniste! ¡Aún te importo! ¡Lo sabía! “, aprieto la quijada, Angelica tiene puesto un camisón y está en cama.
“Vine sólo por que tu padre dijo que estabas muy grave, no creo que te duela tanto por que ahora no te estas quejando”, espeto, un doctor fácilmente se da cuenta cuando un paciente siente dolor de verdad. Angelica me estaba tomando por tonto de nuevo y eso me dio mucho coraje.
“Elian si me duele, mucho el estómago, por favor atiéndeme”, suplico con voz chillona.
Saque mi estetoscopio del maletín de médico que siempre llevaba en mi auto para alguna emergencia. Comencé a explorar los signos vitales de Angelica. Lo puse en su pecho, en su estómago, pero cuando llegué a la parte de su vientre Angelica intencionalmente subió su camisón mostrándome sus piernas.
“¿Qué haces?”, le pregunte con enfado. Estaba jugando conmigo y eso me enfurecía.
Ella me miro con súplica.
“Elian te extraño tanto”, se sentó y se puso de pie como si nada, comenzo a besarme el cuello mientras que me mantuve inmóvil, hasta que la aparte, empujándola cayó de nuevo en la cama.
“¡Ya basta!”, le dije furioso.
“Esto no es un juego, me estas tomando por idiota Angelica”.
Negó con la cabeza.
“No Elian, no, estoy desesperada por que tu y yo nos íbamos a casar, no quieres a esa mujer que se ha metido entre nosotros”.
Aprieto los dientes mientras ladeo la cabeza tratando de mantener la calma.
“Tu no sabes nada, Catrina es mi esposa y la respeto, me tuviste y me tiraste a la basura como si fuera un objeto, ¡Yo te amaba! ¡Nos íbamos a casar!”.
Ahora no podía contenerme decidí soltar todo el dolor que tenía reprimido.
“Me tuviste y me perdiste, para siempre”.
“¡Elian perdóname! Cariño te prometo que estoy arrepentida”, ella se cuelga de mi cuello insistente por besarme, una vez más la empujo con enfado.
“No debi venir”, sentencio. Guardo mis cosas lo más rápido que puedo mientras la voz fastidiosa de Angelica sigue en mi cabeza,
Salgo de su casa exasperado. Miro mi móvil y veo que tengo varias llamadas perdidas de Catrina, en lugar de ir hacía la fiesta, prefiero no echarle a perder su día y me dirijo a un hotel. Necesito estar solo, necesito pensar aclarar mi pensamiento.
Angelica intento seducirme, pero no sentí nada. Otras veces siempre terminaba rendido ante ella, pero lo que paso hoy fue diferente.
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