Amarte es mi capricho -
Capítulo 22
Capítulo 22:
Dejé caer mi saco, esta vez decidí no tomar, a mis pensamientos venía siempre Catrina. Sonreí al darme cuenta de que ella ya se había metido a mi corazón de una manera inexplicable.
Pensé que amaba a Angelica, lo pensaba hasta hoy que me di cuenta de que Catrina me ha hecho sentir de nuevo, con su manera tan frustrante de ser, su rebeldía, su alegría, sus besos. Siempre estuvo conmigo, en las buenas y en las malas y no lo supe ver. Yo pensé que era solo pasión, pero no, es amor.
A la mañana siguiente cuando llegué de regreso a casa, mi nana me dijo que Cat aún dormía. Sally estaba desayunando en el comedor, en cuánto me vio me envío una mirada acusatoria.
“No tienes que regañarme, ya se que hice mal en no regresar”, me adelante antes de que comenzara a decir una sarta de cosas.
Pero ella solo me miraba no dijo nada.
“Que bueno que no regresaste Elian, así Cat pasa más tiempo con el Abogado Javier”.
Frunzo el ceño.
“No digas tonterías”, espéto con ironía.
“Ese abogaducho no puede ser competencia para mí”.
“El es un buen hombre y la quiere, la trajo hasta la recamara cuando ya no pudo levantarse de tanto que bebió, seguro se sintió mal por que estuvo esperándote”.
Aprieto el respalddeo una de las sillas con fuerza.
“¿Quién maldita sea dejo entrar a ese tipo?, grite con furia.
“Fui yo, si tu hubieras llegado nada hubiera pasado”.
Paso mi mano por el rostro, discutir con mi hermana me altera.
“Cat le dio un beso al abogado mi querido hermano, a ver si así te pones las pilas y te decides de una vez por que no me parece justo que tu si te puedas ir a no se donde con Angelica y ella no pueda”.
“Yo no estuve con Angelicasi, fui, pero solo estuve un momento en su casa, dormí en un hotel solo”.
“¿No estuviste con Angelica?”, mi hermana pregunta desconcertada.
Niego.
“Desde que terminamos no he vuelto a pasar la noche con ella”, le recalco.
Mi hermana se tapa la boca avergonzada.
“Creo que ya la regué al decirte lo del beso, ¿Verdad?”.
Hago una mueca de fastidio, dejo el saco encima del respaldo de la silla y camino hacía la habitación de Cat. Una vez que llego ahí miro que ya no esta en la cama. Escucho la regadera abierta. Primero pienso en esperar a que salga, miro desesperado el reloj varias veces, pero ella no sale.
Así que comienzo a desvestirme. Entro al baño y miro su silueta a través del cristal, Cat es tan bella. La sangre de mi cuerpo comienza a recorrerlo con fuerza, mi corazón late acelerado cuando se da cuenta que la observo, nuestras miradas se cruzan.
Abro la puerta de Cristal y entro.
“¿Cómo te atreves?”, grita ella golpeándome en el pecho.
“Estuve esperando a que llegarás, ¡Eres un mentiroso Elian!”.
Mientras Catrina trataba de hacerme daño con los golpes de sus pequeñas manos. Tomé su rostro en mis manos y la callé con un beso. Aprete mis labios a los de ella. Intento apartarse, pero no la deje. Hasta que dejo de pelear por alejarse. Di un paso adelante y ella uno atrás.
Hasta chocar con la pared, eso sólo hizo que nuestros besos se intensificaran. Tuve que apartarme para recomponer la respiración. Necesitaba a Catrina. La quería en mi vida, ella era mía. No dejaría que un abogaducho cualquiera tratara de quitármela.
Mire sus ojos confundidos pero brillantes.
“No dejes que nadie, nunca jamás vuelva a tocar estos labios que me pertenecen”, le dije sosteniendo la parte trasera de su cuello con mi mano.
Catrina frunció el ceño, que me parecía un lo gesto divertido. Parecía que ni sí quiera el agua existía en ese momento solo ella y yo, aunque mi cuerpo estaba escurriendo.
“¿Por qué tengo que hacer lo que dices”, soltó.
La bese de nuevo.
“Por que eres mía Cat y yo seré tuyo si me aceptas”.
“Pero… pero… tu no me amas Elian”.
El beso de nuevo, lo seguiré haciendo hasta que la convenza de lo contrario. Choco mi frente con la de ella mientras nuestras narices se unen.
“Si no te amará, ¿Crees que estaría aquí?”.
Ella fija su mirada en la mía.
“¿Dónde pasaste la noche ayer?”.
“En un hotel”.
“¿Con quién?”.
Sonrío, después de lo que he declarado aún así quiere estar segura le digo.
“Solo”.
“¿Solo?”.
“¿Puedes perdonarme por lo de ayer? Tuve que hacerlo para darme cuenta que no amo a Angelica, mi corazón ya tiene dueña”.
Cat hace una mueca pensativa.
“Bien, digamos que dices la verdad, tendrás que demostrar que es a mi a quien quieres, no te la pondré fácil esta vez Senador Brown”.
Pongo los ojos en blanco.
“Mi apellido es Brin, Señorita Catrina, y para mi será todo un placer demostrarte todos los sentimientos que despiertas en mí ser”, rodeo su cintura y la pego a mi cuerpo, su pelvis, choca con mi p3ne erecto.
“¡No Elian! De esas maneras no me refería, ¡Eres un pervertido que solo piensa en eso!”.
Suelto una carcajada.
“Pero te encanta, Catrina Vidal”, l jalo del brazo nuevamente hacía mí, la abrazo y no la suelto, tan fuerte como si fuera un pulpo, mientras el agua corre por nuestros cuerpos. Pronto ella se escabulle de mí, como si fuéramos dos niños jugando en la ducha. Hasta que la atrapo de nuevo.
“Esta vez no escaparas mi bella y tierna Cat”.
Mi voz sale ronca, todo. mi cuerpo esta deseoso por tenerla. Entonces ella ríe de manera juguetona. Nos besamos, se cuelga de mi cuello, alza las piernas y hacemos el amor dentro de la regadera.
POV Elian Brin
“¿Qué haces?”, le pregunto a Cat al ver que esta muy atenta buscando algo en su móvil mientras yo termino de abotonarme la camisa. Levanta la vista mirándome con una sonrisita traviesa que aviva mis ganas de hacerla mía de nuevo, pero esas ganas se medio esfuman cuando suelta con decisión ´quiero pruebas´ alzo una ceja confundido no evitando sonreír de manera maliciosa.
“¿Pruebas de que?”, le cuestiono juguetón.
“Quiero pruebas Elian, pruebas con… tun…den… tes de que me quieres”.
Sus pequeños ojos entrecerrados mirándome de manera demandante hacen que una sonrisa lasciva se dibuje en mi rostro, más que verse intelectual Catrina me genera una especie de ternura que la hace ver tan sexy.
Me acerco a ella acechante fijando mi vista en la pantalla de su móvil, hay un botón que dice grabar, ella se sonroja.
“Es en caso de que quieras retractarte”.
Rodeo su pequeña cintura con mis brazos y la atraigo hacía mí. El fresco aroma del champú en su cabello hace que mi garganta se seque al instante buscando sus dulces labios, pero ella desvía su rostro del mío haciendome una mueca.
“No te basta con la prueba que te acabo de dar hace un momento o ¿Quieres más pequeña Cat?”.
Aprieto su cuerpo al mío, dándome cuenta de que mi parte intima se ha vuelto a poner rígida.
Catrina se escabulle de entre mis brazos con demasiada pericia.
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