Ámame maldito CEO
Capítulo 89

Capítulo 89: 

La recepcionista alzó la ceja dudosa, y asintió.

Tomó su teléfono y llamó a Lucy, informándole que el señor Joe Carson buscaba a Sean Hyland.

“¿Y para qué lo busca?”

“El motivo es personal, él sabe de lo que se trata”

La recepcioncita se sorprendió de sus palabras y regresó al teléfono.

“Dice que es personal, que tu jefe ya sabe de lo que se trata”.

Lucy colgó la llamada y tocó la puerta de la oficina de su jefe.

“Señor Hyland, hay un hombre que lo busca”.

Sean estaba junto a Orson, levantó la vista.

“¿Quién? No tengo citas pendientes ahora, ¿Quién me busca?”

“Lo busca el señor Joe Carson, y dice que usted ya sabe el motivo personal que lo trajo hasta aquí”.

Sean abrió bien los ojos, y esbozó una suave e infame sonrisa.

Merybeth entró y lo vio ahí

“¡Joe Carson!”

Exclamó furiosa.

Joe se giró a mirarla.

Sus ojos se encontraron.

Había algo de súplica en la mirada de Joe.

Se veía tan pálido como una hoja de papel y más delgado.

Merybeth alzó la barbilla como si pudiera enfrentarlo.

Sus manos se volvieron un puño, pero en su interior, algo se sentía endeble, a pesar de querer ser fuerte ante su mirada azul.

“¿Estás contenta, ahora? ¿Has saciado tu rabia, Merybeth Hansen? ¡Has destruido a tu familia, espero que eso haya apagado las llamas de tu despecho! Perdona, ¿Dije Merybeth Hansen? ¡Qué osado error! Señora Hyland”

Espetó con rencor y esas palabras, incluso lograron hacer sentir dolor en el corazón de Merybeth.

“Sí, aunque te cuesta más trabajo decirlo, soy la Señora Hyland ahora”

Espetó Merybeth con la mirada severa.

“Lo siento mucho, pero el Señor Hyland no va a recibirlo está muy ocupado con unos clientes, manda a decir que se retire, además comenta que, si lo busca por el motivo personal, el Señor Hyland dice que mande a traer a su abogado, porque no hablará con usted en persona..”

Dijo la recepcionista.

“Si es todo lo que necesita, le pido que se vaya, por favor”.

Merybeth esbozó una sonrisa.

Alzó las cejas con señal de triunfo.

“Además de ser un idiota, tu esposo también es un cobarde”

Dijo Joe Carson con coraje.

Merybeth se acercó un paso a él y le miró con furia.

“Aquí el único cobarde eres tú, Joe Carson, y todos lo saben, así que no hables mal de mi marido, porque no lo permitiré”

Sentenció.

“No tiene el suficiente poder para enfrentarme, míralo, temblando de miedo, enviando a secretarias para decirme, escondiéndose bajo tu falda”

Merybeth rio un poco.

“Te has descrito a ti mismo, Joe, mi esposo es poderoso, es un CEO billonario, mira esta empresa, es un imperio, ahora mírate a ti, llevas años queriendo ser, lo que mi marido ya es con esfuerzo propio, ni siquiera te compares, él no tiembla de miedo ante ti, ni ante nadie”.

“¡Golpeó a tu madre, Merybeth! Sophie me lo ha dicho todo, ¿Y por qué? ¡Todo es tu culpa!”

Dijo con rabia, mirándola con odio.

“¿Eso te dijo? Y no te dijo que me mantuvieron cautiva a la fuerza, que mi madre me golpeó de una forma cruel, que mi esposo, como un héroe, me rescató de todo eso. ¿Dónde estabas tú, Joe? Eres patético, ahora lárgate, ni mi marido, ni yo queremos verte, y diles que no quitaré la denuncia, mi madre puede hacer lo que sea, pero me alegro que esté presa”.

“Tu madre está encarcelada, ¡¿Acaso te has vuelto infame?! Ella está sufriendo”.

“Nunca sufrirá más que yo, ahora vete”.

“Todo lo haces por despecho, Merybeth, mírate, que bajo has caído, casarte por dinero con ese hombre, ¿Qué? ¿Mentirás diciendo que lo amas? Pobre, me das lástima, seguro que cuando estás con él, no haces más que pensar en mí”

Dijo con la mirada triste.

Merybeth frunció el ceño y luego sonrió con burla.

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