Ámame maldito CEO
Capítulo 79

Capítulo 79: 

El hombre sintió que había algo raro en eso, tomó su móvil y marcó el número de Merybeth Hyland, pero nadie respondió.

Merybeth estaba en ese sótano.

Observaba a Sophie quién tenía su móvil entre sus manos.

Gerson habías atado a Merybeth, hace unos minutos atrás y cubrió su boca, porque ella no dejaba de gritar.

Sophie la amenazaba con una botella de ácido, burlándose, Merybeth no entendía como esa chica podía ser su hermana.

¿Acaso su familia eran solo unos locos y endemoniados?

Ella tenía miedo, pavor.

“¿Ahora ya no eres tan valiente y engreída, Merybeth?”

Sophie se acercó a ella y la empujó.

Merybeth no podía moverse.

Sintió como ella giró para tomar su mano, y sacarle su anillo.

“Este anillo falso, que te compraste para darle celos a mi prometido, ahora es mío, ¿Qué creías? ¿Qué diciéndole que eras una mujer casada se echaría a llorar, y volvería a tus brazos? ¡Ay, Merybeth! Pobre, Merybeth, Joe Carson ahora es mío”

Dijo divertida.

Arabella abrió la puerta y entró, mirándola con ojos severos.

La mujer sostenía una vara en las manos.

Merybeth la conocía, era con la que solía pegarle de niña, se estremeció ante sus crueles recuerdos de la infancia que la hicieron sentir terror.

“Déjanos solas, Sophie”.

Sophie salió de ahí, y las dejó solas.

Arabella le quitó el pañuelo que estaba anudado en su boca.

“¿Por qué haces esto?”

“Vas a firmar los documentos, o de lo contrario lo pagarás muy caro”

Dijo amenazante.

“No firmaré nada”

Aseveró.

Arabella le dio una fuerte bofetada, de pronto tomó aquella vara y la puso sobre su rostro, era una amenaza.

“¡Voy a matarte! Juro que lo haré, si no firmas, todo es mío, me pertenece”.

Merybeth no entendía de lo que hablaba, pero ahora, tenía demasiado temor, pensaba que firmar esos papeles provocaría que fuera asesinada.

Ya no reconocía a su familia, ahora era como caminar sobre un nido de serpientes que podrían morderla en un solo instante.

Cyrus llegó a la casa, al entrar.

Sean estaba sentado en la sala, se giró, pero parecía sorprendido de que Merybeth no viniera con él.

“¿Dónde está la señora?”

Exclamó con desesperación.

“Señor…”

Cyrus titubeó con algo de miedo.

“Es que, ella… dijeron en la casa, que ella salió de ahí, la llamé, pero no responde su móvil”.

Sean le miró extrañado.

De pronto sintió un miedo que lo congeló, él tomó su móvil y llamó, pero entraba al buzón de voz, el hombre mordió su labio.

Su gesto se volvió rabioso, miró que casi era la media noche.

“Bien, esperemos”.

Cyrus lo dejó solo.

Sean esperó paciente.

Observó como el reloj avanzaba y ella no llegaba.

‘¿Dónde estás, Merybeth? Juraste que regresarías, ¿Eres una traidora? ¿Acaso me has abandonado? ¡No! ¡algo está mal!’

Pensó frustrado.

Sean salió de prisa de la casa, y llamó a Cyrus, lo llevó hasta la Casa de Orson Hyland, cuando sonó su puerta, el hombre abrió adormilado.

Se quedó perplejo.

“¡Sean! ¿Qué ha pasado?”

“Llévame a la casa de la amiga de Merybeth”

Dijo y su voz delató angustia en su tono.

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