Ámame maldito CEO
Capítulo 78

Capítulo 78: 

Espetó la mujer lanzándole los papeles y un bolígrafo Merybeth tomó los papeles.

Leyó de prisa, pero Arabella haló sus cabellos con fuerza, obligando a que levantara su cara.

“Solo firma, ¡Malnacida! Es todo lo que harás”

Merybeth lanzó un quejido al sentir el dolor.

“¿Por qué dice que renunciaré a mi herencia, y lo cederé a Sophie, ¡No cederé nada!”

“¡Firmarás! Porque mi hija necesita ese dinero, ¡Firmarás porque yo lo quiero!”

“¡No lo haré! ¿Qué harás si no lo hago?”

Dijo mirándola con ojos retadores.

Arabella la miró con ojos oscuros, llenos de maldad y aborrecimiento.

“Te juro que firmarás estos papeles, por las buenas o las malas, te obligaré a hacerlo, así sea lo último que haga, no llegué hasta aquí para perderlo todo, Merybeth”

Sus palabras de pronto le dieron miedo.

“¡Gerson!”

Exclamó en un grito, llamando al mayordomo.

“Dígame, señora”.

“Enciérrala en el sótano”

Dijo Arabella y le quitó el móvil a Merybeth, dándoselo a Sophie.

“¿Es una maldita broma?”

Exclamó Merybeth, pero sintió que ese hombre la tomaba con fuerza.

“¡¿Qué haces?! ¡Mi esposo vendrá! ¡Te juro que vendrá por mí, y le rendirás cuentas!”

Arabella la ignoró y Sophie se rio.

“¿Tu esposo ficticio? Dijo Joe que eras patética, ni él te lo creyó”

Dijo Sophie con un mohín burlón.

El hombre llevó a la chica al sótano.

Merybeth odiaba ese lugar.

Gritó que por favor no la dejaran ahí.

Abandonada, intentó sobornarlo con dinero, pero el hombre no le hizo caso.

Ella odiaba ese lugar.

Su madre solía encerrarla ahí a oscuras, y le propinaba buenas palizas, cada que peleaba con Sophie.

De pronto, el hombre la empujó adentro y cerró la puerta.

Merybeth corrió a comprobar que la puerta estaba cerrada.

“¡No!”

Gritó asustada.

‘¡Cielos! Por favor, Sean, no te olvides de mí, ven por mí por favor, ¡Sálvame! Te lo ruego’

Pensó mientras lloraba.

Solo un poco de luz de luna se colaba, por una rendija, pero él Jugar era espantoso.

Cuando Sean llegó a casa, vio a Cyrus esperándolo en la puerta de entrada.

“¿Qué sucede, Cyrus?”

Dijo Sean deteniéndose, y bajando la ventanilla de su auto, antes siquiera-de estacionarlo.

“Señor, llevé a la señora Hyland a la casa de sus padres a una cena familiar, ella quedó en llamarme, pero, no lo ha hecho”.

Sean le miró extrañado y pensó al respecto.

“Ve por ella, y tráela, dile que yo lo ordeno”.

Cyrus asintió y fue a tomar el auto para buscar a Merybeth.

Sean entró en la casa, y observó su reloj, ya casi eran las once de la noche.

Cuando Cyrus llegó a la casa, tocó el timbre, esperó paciente, un hombre asomó a recibirlo.

“¿Qué quiere?”

“Busco a la Señora Merybeth Hyland, he venido por ella, a petición de su marido”.

Arabella Hansen estaba detrás y escuchó sus palabras.

La mujer se asomó y lo miró con firmeza.

“¿El marido invisible?”

Exclamó con mofa.

“Dígale que Merybeth Hansen ya se fue desde hace una hora, si ella no ha querido regresar a su hogar, eso ya no es asunto mío. Ahora lárguese de aquí”

Exclamó con voz agresiva.

Cyrus retrocedió, y se quedó perplejo.

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