Ámame maldito CEO
Capítulo 77

Capítulo 77: 

Quería saludarla, besar su mejilla, pero la mujer dio un paso atrás, levantó su mano.

“Quiero ver la joya”.

Merybeth levantó la mano y le mostró su sortija.

“¿Así que te casaste? ¡Ni siquiera nos avisaste! ¡Ingrata!”

“¿Y para qué? Nunca me has querido, madre, ¿Para qué te hago parte de mi vida, cuando me detestas?”

La empleada se fue de prisa, dejándolas a solas.

“Por lo visto tu marido tiene dinero, tu joya es muy costosa”.

“Ya ves? Y no tuve que robarle el prometido a nadie”.

“¡Cállate!”

Exclamó mordiendo sus palabras con rabia.

“¿Y por qué, madre? ¿Por qué no me quieres? Todo se lo has dado a Sophie, y no hablo de dinero, o de atención, sino de amor”.

“Tú eres nada frente a Sophie, todo le envidias, hasta mi cariño”.

“No es así”

Dijo Merybeth con la mirada dolorosa.

“Lo único que envidió de mi hermana es tu amor, porque me duele saber que mi propia madre no me ama”

Dijo con la voz débil.

Cuando su padre entró en la habitación y escuchó sus palabras hundió la mirada en el suelo.

Era imposible evitar sentir algo de tristeza por ver a su hija sufrir.

‘Después de todo, un padre no mata a su hija, los perros no comen perros’

Pensó.

“Ya basta, Merybeth, como siempre, tratas de manipularme emocionalmente para ponerme contra Sophie, debería darte vergüenza”.

Merybeth apretó su mandíbula viéndola con rabia, y desilusión.

“Me voy, fue un error venir aquí”.

Arabella la detuvo.

“Espera, debes cenar con nosotros, no seas ridícula, además queremos brindar por la felicidad de tu hermana, ¿Acaso no puedes hacer un acto noble por ella?”

Merybeth bajó la mirada, y miró a su padre entrar, de pronto le pareció que el hombre no se veía bien.

Estaba bastante hinchado del rostro y el cuello, con una tez amarillenta.

“Hola, padre”.

“Hola, hija”.

“Te ves cansado, ¿Estás bien?”

“Sí, lo estoy… lo estaré”.

Cuando fueron al comedor, ella se encontró con Sophie.

Se miraron cara a cara.

Merybeth se acercó a ella.

“¿Van a grabar el video de disculpa, madre?”

“¡Nunca! Nunca recuperarás tu buena reputación, serás una mediocre de por vida”.

Merybeth sintió que esas palabras eran el colmo a soportar.

De pronto le dio una fuerte bofetada a Sophie que la hizo caer al suelo, y luego haló sus cabellos, hasta hacerla sollozar de dolor.

Arabella se entrometió y Merybeth sintió como esa mujer halaba sus cabellos hasta llevarla de vuelta al salón.

“¡Eres un estorbo! No te cansas de fastidiar nuestras vidas”

Dijo lanzándola al sillón.

Merybeth se levantó, pero la mujer volvió a sentarla con todas sus fuerzas.

“¡Trae los documentos, Félix!”

El hombre se puso nervioso, pero obedeció

“¿Qué papeles?”

“Firmarás estos papeles, y luego te largarás de Genesee, a dónde no te pueda volver a ver, a dónde no serás un estorbo en mi vida”.

De pronto, Merybeth sintió miedo de sus palabras.

“¿Qué dices?”

Félix, su padre, volvió con los papeles, y miró a Merybeth con temor.

Luego agachó la mirada.

“¡Firma!”

.

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