Ámame maldito CEO -
Capítulo 52
Capítulo 52:
Merybeth se metió al cuarto de baño.
Sean apretó sus manos en un puño, al oír sus palabras.
Luego salió de ahí, caminó por el bosque.
“¿Estás bien?”
Exclamó Orson al encontrar a Sean y verlo malhumorado.
“Estoy bien, sí, lo estoy”.
“Ayer estaba muy cariñoso con tu esposa, ¿Cuándo se convirtió en amor el contrato?”
“¿Qué? ¡Claro que no!”
Dijo con estupor.
No lo aceptaría.
Menos delante de su amigo y familia.
“¿No? Vamos, Sean, se nota que te gusta, y que tú le gustas”.
“Qué no, ella es solo una interesada”
Espetó con coraje.
“Deja de actuar tan cruel, ¿Cómo puede alguien amarte si eres tan insoportable? Es una mujer hermosa, agradable, no la dejes ir, o te arrepentirás, y no voy a ayudarte a traerla de vuelta a ti, cuando te haya abandonado”.
Sean rio un poco.
“¡Qué tonterías dices!”
“Estás advertido”
Orson se alejó de él.
Sean siguió caminando, alejándose de sus propios pensamientos.
Pero era imposible,
Lucy apareció ante él.
“Señor Hyland”
Cuando la miró vio que no se veía bien.
“¿Qué pasa, Lucy?”
“¿Por qué hace esto?”
Exclamó.
Notó que ella estaba ebria.
Sean no podía creer que hubiese bebido a esta hora de la mañana.
“Lucy, no te ves bien, debes ir a dormir”.
“¿Por qué no me lo pidió a mí? Yo lo hubiese aceptado, yo sería su esposa por contrato, yo lo haría feliz”
Dijo con ojos nublados.
La mujer estaba muy mal.
Ella acunó su rostro y lo besó sin pensar.
Sean se quedó quieto.
Sintió sus labios sobre su boca.
Necesitaba sentirlos.
Necesitaba sentir su sabor, y su calidez.
Pero no se sentía igual.
Nada era como la sensación quemante de tener a Merybeth en sus brazos que revivía todas sus sensaciones.
Se alejó abrupto, mirándola severo.
“¡Señor Hyland!”
Exclamó el abogado.
Sean giró impactado.
Ahí estaba el abogado Coleman, al lado de su esposa Merybeth, mirándolo con ojos grandes y asustados.
El abogado la miró con incredulidad, era como si gritara.
¿No le dirás anda?
Merybeth sintió que su sangre estaba helada, que no sabía qué hacer, y pensó en hacer lo que haría cualquier mujer en tal situación.
“¡Eres un…!”
Dijo acercándose a él.
“¡Idiota!”
Dijo encestándole tal bofetada.
Sean no lo esperaba.
.
.
.
Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.
Reportar