Ámame maldito CEO
Capítulo 51

Capítulo 51: 

POV Merybeth:

Me besa, pero esta vez su beso es pacífico, casi dulce.

Es apasionante… pero tierno.

Cuando lo detiene, aún se queda en mi boca.

Me mira de una forma que no entiendo.

Besa mi frente, se levanta y va al baño.

Hundo mi cabeza en la almohada.

Siento tanta humedad en mi entrepierna que siento vergüenza.

Mis ojos están pesados…

Tengo sueño…

Estoy exhausta… y mi cuerpo también.

Pienso en mi promesa, hace tres años, jurándole a Joe que sería suya.

Llegaría v!rgen al altar…

¡Qué tontería!

Estoy hecha de promesas rotas.

Ni siquiera siento vergüenza.

Él me engaño primero. y como sea, ahora yo estoy casada, pero he olvidado que este matrimonio no es real…

El Señor Hyland podría enviarme al infierno con una sola palabra.

Divorcio.

POV Narrador:

Sean abrió los ojos, sintió un calorcillo que lo envolvía.

Miró alrededor, no sabía siquiera en donde estaba, hasta que los recuerdos vinieron a él, paulatinamente.

Cuando se movió un poco, sintió el peso de aquel cuerpo que abrazaba.

Se quedó perplejo, cuando miró bajo las sábanas y vio ese cuerpo a su lado, abrió ojos enormes.

¿Por qué estaba abrazado a su Cuerpo?

Él no tenía camisa.

De pronto…

Lo recordó todo.

Las imágenes de ayer, lo que hizo…

Sintió que su rostro estaba caliente.

Se alejó al instante, y salió de la cama.

Fue al cuarto de baño, se sentía mal físicamente; cansado, y como si no tuviera energía, lavó sus dientes y luego se dio un largo baño en la ducha.

Merybeth se levantó apenas sintió que él ya no estaba en la cama.

Sentía vergüenza.

No sabía cómo iba a reaccionar, y cuando él salió del cuarto de baño ya vestido y arreglado.

Ella hundió la mirada para no verlo.

Él se detuvo ante ella.

Merybeth estaba sentada sobre la cama, dando pequeños golpecitos con su pie en la alfombra, Sean clavó su mirada en ella, como si la escudriñara bien.

“Escúchame bien, Merybeth, lo que sea, que pasó anoche, no existió, fue un espejismo, no significa nada entre nosotros, ¿Entiendes?”

Ella sintió como esas palabras golpeaban en su interior, dándole frío en sus huesos.

No levantó la mirada, pero apretó su mandíbula con un gesto irónico, que le pareció burlón.

“¿Entendiste?”

Exclamó con firmeza.

“Sí”

Dijo ella con seguridad.

“No quiero que te hagas falsas ilusiones conmigo”.

Merybeth se levantó ante él, ya no soportaría más sus palabras necias.

Ella no soportaría que la humillara.

En su vida había tenido que soportar mucho, su familia la odiaba, pero lo aceptaba porque era difícil ser cruel con sus padres, pero Sean no era nadie en su vida.

“¿Ilusiones contigo? ¡Ay, por favor! Ni que fueras un Dios griego, patético, además, sí, estuvo rico, pero solo fue un desfogue, una necesidad, ya ves que, ni para cumplir con toda la responsabilidad eres bueno, pero no estuvo tan mal, eres como un siete de diez, ¿Vale?”

Exclamó con desdén y con ganas de ofenderlo.

.

.

.

Consejo: Puedes usar las teclas de flecha izquierda y derecha del teclado para navegar entre capítulos.Toca el centro de la pantalla para mostrar las opciones de lectura.

Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Reportar