Ámame maldito CEO
Capítulo 359

Capítulo 359: 

Ambos hicieron el amor, no de la forma en que solían hacerlo, con esa pasión.

Esta vez, hubo dulzura, casi como una delicada caricia, que se combinaba con el placer, algo perfecto.

Sublime, eran uno selo, entregados en cuerpo y alma, con las manos entrelazadas, gritándose un te amo con la mirada, besos tiernos, el fuego encendido en su corazón.

Cuando acabaron, estaban abrazados, rendidos a la fuerza de su amor.

Sean abrió los ojos y ella no estaba, se asustó al no verla, pero escuchó la puerta abrirse.

Merybeth saltó a la cama.

“¡Es hora de irnos! Anda, mi amor, el viaje en globo sale en media hora”.

“¡Ay, cielos! Despierto y comienza la pesadilla”.

Ella rio, y lo golpeó con una almohada.

Sean dejó la cama y corrió a bañarse y vestirse.

Ambos fueron hasta Red Valley, Sean rentó una cuatrimoto y manejó hasta allá.

“¿Me dejarás manejar esto, alguna vez?”

“¡Ay, cielos! Y si haces que nos estampemos contra una roca”.

“Confía en mí”.

“Está bien de vuelta te dejaré manejar, claro, si sobrevivimos al viaje en globo”.

Pronto, se encontraron con un hombre, que los llevaría en el globo.

“¿Nos llevarás y volveremos sanos y salvos?”

El hombre sonrío y asintió.

“¿Eres de aquí? ¿Pareces de donde nosotros somos?”

“No, nací aquí, pero mi esposa es de Florida”

Subieron a la canasta, y Sean comenzó a sentir algo de vértigo.

“Amor, respira, las moscas pueden volar, tú también, confía en tu mosca interior”.

Sean río y el hombre también.

“Señor Savan, por favor, IIévenos a las alturas”.

El hombre comenzó el viaje en globo.

Poco a poco fueron elevándose.

La vista era fenomenal.

Ambos veían las caprichosas formas de las rocas que estaban en aquel lugar, el cielo azul, era un sueño mágico.

Era una sensación etérea.

“Es tan hermoso este sitio”.

Merybeth miró al hombre, y guiño un ojo.

“¡Oh, no!”, exclamó el hombre.

“Se ha quemado un motor, ¡Caeremos!”

“¡Vamos a morir!”, gritó Merybeth abrazando a Sean.

ÉI se puso pálido como una hoja blanca.

“¿Y los paracaídas? ¡Díganos, no queremos morir!”

Merybeth y el hombre se echaron a reír.

ÉI los miró con furia.

“¿Es una maldita broma?”

Merybeth chocó su palma con el Señor Savan.

“¡Merybeth!”

“Lo he grabado todo, cuando tus hijos lo vean, se divertirán”.

“¿Qué hijos?”

Ella se colgó a su cuello.

“Los que tendremos, serán tres y serán todos como yo, así que te toca, ajo y agua”.

ÉI sonrió divertido.

“No, uno será como yo, y te volveremos loca, más de lo que estás”, dijo abrazándola de la cintura, mientras miraban el paisaje

“¿Y como lo llamaremos? ¿Mosquita de fruta? ¡Ya sé! Será nuestro Bebé mosca” dijo ella.

Sean rio de ella.

“Eres tan dulce y cruel”.

Besó su mejilla.

“Tengo mucha hambre, pero antes, te llevaré a un hermoso lugar que vi por internet, grabaré un video, y luego comeremos mucho”.

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