Ámame maldito CEO
Capítulo 357

Capítulo 357: 

Sean miró la cámara.

Estaba enrojecido hasta las raíces, pero hondeó su mano.

Ella prometió nuevos videos y dejó de grabar.

“¿Ves todo lo que hago por tu amor, mi diablita?”

Merybeth sonrió.

“Ya veremos, Señor Hyland, ya veremos”.

Sean leía la lista en voz alta, con una sonrisa en su rostro.

“Cantar ante todos, ¿Viajar en globo?”, exclamó con miedo.

“Baile sensual, ¿Vestido de pingüinos”

“¿Qué? Es un pingüino de la Antártida”.

El río.

“Noche romántica, con un regalo inolvidable, hacerte el amor con locura, y pedirte perdón. Esta lista me da miedo, pero lo lograré, soy Super Sean”, dijo seguro.

Ella sonrió.

“Ya veremos”.

“¿No me crees?”

Ella tomó su mano y lo llevó consigo.

Luego de visitar el Castillo de Zikale, y conocer su historia, salieron.

Merybeth informó a Melek que mañana viajarían a Capadocia.

AI salir encontraron a un grupo de niños y adultos, escuchando a un hombre tocar la guitarra y una mujer cantando.

Se acercaron, Melek les dijo que el espectáculo terminó, pero buscaban un nuevo cantante voluntario.

“¡ÉI!”, exclamó Merybeth.

Sean la miró incrédulo, enrojeciendo de pena.

“¡Merybeth!”

“Tu lista dice que debes cantar, Señor Antártida”.

Sean caminó hasta quedar frente a todos.

La gente lo impulsaba, sentía que sus orejas y rostro estaban ardiendo de vergüenza.

Miró a Merybeth tan sonriente como siempre.ñ

Melek grababa la voz de Sean y comenzó a cantar como un susurro al viento.

Merybeth abrió ojos sorprendidos.

ÉI contaba When I’m sixty four, con la voz más desafinada que nadie escuchó, ella aplaudía animando, la gente la imitó, entre risas y burlas.

AI terminar, Sean estaba tan orgulloso de su prueba superada, pero Merybeth alentó a todos a aplaudir y abuchearlo entre risas.

Sean se acercó a ella.

“¿Te gustó mi canción? ¡Fue para ti!”

“Claro que me gustó, fue como escuchar aullar a unos gatos en la media noche”.

Sean río de sus palabras.

Tomó su rostro y besó sus labios.

“Gracias por este delicioso premio, acabaré con tu lista negra y serás mía, irremediablemente, otra vez”.

Ella sonrió al escucharle, caminó adelante, un paso y ella le dio una nalgada.

“¡Eso es por engreído!”

ÉI la miró con estupor y luego sonrió.

AI llegar al hotel, la lluvia comenzó a caer.

Ambos observaron por la ventana.

Ese lugar era hermoso, fresco, rodeado de prados, árboles y naturaleza, su río de agua cristalina, parecía un paraíso.

Merybeth examinó a la cama.

Sean la miró con ojos cargados de deseo.

“Ni lo pienses, mosca de la Antártida”, dijo colocando almohadones, separando la cama en dos.

“Su lado de la cama y el mío”.

“Pero… aquí en la lista negra dice que debo hacerte el amor con locura, estoy dispuesto a cumplir mi obligación”.

Ella ríe de él.

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