Ámame maldito CEO -
Capítulo 347
Capítulo 347:
Sean y Joe estaban en el parque de Allegany, aunque Sean no quería llevarlo, Joe insistió, desde hace un par de días se veía más fuerte, y quiso dar ese paseo.
No lo hicieron solos, dos enfermeras y un médico fueron con ellos, viajaron en helicóptero, Sean quería que Joe estuviera bien atendido.
Era un lugar especial, fue ahí donde el abuelo Metín los llevó a celebrar su cumpleaños, cuando eran niños.
Fue en ese bosque que corrieron y jugaron como dos hermanos, juraron quererse mucho, lo juraron ante Metín, pero al volver a casa, la brecha impuesta por Regina los separó de nuevo a un punto que nunca imaginaron.
“Juramos que seríamos buenos hermanos ante el abuelo, en este bosque, a veces, me preguntó; que hubiese pasado si hubiéramos cumplido nuestra promesa”
Sean lo miró con nostalgia.
“No pienses en eso, Joe, ahora somos hermanos, eso vale más que todo el pasado”.
Joe sonrió.
“Leí un libro, hace muchos años, sobre el amanecer, eran tres amigos, se amaban como hermanos, y se preguntaban, ¿Qué hay detrás del amanecer? AI final del libro, la protagonista lo supo, detrás del amanecer, es detrás de la muerte, ahí está todo lo que amas, lo que perdiste, los sueños, la niñez, lo que abandonas, todo sigue ahí brillando, como un recordatorio de que no puedes permanecer dorado, pero la inocencia siempre brillará, incluso al final de los días”.
Joe se sintió tan cansado.
Sean sonrió y tomó su mano.
“Eso fue profundo”.
Joe sonrió.
“Hermano, gracias. Estos días juntos… han valido la vida de verdad, me hiciste feliz, nunca voy a olvidar estos últimos días con mi hermano si pudiera, si hubiese una mínima posibilidad de que en la otra vida me dejarán elegir un hermano, no lo dudes, Sean, siempre te elegiría, otra vez”.
Sean sonrió, sintió que sus ojos se volvían llorosos.
“¿Lo juras?”
Joe sonrió ante su pregunta.
“Lo juro. Oye, tengo sed, puedes darme un poco de agua”.
Sean se levantó, fue el mismo a traerla al auto de provisiones.
Apenas se fue, Joe liberó el aire.
No podía respirar muy bien, fingía, hizo una señal a la enfermera.
“Puede darme el móvil”.
La mujer se lo dio, pero él suplicó que marcara un número.
Joe esperó en la Iínea, incluso sostener el teléfono era difícil, sintió que su brazo izquierdo estaba adormecido como hace rato, pero callaba.
Pronto, la llamada fue enlazada.
“Hola”
Su voz seguía siendo como terciopelo para sus oídos.
“¡Merybeth!”
Esa voz fue inolvidable para ella.
“¿Joe? ¿Qué quieres?”
“Escúcha… no hay mucho tiempo por perder.. ¡Estoy muriendo! Es la razón por la que te dejé, la razón por la que Sean te dejó, él te ama, siempre te amará, yo… voy a morir, por favor, vivan felices por mí…”
Joe colgó la llamada.
Sintió las lágrimas, y escuchó su corazón latiendo tan fuerte, golpeando su pecho, sintió mucho dolor.
“¡Enfermera…!”
Lanzo un quejido, y la enfermera junto al doctor corrieron a socorrerlo.
Sean escuchó que gritaban que llamarán a una ambulancia, apenas pudo correr al lado de Joe.
…
Sean caminaba de un lado a otro en el hospital.
Esperaba una respuesta, pero nadie le decía nada.
De pronto apareció el doctor ante él, mirándolo a los ojos.
“¿Cómo está mi hermano?”
ÉI negó, moviendo su cabeza de un lado a otro.
“No pudimos hacer nada, su infarto fue fulminante, lo siento mucho”.
Sean dio un paso atrás, mientras sentía que un nudo apresaba su garganta.
Luego caminó unos pasos.
Sentía que el mundo era tan irreal.
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