Ámame maldito CEO
Capítulo 340

Capítulo 340: 

Merybeth llegó al despacho, y se encontró con Lynda.

Ella estaba tan triste.

Se había enterado de todo, por Orson, y la abrazó.

“Merybeth, ¡Lo siento tanto!”

“No lo hagas, me he deshecho de una mosca revolotera, debes alegrarte por mí, seré tan libre como tú, mira lo que has logrado sin un hombre, comenzar a estudiar algo que te apasiona. En unos años, tú serás la CEO de este lugar, cuando tu primo sea un viejo barrigón, todos dirán ¡Oh, ella es la gran CEO brillante, mejor que cualquier hombre! Si fuera un hombre, ellos tendrían miedo”.

Lynda sonrió y la abrazó de nuevo.

Orson y Sean aparecieron.

Merybeth miró a Sean con rabia.

“¡Ay, qué horror! ¡Una mosca asquerosa!”, exclamó sacudiendo su mano al aire.

“¿Quiere que le traiga algo, señora?”

“Tal vez un repelente para moscas de la Antártida y tóxicas nivel Chernóbil”.

“Traeré un matamoscas”, dijo la mujer.

Sean puso ojos en blanco de fastidio.

“No lo haga, ella brome”, aseveró Sean.

“Pasemos a la sala, por favor”; dijo Orson.

Merybeth asintió ante Orson, y entró.

Saludo a Edward que estaba en la oficina.

“Gracias por lo que hiciste por mi madre”, dijo abrazándolo.

Sean vio la escena, y sintió un dolor por dentro.

La idea de que perdería a Merybeth, y que podría ser para siempre, comenzaba a enloquecerlo, más imaginarla en brazos de otro.

“Bien, comencemos, por favor”, dijo Orson.

Merybeth tomó asiento frente a ellos.

“Quiero anunciarles que cambié de opinión, quiero algo más, o no firmaré”.

Sean alzó la mirada.

Sus ojos se volvieron furiosos

“En eso no quedamos”.

“Quedamos en lo que yo diga, si quieres, si no me voy, y nos vemos en los juzgados, pero, claro, es que yo soy tan pobre, mi madre aún no puede tomar su dinero, así que, tendré que pedir un abogado de oficio, eso tardaría mucho, ni modo, esperemos”.

Sean la miró con ojos pequeños.

Ella era astuta.

“¿Qué es lo que quieres?”

“Pensé sobre la Casa de Malibú, la quiero, porque sé que Sean no dudará en venderla, y le tengo cariño a esa casa”.

Sean asintió.

“Que traigan las escrituras”.

Merybeth lo miró fijamente.

Había un desafío en su mirada, una herida.

Ella recordó anoche, antes de ir a dormir.

Flashback:

Su madre estaba arreglando la ropa, y ella aprovechó para darse un baño, al salir, abrió su maleta, ahí estaba la prueba de embarazo.

Merybeth la observaba, temblorosa.

Respiró profundo, tenía un ligero retraso, así que pensó que podría ser posible, creyó que podría cambiarlo todo, era su última esperanza.

Hizo la prueba siguiendo las instrucciones, esperó la respuesta, sentía muchos nervios, temblando entre la duda, y la intriga.

Luego cerró los ojos, tomó la prueba.

“Uno, dos y tres…”

Abrió los ojos y miró el resultado.

Las lágrimas cayeron por sus mejillas.

Dejó caer la prueba al suelo, y cubrió su boca, para evitar que un sollozo saliera de sus labios.

Era negativa.

La entrada de la asistente la devolvió a la realidad.

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