Ámame maldito CEO
Capítulo 339

Capítulo 339: 

Mary Bell se sentó a su lado.

Ambas se tomaron de la mano.

“Firmaré el divorcio, ya no estaré casada con el Señor Hyland”.

Mary Bell parecía angustiada al escucharla.

“¿Por mí?”

“No, claro que no, es por mí, y por él, ya sabes, a veces, la gente deja de amar”.

“Pero, tú lo sigues amando, ¿ÉI te dejó de amar?”

Merybeth bajó la mirada.

No supo que responder.

“Creo que sí, pero no importa”.

“Claro que importa, tú estás triste, y estás intentando no hacérmelo ver, no quiero que calles ante mí, no quiero que me ocultes tu dolor”

Mary Bell tocó su rostro, en una tierna caricia que la hizo sentir en paz.

“Sé que, ahora, parezco muy débil, todo lo que quiero, es ser fuerte para ti, hija, llora si quieres, yo estaré aquí, incluso cuando llegue la noche, yo te abrazaré”.

Merybeth sollozó ante ella, y Mary Bell la abrazó con fuerzas.

Mary Bell veló el sueño de su hija.

Estaba preocupada por ella, pero feliz de poder estar a su lado, ella estaba comenzando una terapia con una buena psicóloga en Nueva York.

Amas debían viajar para ir, pero valía la pena.

Octave la llevaba, parecía tan enfocado en cuidarla.

A la mañana siguiente cuando Merybeth abrió los ojos, lo primero que vio fue a su madre dormir, acarició su rostro, las personas dormidas siempre parecían más jóvenes, ella besó su frente y se levantó tan despacio que ella no pudo sentirla.

Merybeth fue al cuarto de baño, lavó su rostro y su boca, luego se miró, sus ojos estaban hinchados, como si hubiese llorado por años.

No evitó preguntarse cuántas lágrimas eran normales derramar al largo de una vida.

‘Tal vez rompí el récord, pero también he reído mucho’, pensó optimista.

Luego salió al balcón, vistiendo su bata de dormir.

Observó los rayos de sol cubrir Genesee, se sentía tan triste, pocas veces estaba así, pensó en Sean, y las lágrimas corrieron por su rostro.

‘Ayer estaba parada en aquella puerta, decidiendo si me iba, o seguía rogando por ti, pero no moviste ni un músculo, supe que mi corazón estaba roto. Vi esa escena mil veces, nunca resulté ganadora. Siempre di todo mi amor, y fui despreciada. Si eras mi patria, ¿Por qué me desterraste? Así que me iré sin despedidas’, pensó molesta.

‘Ya no siento tu amor en mis huesos. Me abandonaste cuando creí que yo era tu corona, y me arrojaste. al destierro. Nunca fui tu prioridad. Me voy tranquila, has perdido a quien más te amo’

Orson tocaba esa puerta, pero nadie respondía.

Cyrus corrió hacia él, llevando consigo la llave maestra, y abrió, había un silencio en aquel lugar, hacía frío, se miraron con duda.

Subió a la alcoba, y lo encontró en el balcón con la puerta abierta de par en par, y una botella de whisky en el suelo, vacía.

“¡Sean! ¿Qué demonios pasó?”

Sean se levantó.

Caminó con debilidad al cuarto de baño, sintió el agua fría, y luego cuando estuvo consciente se apuró a vestirse.

Bajó la esclarea y vio a Orson, quien se levantó, mirándolo con desconcierto.

“¿Quieres explicarme que es esto?”, exclamó señalando en su móvil el mensaje de la asistente, sobre preparar los papeles de divorcio con Merybeth.

“Sí, voy a divorciarme”.

“¡¿Qué?! ¿Enloqueciste?”

“No quiero tus sermones, puedes ayudarme, por favor”.

Orson le miró con rabia.

“¡Después de todo! ¿Solo le darás el divorcio?”

“Sí”.

“¿Qué está pasando?”

“Si no puedes hacerlo, dale la tarea a Edward”.

Orson negó con rabia, pero tuvo que aceptarlo.

.

.

.

Consejo: Puedes usar las teclas de flecha izquierda y derecha del teclado para navegar entre capítulos.Toca el centro de la pantalla para mostrar las opciones de lectura.

Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Reportar