Ámame maldito CEO -
Capítulo 33
Capítulo 33:
POV Merybeth:
Quien ama más, sufre más.
Quien ama al final, ama más.
¿Quién ha inventado las estúpidas reglas del amor?
Cuando levantó mi vista puedo verlo, es él, caminando con ligereza.
Sigue siendo el niño dulce en el que solía confiar, pero ahora no lo reconozco.
Lloré tanto, jurando que sería para mí, hubiese luchado por ti, Joe Carson, hubiese luchado por ti toda la vida, pero no me diste ni una oportunidad, me dejaste a un lado en la ignorancia, pero debes saberlo.
Como yo nadie va a amarte, y cuando lo sepas, tú te sentirás solo, tu llorarás esperándome en este puente.
…
POV Narrador
Merybeth alzó la vista y encontró esos ojos azules mirándola.
Esta vez no notó el descaro que antes vio en él.
Había algo más, algo que parecía roto, pero que ella no podía entender.
Cuando antes siempre le pareció que Joe era un libro abierto que conocía de memoria.
Ahora solo le parecía un gran enigma imposible de descifrar.
Ella tragó saliva.
Sentir que se acercaba a ella, era algo aterrador.
Aclaró su garganta.
Joe tenía sus manos en sus bolsillos.
Cuando estuvo frente a ella la miró bien, arrugó su gesto.
Había una tristeza sin esperanza en su mirada.
“Hola, Mery, me alegro verte, me alegro que estés bien”.
Merybeth esbozó una sonrisa, que de pronto se desapareció.
“¿Creíste que moriría de amor? ¡Ja! no me conoces, Joe Carson, Estoy bien, demasiado bien, ahora, míralo por ti mismo”
Ella levantó la mano.
Joe Carson miró su mano.
Le tomó unos minutos poder entender lo que ella quería que viera, hasta que de pronto lo captó, fue como si una venda hubiese caído de sus ojos.
Observó el anillo rutilante que brillaba con la luz del sol que ya casi se escondía por el horizonte, se quedó de piedra.
Estaba tan perplejo.
Ella pudo ver un dolor en su mirada.
“¿Ese anillo es…?”
“Sí”
Dijo Merybeth y sonrió.
Pero sus ojos estaban tan cristalinos.
Aunque quería sentirse feliz por su revancha, ahora seguía doliendo.
“¡Me casé! Me casé con otro hombre apenas y me dejaste, ya lo ves, tú me reemplazaste, pero yo también conseguí tú reemplazo; un hombre mejor que tú en toda la extensión de la palabra”.
Joe bajó la mirada.
Parecía desolado.
“¿Por qué? ¿Él ya existía, 0 fue después de mí?”
Exclamó con desesperación, luchando por no perder el control que quería abandonarlo.
Merybeth quería humillarlo.
Pero no pudo.
“Fue después de ti, apenas me vio se enamoró de mí, es billonario, me tiene tan mimada, soy su dulce princesa, me tiene en una casa lujosa, cumple todos mis caprichos, mira mi anillo, es exclusivo de la Casa Giacomi, vale miles de dólares, ya ves, tú me dejaste como si yo no tuviera valor, pero mi amado esposo vio en mi un brillante, imposible de resistir”.
Joe alzó la vista.
Merybeth sintió que entraba en pánico.
‘¡Joe está… llorando!’
Ese pensamiento fue desgarrador.
“Me alegro, en realidad, y aunque lo dudes, me alegro, quiero que seas feliz, anhelo que ese hombre sea mejor que yo y que te de la gran felicidad, que te valore, porque eres… maravillosa, sé feliz, Mery, en este mundo, tú mereces ser feliz…”
Joe tenía lágrimas en sus ojos.
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