Ámame maldito CEO
Capítulo 320

Capítulo 320: 

“Elegí la segunda opción; sí, mi amor, elegí dejarte, Merybeth, te amaba tanto…”, dijo en voz baja y con tristeza.

“Te amo tanto que prefiero verte feliz con otro, si yo puedo hacerte feliz; ahora solo suplicó que Sean no muera, que esté vivo, porque lo quiero a tu lado, porque quiero verte feliz”, Joe tomó su mano, besó su dorso con suavidad.

“Todos vamos a morir, ¡Qué sorpresa! Pero, no quiero que veas mi muerte como algo triste, no quiero que sufras por mí, ni me veas con Iástima, ¿Lo prometes? Merybeth, solo quiero tu felicidad”

ÉI se mordió los labios.

“Incluso si eso me duele, eso es el amor. Nunca quise lastimarte, ni engañarte con Sophie, tuve que hacerlo. Perdón por lastimarte, esa falsa traición es algo con lo que vivo a diario, y me mata, desearía recoger las Iágrimas que derramaste por mí, cambiarlas por sonrisas, no puedo, no soy perfecto”.

Suspiró.

“Nunca quise hacerte esto, hay una razón por la que hice todo esto, pero nunca quiero que la sepas, porque te amo, es mejor así, nunca sabrás la verdadera razón de por qué te dejé, amándote tanto”.

Joe levantó la vista, y miró a un lado.

Estaba sintiendo que era observado.

Cuando lo hizo, miró a ese hombre en el umbral de la puerta, le miraba con ojos grandes, y severos, era como si quisiera escudriñarlo.

Joe se levantó enseguida, mirándolo de arriba abajo, sorprendido.

“¡Sean! ¡Hermano!”, exclamó y corrió a abrazarlo.

Sean recibió su abrazo.

Incluso si no lo quería, había escuchado algunas de sus palabras.

Cuando entró a la cabaña; quiso hablar, pero la conversación era tan intensa, que terminó por escuchar lo que él decía.

Ahora tenía miedo, uno que lo amenazaba, que lo angustiaba, Joe aún amaba a Merybeth, pero, no solo eso, la había dejado por una razón, una desconocida y poderosa, que estaba por encima del amor que profesaba a su esposa.

“¿Qué fue lo que pasó?”, preguntó Sean desconcertado.

“Merybeth vino por ti, no te dejaría, juró que estabas en esta isla, luego ella enfermó, tiene mucho a fiebre”.

Sena sintió terror.

Luego se acercó a Merybeth.

ÉI tocó su piel, era cierto, ardía en fiebre.

Luego escucharon ruido afuera, un helicóptero estaba llegando.

“¿Quién es?”, exclamó Joe.

“Orson y Edward, me encontraron antes que ustedes, luego los buscamos, temimos que algo malo les hubiese pasado, y comenzamos a buscarlos por todos lados, y vinimos aquí, para encontrarlos”, les explicó Sean.

Sean cargó a Merybeth entre sus brazos.

Joe apagó la fogata y fue tras ellos.

Ambos subieron al helicóptero, para irse de esa isla.

Sean llevó a Merybeth hasta un hospital y la atendieron de inmediato.

“¡¿Es Cierto que mi hija está mal?!”, exclamó Mary BelI acercándose a Sean.

Ella había salido de revisión y estaba asustada.

“Sí, pero, es fuerte, Merybeth es la mujer más valiente y fuerte que conozco, ella va a estar bien”, aseveró Sean.

Mary BelI asintió.

Quería creerlo.

Solo quería volver a ver a su hija.

Ese era su único deseo en la vida.

“¿Quién es ella, Sean?”

“Ella es la madre de Merybeth”.

Joe la miró impactado, pero sonrió

“Merybeth será tan feliz cuando la vea, siempre deseó tener a una madre buena que la amara, Arabella nunca lo hizo”.

Mary BelI bajó la mirada al escuchar ese nombre.

Sintió odio de recordar a su peor enemiga.

“¿Dónde está Arabella? Ella me debe mucho, ¡Tiene que pagar por todo el daño que me hizo a mí y a mi hija!”, exclamó llorando.

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