Ámame maldito CEO -
Capítulo 313
Capítulo 313:
Edward tragó saliva.
“Está bien, juro que no se involucrará a la policía”, aseveró Edward.
Cuando salió, miró a Sean llegar, y le llamó.
Sean entró a su oficina y Edward le dijo todo, él estaba angustiado.
“Nada puede salir mal, Edward, necesito recuperar a Mary BelI”.
“Me preocupa que amenazó que si llamamos a la policía la matará, podríamos estar ante gente muy peligrosa. Creo que incluso si llevamos a los hombres, será muy peligroso”.
“¿Qué debemos hacer?”
“Vamos los dos, pero separados, así uno lleva consigo a los guardias, llama a la policía, y el otro llega antes a dar el dinero, luego nos unimos, para rescatarlos”, dijo Edward.
Aunque Sean pensó que era un plan arriesgado, lo aceptó.
…
Mientras tanto en otro lugar…
Joe estaba en la consulta, cuando escuchó los últimos resultados, solo hundió la mirada, el doctor también estaba serio.
“Lo siento, Joe, sabíamos que podía haber malas noticias”.
“¿Cuánto tiempo tomará en que…? ¿En qué mi vida se vuelva tan caótica y dependiente?”, preguntó con tristeza.
“Tal vez un par de meses, podría ser más tiempo, depende de como cuides tu salud, ahora veo que el estrés te afecta muchísimo, y veo que va en incremento”.
Joe asintió despacio.
“Está bien, ¿Pudo averiguar lo que le pedí?”
El doctor asintió y sacó de su cajón algo.
“Es una muy buena cIínica de reposo, recibirías la mejor atención”.
“¿Cuánto tiempo me da como Iímite para que pueda ingresar aquí?”
“Bueno, es difícil saberlo, pero estar ahí, desde antes, podría ayudarte a familiarizarte”.
Joe asintió.
“Gracias”
Joe se despidió y salió de la cIínica.
ÉI iba a tomar un taxi, cuando vio a Sophie ahí.
“¿Qué haces aquí, Joe? ¿Acaso estás enfermito?”, exclamó con cinismo.
Joe le miró con ojos llenos de repudio.
“Quiero el divorcio, Sophie”.
“¡Nunca te lo daré, Joe! Puedes suplicar por él, pero, no te lo daré”.
“¿Qué quieres a cambio de que me des el divorcio?”
Sophie le miró con severidad.
“¡Nunca!”, espetó y se fue.
Joe respiró profundo.
Sentía que odiaba a esa mujer con todas sus fuerzas.
…
Mientras tanto en otro lugar…
Sean y Edward iban en camino.
Cada uno iba en su auto, hacia Allegany.
Orson estaba enterado de todo, él llamaría a la policía en cuánto Edward le dijera y Sean llevaba consigo el dinero.
Recibió la llamada de Merybeth y respondió enseguida.
“¿Dónde está mi amada mosquita? ¿A qué hora llegas? ¿Ya quiero que nos vayamos a nuestra casa?”
“Hoy tengo algo que hacer, es muy importante, mi amor, pero es algo para ti, algo que si se realiza te hará muy feliz”.
“¿Qué es? No quiero veinte millones, ni una casa en la playa, ¡Eh!”
El rio de sus palabras.
“Te juro que será maravilloso, ya lo verás, confía en mí”.
“Te amo, ya te quiero ver, no te demores mucho, Señor Antártida, que te necesito”
“Te amo; mi diablita”.
Sean colgó la llamada.
‘Por favor, que podamos rescatar a Mary BelI, que Mery pueda volver a ver a su madre’, pensó como un deseo que pedía al universo.
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