Ámame maldito CEO
Capítulo 311

Capítulo 311: 

Merybeth aplaudió como si celebrara.

“¡Felicidades, Arabella!”, dijo ella.

“AI fin supiste hacer algo bueno en tu vida, parece que progresas, ahora ya sabes como fregar un piso, tal vez si hubiese fregado tu envidia para limpiarla, la vida te sonreiría, ahora nunca podrás saberlo”.

Ella la halagó con un tono sarcástico.

“Muy buen trabajo, quizás después, te aumenté unos centavos el sueldo. Por cierto, te faltó limpiar aquí”.

Arabella la miró con intriga, los suelos estaban limpios e inmaculados.

Merybeth le miró con astucia, tirando el jugo sobre el suelo.

Arabella la miró rabiosa.

“¡Oops, qué desastre!”, dijo y caminó por encima del jugo, creando más manchas sobre el suelo.

“¡Límpialo!”, exclamó con burla.

Esto era tan divertido para ella.

Se sentía viva.

Sean rio de ella.

Luego ambos tomaron sus manos, y salieron de ahí.

“¡Que diablita tan pilla eres!”

“Ya me debía muchas, es hora de que empiece a pagar”, dijo Merybeth con mofa.

Arabella lanzó un gruñido.

Estaba frustrada.

De pronto, Regina entró y miró sus ojos.

“Ven conmigo, mujer, es hora de que hagamos una alianza”.

Arabella sonrió feliz.

Regina y Mathew escuchaban a la mujer.

Luego se miraron fijamente.

“Bien, te daré el dinero, está misma noche te daré todo el dinero para que lo lleves con ese hombre, pero quiero que tengas a la madre de Merybeth en tu poder, Mathew irá contigo, por si ese hombre se pone difícil”.

“¿Tienes tanto dinero?”

“Tengo veinte millones, eso es lo único que ofertarás”.

Arabella estuvo de acuerdo y se fue, dejando a Regina y a Mathew solos.

“Quiero a esa mujer a nuestra merced, no quiero que le pase nada”.

“¿Qué hará, señora?”

“Todo ha cambiado, Mathew, lo que ayer me importaba, ya no, ahora solo quiero dos  cosas, acabar con Sean, y desaparecerlo, luego, que Merybeth vuelva con mi hijo”.

“¿Lo hará?”

“Si no lo hace, no volverá a ver a su madre”, sentenció.

“¿Y Arabella Hansen?”

“Deshazte de ella, es un estorbo, luego nos encargaremos de Sophie”, aseveró.

Mientras tanto en otro lugar…

Merybeth, Sean, Jane y Orson desayunaban en el apartamento del último.

Merybeth miraba a Orson y a Jane tan feliz de verlos por fin aceptar su amor.

“¿Cuándo se van a casar?”, exclamó Merybeth.

Todos se quedaron silenciosos ante sus palabras.

Luego se miraron fijamente.

Jane sonrió con ternura, y Orson se sintió dichoso.

“Aún no sabemos la fecha, pero prometo que será pronto, y ustedes dos serán nuestros padrinos”, dijo.

Merybeth y Sean se sorprendieron de sus palabras, estaban felices.

Jane y Merybeth permanecieron en el departamento, mientras Sean y Orson salieron de ahí, rumbo al despacho.

Sean manejaba su auto y Orson iba con él.

“Entonces, ¿Joe hizo eso? ¡Vaya! Debe estar desesperado”.

“Me duele, hay una parte de mí que sufre con eso, pero…”

“Pero, es tu vida, Sean, tu felicidad, y no tienes por qué limitarla, ni sacrificarla por nadie, Joe eligió, y le toca sufrir por su mala elección”.

“Lo sé, pero, no dejó de pensar que, si existe un mundo dónde nada de esto pasó, Merybeth seguiría amando a Joe”.

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