Ámame maldito CEO -
Capítulo 306
Capítulo 306:
“Dinos, ¿Dónde está Mary BelI Riley?”, exclamó Sean.
“Yo… ¡La entregué a Tom!”, exclamó desesperada.
“¿Lo planeaste junto con tu ex esposo Octave?”
“¿Octave? ¡No! Octave jamás lastimaría a Mary, está enamorado de ella, ambos, Mary y él, fueron secuestrados por su hermano”.
Sean y Edward se quedaron de piedra ante tal declaración.
Ambos la miraron incrédulos.
Luego fueron a la comisaria para escuchar su declaración.
Merybeth recibió la llamada de Lynda, anunciándole que Sean llegaría por la noche a casa, ya que estaba en un pendiente urgente en Nueva York.
“Gracias, Lynda”, dijo Merybeth y colgó la llamada.
Ella se recostó en la cama.
Se sentía cansada.
…
Mientras tanto en otro lugar…
Sophie observaba a Joe en el jardín, le miraba con rabia.
“¿Qué es lo que pasa?”, exclamó Arabella.
“Arreglaste la tontería del divorcio”.
Sophie tenía la mirada fija en Joe.
“No, ese maldito no me ha dirigido la palabra desde entonces”.
“Sophie, debes arreglarlo, déjale en claro que tú eres su esposa, él no puede echarte de su lado”.
“Madre, Joe se ha convertido en otro hombre, desde que Merybeth volvió a nuestras vidas, es como si no existiera para él”.
“¡Esa maldita! Debo salir, si te preguntan por mí, tú no me has visto”.
“¿A dónde irás, Arabella?”
“No me preguntes, niña, tengo mis propios planes”.
Sophie rodó los ojos con fastidio.
“Hablando de propios planes, yo también haré los míos” dijo sonriente y caminó al jardín.
…
Mientras tanto en otro lugar…
Sean escuchaba todo lo que Clarisse decía.
Ahora sabía que Octave no era el criminal que creyeron, al contrario, parecía un héroe, pero aún no daban con el paradero de Mary BelI, eso lo frustraba, quería que Merybeth conociera a su madre, quería hacerla feliz.
Respiró profundo, era obvio que Clarisse no sabía sobre el paradero de Tom.
“Será juzgada y seguro le darán muchos años como cómplice de secuestro, quizás toda la vida pase en la cárcel, jamás volverá a ejercer su profesión”.
Sean asintió.
Le agradaba la noticia, pero no lo hacía feliz del todo, él quería que Merybeth y Mary BelI volvieran a estar juntas, que se dieran el amor que nunca pudieron darse.
Pasaron varias horas, Joe seguía en el jardín, observaba los cielos nublados, era el atardecer, la noche estaba por llegar.
“¿Piensas en ella? Como siempre, ¿Verdad?”
Joe miró a Sophie, odiaba escuchar su voz.
“¿De qué hablas, mujer?”
“De Merybeth, quieres dejarme por ella”.
Joe la miró con ojos severos.
“Te metiste en la alcoba de mi hermano, eres una mujer detestable, Sophie, lamento no darme cuenta antes”.
“Eres mi esposo, Joe, siempre lo serás”.
“Pronto, prepararé el divorcio”.
“Merybeth no volverá a ti, ella ama a su marido, lo ama, como nunca te amo a ti, él si le da lo que tú, no, además, déjame decirte que ese hombre es mucho mejor que tú, y todo lo tiene mejor que tú, ¿O por qué crees que Merybeth te olvidó tan pronto? Solo en unos meses te reemplazó, como tú lo hiciste y todo porque conoció a Sean”.
Joe la miró con odio voraz.
Luego se acercó a ella.
“Lárgate, Sophie, y prepárate, porque te irás a la calle, no obtendrás nada de mí”.
Sophie rio de él.
“Tal vez, pero tú, nunca volverás a Merybeth”.
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