Ámame maldito CEO -
Capítulo 304
Capítulo 304:
“No me jures nada, la vida es así, nada es para siempre, Orson, hoy juramos amor, mañana ¿Quién puede afirmarlo?”
“Tienes tanto miedo, Jane, lo sé, tienes mil razones para alejarte, pero yo tengo una, solo una, pero, es poderosa, y es que te amo, a ti y a mi bebé, sé que tienes mucho miedo, lo veo en tus ojos, déjame contarte, hay un secreto para la felicidad, es que la vida es una elección, amor, todos los días me levantaré, te veré a mi lado, te elegiré, lucharé por ti”.
“Orson…”
“Sí, lo sé, piensas que estoy loco, escúchame, habrá días en que querrás matarme y me odiarás, quizás yo también te odiaré, pero, luego, cuando hagamos un balance entre lo bueno y lo malo, siempre lo bueno pesará más para quedarnos juntos”.
“¿Y sino? ¿Y si te arrepientes? ¿Si no vale la pena?”
“Nunca pasará, porque si sucede, yo te voy a volver a enamorar, no puedo hacer que creas en mí, solo te puedo pedir que me dejes demostrarlo, ¡Déjate amar!”
Jane sollozaba.
Sus Iágrimas se camuflaban en la fresca lluvia.
“Sí, Orson, me rindo, me dejaré amar, te amaré”.
Orson sonrió y besó sus labios.
Ella se abrazó a su cuerpo, sintió que en ese beso dejaba ir el miedo, abrazando a la esperanza que representaba Orson en su vida.
…
Mientras tanto en otro lugar…
El entierro de Joel ocurrió bajó la lluvia.
Joe estaba ahí.
Estaba destrozado.
Poca gente se dio presencia.
Regina Carson se negó a informar a sus allegados y amigos, decidió volver el funeral íntimo.
Sean observó como el féretro descendía para ser enterrado.
‘Te perdono, padre, todos cometemos errores, tú lo dijiste, eras un hombre egoísta y ambicioso, nunca supiste el daño que me hiciste, pero, ya no importa, tu desamor me dio el amor de otros, y soy alguien mejor, así que te perdono, olvido el pasado, espero que hayas encontrado tu paz, espero que seas feliz, donde quiera que estés’
Sean se acercó a Joe.
Ambos se miraron fijamente.
Luego se dieron un gran abrazo.
Joe lloraba.
“Lo siento tanto, Joe”.
“¡Hermano! Me quede solo, mi padre se fue, creí que me acompañaría hasta el final, ¡Qué triste! Ahora, estoy solo, es mi destino”
Sean le miró con tristeza.
Joe tomó un puño de tierra, y lo lanzó al féretro, comenzaron a enterrarlo.
Joe se acercó a Merybeth.
Estaba tan triste.
“Mi padre murió, Mery”.
Ella lo abrazó sin dudar, y Joe la abrazó con todas sus fuerzas, lloraba.
“quisiera volver el tiempo, que estuviéramos en el Puente de Balí, nada de esto pasaría, soñaríamos con una buena vida, ¿Lo recuerdas?”
Merybeth no dijo nada, solo lo miró compasiva.
Sean estaba mirándolos fijamente.
Tenía ojos severos.
Estaba molesto.
ÉI intentaba contener sus ganas de arrancar a su mujer de los brazos de Joe.
Regina se acercó a Mathew.
Luego miró a Merybeth y Joe abrazados, y tuvo un plan en su retorcida mente.
“Estoy pensando en algo”.
“¿En qué?”
“Supongo que, ahora que Merybeth es la esposa de Sean Hyland, deberá ser la heredera de todo, si queda viuda, ¿No lo crees?”
“Supongo que sí”
“Imagina que tan rica seré, si Sean Hyland muere, y su viuda Merybeth Hansen hereda toda su fortuna, tanto la Carson como la Hyland, para luego casarse con mi amado hijo Joe”.
“Eso sería un golpe de suerte, señora, pero olvida que ese Sean es casi inmortal”.
“Casi, tú lo has dicho, es hora de que lo vuelvas un cadáver”, sentenció Regina.
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