Ámame maldito CEO -
Capítulo 3
Capítulo 3:
“¿Acaso eres un bufón?”
Ella no esperaba tal actitud, y lo miró confusa.
“¿Eh?”
“No eres tan bonita, como piensas, querida, he visto más hermosas que tú, y lo de divertida, podrías pasar más por ridícula”.
Ella arrugó el gesto antes sus palabras; y su rostro se volvió rojo.
“Estás ciego, esa es la verdad, porque en la vida, jamás podrías conocer a alguien tan hermosa y simpática como yo”
Sentenció.
Estaba tan molesta y quería demostrárselo.
Sobre todo al ver su gesto que levantaba su ceja, haciendo un gesto de incredulidad, ella besó sus labios.
Primero fue solo un roce, pero el sabor dulce le gustó.
Sean quería detenerla, por un instante ni siquiera correspondió, pero sintió su cálido aliento, su perfume de azahar, y se sintió embelesado ante la suavidad de sus labios.
Sus manos se aferraron a su cintura, acercándola más a su cuerpo, profundizó el beso, haciendo que sus lenguas danzaran y se acariciaran.
Merybeth sintió que temblaba, que mariposas revoloteaban en su estómago.
Era tan rara la sensación.
Hace mucho que no se sentía de esa manera.
“Señor…”
Esa voz los distrajo y se alejaron.
Merybeth tenía sus mejillas cubiertas de rubor.
De pronto se sintió insegura.
Se sentía como una tonta.
Solo quería irse.
Estaba por hacerlo, pero la voz de ese hombre se coló en sus pensamientos.
“¿Qué pasa?”
“Señor, por desgracia; la señorita Norman, ha huido del país, se ha negado a casarse con usted, y canceló el contrato. ¿Quiere que la busquemos?”
“No, déjenla ir en paz, no importa, busca a otra mujer que quiera casarse por contrato, mañana mismo”.
Ella le miró con algo de estupor.
No esperaba que él pudiera necesitar algo así.
De pronto, cuando recordó aquella traición de Joe y Sophie en su contra, se armó del valor que le faltaba.
“iYo, Señor Hyland! Yo me caso con usted por contrato, no busque más, soy la elegida”.
Sean Hyland que había olvidado su presencia.
Se giró a mirar a esa mujer que estaba aún frente a él y tenía una gran sonrisa en sus labios rojos.
La miró de arriba abajo, era realmente hermosa, de cabellos muy oscuros y sedosos, ojos azules, y cuerpo esbelto.
Pero el dudó.
Era muy joven.
Por lo menos una década menor a él.
Sean miró sus ojos fijamente casi como si pudiera leer en su mirada.
“No”
Dijo y dio la vuelta yéndose seguido de su empleado.
Merybeth nunca se sintió tan ofendida.
Lo maldijo entre dientes y tomó otro trago para beber.
Cuando volvió a la barra no encontró a Jane por ningún lado.
Caminó por el bar, tratando de buscarla en la pista de baile, pero fue imposible.
De pronto sintió que un hombre tomó su brazo con fuerza.
“Bailarás conmigo, preciosa”
Aquello sonó a una orden, más que a una invitación.
Ella nunca había visto a ese sujeto en su vida, pero era un tipo robusto y con un gesto de depravado que no le gustó.
“Yo no bailo con usted”
Dijo intentando alejarse de su alcance, pero él volvió a sujetarla con más fuerza.
“¡He dicho que bailarás conmigo toda la noche! Luces como la reina del baile, y lo serás para mí”.
Ella gritó negándose.
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