Ámame maldito CEO -
Capítulo 291
Capítulo 291:
“¿Por qué te condenas a no ser feliz? Ni siquiera le diste una oportunidad a ese hombre, no puedes vivir amargando tu vida porque tus padres no te eligieron, porque te sientes malquerida, Jane, eres más que todo esto, ¡Mírate de la forma en que yo te veo! ¡Mírate de la forma en que Orson te ve! Eres maravillosa, independiente, fuerte, hermosa, serás una gran madre. ¿Por qué no te amas lo suficiente, para decir que mereces ser bien amada?”
Merybeth tenía los ojos llenos de Iágrimas.
Estaba frustrada.
Jane también lloraba.
“Para qué? ¿Crees que quiero soportar un fracaso en mi vida? ¡No puedo! Además, Orson merece algo bueno, no esto que le ofrezco”.
“Me recuerdas a Sean, antes, cuando tenía tanto miedo y me alejaba, ¿Crees que no tengo miedo? ¿O que Orson no tiene miedo? ¡Claro que sí! La vida es un riesgo, Jane, nunca vas a saber que habrá pasado, si tienes miedo, y un día te despertarás, siendo una anciana, en el fin del mundo, preguntándote; si hubiese hecho algo diferente, ¿Sería todo diferente hoy? Y créeme, Jane, esa es la peor pregunta que te puedes hacer al final de la vida”.
“Merybeth…”
Jane hundió la mirada.
“Es Merybeth”, suspiró.
“¿Sabes? Iba a decir que eres una cobarde, pero no es cierto, en realidad eres valiente, solo alguien fuerte es capaz de dejar ir al hombre que ama, para después verlo ser feliz con otra persona, yo no lo soportaría, te felicito, si eso te hace feliz, me voy”.
Merybeth limpió sus Iágrimas y se fue.
Jane pensó en Orson al lado de otra mujer, siendo feliz sin ella, y cuando Merybeth salió se echó a llorar pensando en sus palabras.
…
Mientras tanto en otro lugar…
Sean llegó al despacho.
De pronto, Orson fue con él.
Ambos platicaron de algunos casos, pero Sean notó que estaba ausente.
“¿Qué te pasa?”, le preguntó.
Para su sorpresa él no respondió.
Estaba en otro mundo.
“¿Cómo está tu bebé?”
Reaccionado al instante, él respondió:
“Será una niña” dijo con felicidad e ilusión.
Pero su mirada cambió.
Ahora se volvió melancólica.
“Me alegro, pero, algo te inquieta, ¿Verdad?”
“Jane, no me quiere a su lado, ya sabes, parece que, no soy su tipo”.
Sean le miró con desánimo.
“Orson, ella está mal, tú eres el mejor hombre que tendrá”.
“No puedo hacer nada, Sean, al amor no se le obliga, por lo menos tengo a mi hija, seré feliz, sin Jane, ¿Cómo va lo tuyo?”
“Bueno, tengo pendiente lo de Mary BelI Riley, esperemos que pronto demos con ella, hoy mi padre Joel, me pidió perdón”.
“¿Y qué le dijiste?”
“No puedo perdonarlo, le dije que, no podía, pero, me dijo algo, que me inquietó”.
Orson le miró intrigado.
“¿Qué?”
“Sobre Joe”, explicó.
“Es como si Joe estuviera en problemas, como si sufriera, no lo sé, pero, hace tiempo habIé con Joe, y me insinúo lo mismo, algo entre Iíneas, que no puedo descifrar, es sobre Merybeth, sobre él, sobre una razón por la que no está con ella, y eso me inquieta, me angustia, Orson”, explicó más en detalle.
Orson se sentó frente a él.
“¿A que te refieres?”, preguntó.
“¿Quieres decir que, tal vez, Joe no dejó a Merybeth porque no la quisiera, sino que fue obligado?”, preguntó más a fondo.
Sean sintió que un miedo se apoderaba de él y negó con rapidez.
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