Ámame maldito CEO -
Capítulo 288
Capítulo 288:
POV Sean:
Mi cuerpo está temblando, la atraigo a mi cuerpo, y la pongo sobre mí, casi de inmediato la p$netró.
Está tan húmeda.
Sonrío.
Sé lo que logro en ella, lo que ella logra en mí cuerpo, comienza a moverse, sus pechos rebotan y la forma en que esta mujer se mueve.
Es como una locura celestial, me arranca suspiros y jadeos, me da guerra, es como si estuviéramos destinados, la pareja perfecta.
Dos locos de amor, tóxicos, intensos, enamorados.
Se mueve de adelante hacia atrás, me vuelvo loco de tanto placer, digo que la amo, solo ella logra eso.
La tomó de las caderas, comienzo a moverme, con frenesí, siento que estamos en un trance hipnótico.
Rendidos al placer, ella g!me, jadea, disfruta.
Estamos en éxtasis, chupo sus pezones, mordiéndolos suavemente.
Ella se mueve más rápido, teniendo todo el control.
Ella arquea su cuerpo, toco sus senos, y no puedo más.
Siento el org%smo llegar.
Lanzó un gruñido, y terminó en ella, luego ella gime tan fuerte-toma mi rostro y captura mis labios en un largo beso.
“¿Ves? Somos el uno para el otro”, dice mientras se acuesta sobre mí.
Está agotada.
Besó su frente, soy tan feliz, quiero serlo por siempre, gracias a ella.
POV Narrador:
Merybeth y Sean salieron de la cabaña, debían volver a casa, debían ir a trabajar.
“No quiero ir a trabajar, quiero estar en la cama, contigo, todo el día”.
Merybeth rio de él.
“Oye, te. estás volviendo una mosca obsesiva de mí”.
Sean la tomó en sus brazos y la hizo girar.
“¡Basta!”
“Es tu culpa, algo me diste, un conjuro vudú de Nueva Orleans”
Ella rio de él, colgó sus manos en su cuello.
“Sean, terminarás por llamar a la cigüeña, si sigues así”.
Sean estrechó su cintura y la miró fijamente.
“Justo en eso estaba pensando”.
“¿Y qué pensaste?”
Merybeth sintió nervios de su respuesta.
No sabía si Sean anhelaba tener hijos o no.
Nunca antes habían hablado en serio, sobre ese tema.
“Bueno, pronto nacerá el bebé de Orson y Jane, no es una competencia, pero, ya debemos tener nuestro bebé, tener una gran familia, pero no quiero que nuestro hijo nazca en estas circunstancias, quiero que estemos lejos de esta gente, no quiero que nadie impida nuestra dicha”, dijo él.
Merybeth sonrió y lo abrazó.
Estaba feliz.
Muy feliz de escuchar esas palabras.
“Claro que sí, pronto estaremos lejos, tú y yo, mi madre, y tal vez un bebé mosquita, o diablito”, dijo ella.
Sean rio de ella y la besó con amor.
Cuando detuvo el besó, sus ojos brillaban como si los rayos de sol estuvieran en sus pupilas.
AI levantar la vista, pudo verlo.
Sintió un hueco en su estómago.
Sintió pesar por Joe que los miraba de lejos.
Tenía los ojos cubiertos de una muy amarga tristeza.
Merybeth se giró a mirar lo que capturó la atención de su marido.
ÉI no dijo nada.
“¿Vas al despacho?”
“Solo iré un par de horas”, respondió.
“Debo arreglar unos asuntos con Edward, él lleva lo del caso de tu madre, quiero saber si tiene alguna novedad”.
Merybeth asintió.
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