Ámame maldito CEO
Capítulo 287

Capítulo 287: 

Cuando Merybeth despertó, admiró el rostro de Sean tendido en ese suelo de madera.

Ambos estaban envueltos en sábanas blancas, desnudos.

Ella besó su pecho, y se recostó sobre él.

‘Sean, venía de la peor guerra, y tú, apareciste de la nada, ¡Cómo has cambiado mi vida! A veces, pienso que estás loco, y lo estás, pero, yo más, sé que te han destrozado tantas veces, sé que has sufrido tanto y tienes mil razones para no creer en nada, quiero ser la única razón para que creas en algo, para que creas en este amor, te amo. Sé qué a veces cometo los mismos errores, y soy tonta, si tú no sueltas mi mano, si yo no te suelto, entonces, siempre seremos felices, juntos somos invencibles’

Ella besó su rostro.

ÉI abrió los ojos.

“¿Qué haces, diablita?”

“Estoy tomándote como mi esclavo. Señor Antártida”.

“¿Es que ayer no tuviste suficiente? Está cabaña si que arde”.

Ella rio.

“Hasta que se haga cenizas”, dijo ella bajando lentamente hasta su v!entre.

Ella quitó las sábanas, y miró su v!rilidad encendida en su máxima expresión.

ÉI sintió que su boca estaba seca de deseo.

La deseaba.

“Sean, ¿Crees que existe un hilo invisible?”

“¿Un hilo invisible?”

“Sí, mira”

Ella masajeó suavemente su p$ne, y él se retorció de placer, mientras reía un poco.

“Piénsalo, yo estaba cerca de ti, y tú, señor mosca, revoloteando por ahí, entonces, yo estaba con Joe”.

“¡Ay, no empieces, o apagarás mi volcán!”

Ella rio de él.

“Entonces, terminé con él y ¿A dónde fui a dar? A ti, ¡exacto! Yo no lo planeé, tú no lo planeaste, nadie lo imaginó, creo que fue el señor de la luna”.

“¿Qué señor de la luna?”

“¿No lo sabes?”, preguntó.

“Hay un señor en la luna y cada vez que nace un bebé, lo ata con hilo rojo a su alma gemela para que no se pierda, nunca”

“¡Ay, nol”, exclamó Sean con incredulidad, creyendo que era alto absurdo y ridículo.

“¿Qué te pasa?”, preguntó.

“¿No lo crees?”, dijo con enojo.

ÉI negó.

“¡Arrepiéntete de lo que dijiste, Señor Antártida! Eso es real, ¡Arrepiéntete!”, amenazó ella en un tono serio.

ÉI negó, riendo.

Ella tomó su p$ne entre sus manos, masajeándolo, haciéndolo g$mir, luego comenzó a succionarlo.

Sean hundió su cabeza en el suelo, abriendo la boca.

Estaba disfrutándolo tanto.

ÉI enderezó su postura, solo para mirar a Merybeth en ese movimiento tan sensual, él la veía con tanto amor, y lujuria.

Ella era la encarnación de su gran tentación

“Di que crees en el hilo invisible que nos ató, como almas gemelas”.

Sean rio de ella.

“Sí, si creo, pero sigue, por favor, no pares”, dijo tomando su cabeza y regresándola a la misma posición.

Ella sonrió con algo de malicia, y sensualidad.

Volvió a acariciarlo, su lengua masajeaba su v!rilidad, y Sean se quedó sin aliento por la forma en que lo hacía.

POV Sean:

Es como si pudiera volverme loco.

Es tan hermosa…

Tan… perfecta.

La forma en que me mira, en que lo hace, sus ojos sen mí, su deseo brillar.

Ella es mía y yo soy suyo.

No puedo más.

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