Ámame maldito CEO
Capítulo 286

Capítulo 286: 

Mary BelI abrió la puerta, y lo que vio a continuación le heló la sangre.

Era Félix, teniendo se%o con Arabella, su mejor amiga.

Sus ojos se ensancharon.

Era como si pudieran salir de sus cuencas.

“¡Félix, Arabella!”, gritó presa de la rabia y del dolor.

Ellos se levantaron de la cama.

Ambos estaban desnudos.

Ella se cubrió con una manta, y él se apuró a ponerse los pantalones.

“¿¡Por qué demonios llegas tan pronto!?”

Ella le vio incrédula de su maldito descaro, y le encestó una fuerte bofetada.

“¡Eres un cínico! ¡Traidor! ¿Cómo pudieron hacerme esto?”

De pronto, el hombre que siempre creyó dulce, bueno, amoroso, se transformó en un ser vil, violento y maldito.

Félix le encestó tal bofetada que la hizo caer al suelo.

“¡Cállate, estúpida! Me tienes harto”.

Mary BelI no podía creerlo.

La había golpeado.

“¡Vete, vete de mi casa! Lárgate, vete con ella”.

“¡Está casa es mía, no me iré jamás!”

Mary BelI le miró atónita.

“¿Está es tu casa? ¡No! Es mía, todo lo que ves es mío, incluso la ropa que vistes, todo es mío, tú no tienes nada, eres un muerto de hambre, y te dejaré sin nada”.

Ella intentó irse, cuando él la devolvió halándola de los cabellos.

Luego la empujó contra la pared y Mary BelI sintió como la golpeaba con mucha fuerza.

Mary BelI recordó que la golpeó tanto, que casi la mata, cuando ella abrió los ojos, sintiendo su cuerpo tan lacerado, Arabella estaba ante ella, cargaba a Merybeth entre sus brazos.

“¿Qué es lo que haces, Arabella? ¡Eres una maldita! Un día recordarás esto, y lo pagarás muy caro”, dijo ella.

“Cállate, ya vienen por ti, irás adonde mereces”.

“¿A dónde?”

“Te encerraremos-en un manicomio, como la loca que eres”, dijo sonriendo.

“No lo hagas”.

“Ahora, todo tu dinero, será mío”.

“Solo tendrás lo que ahora posee el maldito de Félix, no tendrás nada más, ese dinero, no les servirá por mucho tiempo, tú lo sabes”.

“Te equivocas, todo el dinero que tienes Mary BelI, todos los millones del banco, las casas de Londres, esta casa y la de la playa, todo será mío”.

“Eres tan tonta si crees que dejaría en manos de un hombre el patrimonio de mi hija”.

Arabella salió de la habitación y volvió.

Cuando lo hizo volvió con unos hombres.

“¡Dame a mi hija! Es mi bebé, por favor, entrégamela, te daré lo que sea, dame a mi niña, Arabella”.

“¡Está niña es mía! Es mi hija, tú eres una loca, Nunca tuviste un hijo con Félix, ella es mi hija. Tú no tienes una hija, ¡Tu niña murió!”

Arabella se reía y ella lloraba.

Los hombres la atraparon.

Ella resistió, luchó, pero fue imposible, intentaba alcanzar a su bebé, no importó cuanto gritó y suplicó, Mary BelI fue llevada lejos de su hija.

“¡Merybeth!”, exclamó Mary rompiendo en llanto.

Octave la abrazó.

“Calma, solo fue un mal sueño”.

“No, no fue un sueño, Octave, ahora lo sé todo. Félix y Arabella eran amantes, querían robarme mi dinero, me enviaron al psiquiátrico para deshacerme de mí, y se quedaron con mi niña. Ellos no sabían que mi fortuna la puse a nombre de mi hija, y que nadie podría administrar el dinero, hasta que ella se casará y tuviera un hijo”.

“¿Lo recordaste? Eso es bueno, es un gran avance”.

“Octave, mi pobre hija, ellos la hicieron sufrir, estoy segura, ahora me busca, ella sabe la verdad, ella está buscándome, mi hija me ama y me busca”, dijo con los ojos llenos de Iágrimas y una sonrisa.

Octave acunó su rostro.

Estaba feliz por ella y la abrazó.

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