Ámame maldito CEO
Capítulo 285

Capítulo 285: 

Sean sonrió.

“Sí, yo viví ahí”, dijo al apuntar a una cabaña que quedaba a lo lejos del lago, que atravesaba aquella propiedad.

Merybeth miró la pequeña cabaña.

“¿Por qué?”

“Luego de que mi abuelo murió, no sabía que él me había dejado su herencia, así que, Regina Carson me tuvo trabajando para ella, hasta que, al leer la herencia, fue obligada a enviarme a estudiar”.

Merybeth le miró compasiva.

Imaginar a Sean siendo humillado por eso buitres, le rompía el corazón, se sentaron en el jardín, y Sean descorchó la botella, vertiendo vino en las copas.

“Una infancia fue dura”.

“Bueno, no tanto, tuve al abuelo por un tiempo, luego, ya sabes, cuando él se fue, entonces todo se volvió difícil, pero, ya no. Ahora te tengo a ti”.

Merybeth sonrió divertida, abrazándose a él.

“Soy tu amuleto de buena suerte, mi amor”, dijo Merybeth.

“Sí, eso es verdad. Parece que Joe al fin hizo algo bueno”.

Merybeth asintió.

“Joe nunca ha sido malo, solo, ha estado confundido, supongo que Sophie lo sedujo y él creyó en sus mentiras”.

Sean la miró, su rostro era serio.

“¿Tanto te importa?”

“Sean, no comiences con tus celos de Chernóbil”.

ÉI se levantó y caminó unos pasos.

Ella lo siguió.

“Es que, a veces, tengo miedo, tú y Joe tienen mucho que los une, muchos recuerdos, y no sé, tengo miedo de que, algún día, te despiertes, y me digas, oye, esto fue un error, que sigues amando a Joe”.

Merybeth acunó su rostro, mirándolo fijamente.

“Escúchame bien, Sean Hyland, alias mi mosca de Chernóbil, y mi Señor Antártida, yo te amo a ti, y si tengo que repetírtelo diez mil veces al día, porque en tu mente, tienes un chip instalado de inseguridad, lo haré, y te besaré, y te haré el amor como si fuera la última vez, para que me creas, nunca me cansaré de hacerlo, porque esa es la única forma de demostrarte mi amor. Y algún día, cuando tengamos muchos años y tú seas viejito, y yo no, obvio, porque soy hermosa”

Sean rio de ella.

“Entonces, dirás que crees en mi amor, con los ojos cerrados”.

Sean besó sus labios.

“Te amo, Merybeth, te amo tanto”.

“LIévame a esa cabaña, porque muero porque me hagas el amor”.

Sean rio ante sus labios.

Luego la tomó de la mano y corrieron porque una lluvia ligera comenzó a azotar.

Debian llegar antes de que se empaparan por completo.

Mientras tanto en otro lugar…

Mary BelI estaba dormida, al lado de Octave, recargó su cabeza en su hombro, él la cubrió con su saco, hacía un poco de frío en ese lugar.

Octave pensaba en una forma de escapar, poder convencer a su hermano, no quería que Mary sufriera más.

Ella dormía, pero pronto despertó.

Se quedó silenciosa, sin poder evitarlo los recuerdos vinieron a su mente como una ráfaga de viento fresco, que no pudo evitar.

Mary BelI llegó a su casa, venía de una cita con el pediatra, cargaba a su pequeña Merybeth qu tenía casi un año de nacida.

Ella la llevó a su cuna, la niña estaba dormida.

Cuando. Mary BelI salió, pudo escuchar esos sonidos, que provenían de su habitación, entre más se acercaba más, la desconcertaban.

Eran sonidos inquietantes.

Eran sonidos eróticos.

Ella sintió que temblaba, que no podría ser capaz de abrir esa puerta, pero, sintió una rabia al pensar en la realidad, que ese podría ser su esposo Félix, con otra mujer.

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