Ámame maldito CEO -
Capítulo 283
Capítulo 283:
“Coman y beban, porque estarán encerrados aquí por bastante tiempo, al fondo hay un baño con regadera, luego les traeré ropas limpias”.
Tom dio la vuelta, cerró la puerta y Octave intentó empujarla, pero no tuvo éxito.
Mary BelI empezó a llorar y Octave corrió a ella.
“No llores, Mary, estoy aquí”.
Ella abrazó a él.
“Tengo una hija que está viva, tengo una hija que vive, Octave”, dijo Mary aferrándose a su abrazo con fuerza.
Tom se sentó en un sillón y escuchó la llamada a su móvil.
Luego la tomó enseguida.
“¿Qué quieres, querida Arabella?”
“Te daré más dinero que Hyland, te daré cincuenta millones, pero debes darme tiempo”, dijo con desesperación.
“Mujer, tiempo es lo que menos tengo, solo un par de días, de lo contrario, mi única opción será Sean Hyland”, dijo Tom y colgó la llamada.
Arabella lo maldijo entre dientes.
…
Regina llegó y miró a Arabella, la mujer lucía frustrada, lucía acabada.
“Parece que te pasó un auto por encima, mujer, mira que facha tienes”.
“Siéntate, Regina, es hora de que hablemos, de que hagamos una alianza, no debemos permitir que Sean Hyland, y la maldita Merybeth nos hundan”.
Regina la miró con duda, y ojos recelosos.
“Yo no me quedaré de brazos cruzados, estoy trabajando por mi cuenta, respecto a Merybeth, creo que solo es un pobre alfil en el juego de ajedrez del maldito Sean, ella es inocente, solo fue víctima de su estúpido despecho”.
“¡Siempre la quisiste a ella para tu hijo! ¿Verdad?”, espetó con furia, golpeando la mesa.
Regina la miró incrédula.
“Si quieres la verdad, sí, Merybeth siempre me pareció la mejor opción para mi hijo, de mejor clase, y más bella que Sophie, seamos honestas, Sophie es una caprichosa, envidiosa, egoísta y arribista. Merybeth es educada, tiene elegancia, y esa no se hurta”.
“¡Cállate, no ofendas a mi hija!”
“Arabella, si le hubieses puesto la misma atención a Merybeth que la que le dedicas a tu hija, ahora tendrías mucho dinero…”
“¡Merybeth no es mi hija, es solo una maldita b%starda!”
Regina abrió ojos enormes.
“¡Vaya! Eso explica muchas cosas”.
“Escúchame, tengo la forma de que obligues a Sean Hyland a que deje la fortuna Carson en paz, y se aleje de tu familia para siempre”.
Regina la miró atónita.
“¿Y cómo lo haría?”
“Solo dame cincuenta millones de dólares, y te aseguro que haré que Sean Hyland te devuelva todo lo que es tuyo”.
Regina lanzó una gran carcajada.
No creía en sus palabras.
“¡Mujer! Ni siquiera tengo esa cantidad de dinero, ni el mismo Joel lo tendría, pides un milagro, él único que tiene ese dinero puede ser Sean Hyland, ¿Cómo lo harías?”
“Si consigues el dinero, tal vez te lo diga, pero te juro que, si lo haces, te desharás de tu peor enemigo”.
Arabella se levantó y se fue de la cafetería, dejando a Regina muy intrigada.
…
Mientras tanto en otro lugar…
Jane y Orson esperaban en la sala del consultorio.
Ella se veía nerviosa, y él tomó su mano.
“¿Te sientes bien?”
“Sí, solo me estresa un poco venir cada mes a la revisión”.
“Es normal, saldrá todo bien”, dijo Orson.
Ella miró sus ojos tan brillantes.
No pudo evitar sonreír.
La recepcionista les invitó a pasar.
AI entrar, la doctora indicó que haría un ultrasonido.
Invitó a Jane a recostarse en la camilla, y levantar su blusa.
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