Ámame maldito CEO -
Capítulo 271
Capítulo 271:
Sophie lloraba en su habitación, cuando Joe entró.
“¡Mi amor!”
Ella intentó abrazarlo, y él la alejo.
“¡Déjame en paz, Sophie!”
“¿Qué te pasa? ¿Por qué eres tan duro? Merybeth arruinó nuestra boda, ¡La odio!”, gritó ella molesta.
“Sí, lo hizo; nosotros arruinamos sus sueños, ¿No? Yo me enredé contigo, así que ella dijo, ojo por ojo, diente por diente, o hermano por hermano”
“¡Es una mujerzuela, Joe! Luego de revolcarse en tu cama, fue a la de tu hermano, ¡Es una sinvergüenza!”
¿Esto era una especie de broma?
¿Acaso ella no veía sus errores?
¿Era ciega?
¿Tonta?
Joe apretó sus manos en un puño.
“¡Cállate!”, gritó tan fuerte que hizo que Sophie temblara de miedo, y sollozara.
“Y si vas a llorar, ve con tu madre y Ilórale a ella, yo odio verte llorar”.
Sophie dio la vuelta, saliendo de ahí.
Joe salió de prisa, bajó la escalera y encontró a Mathew saliendo a la casa de empleados con algo de tristeza.
“¡Mathew!”, exclamó.
El hombre se detuvo y lo miró.
“Dígame, señor”.
“¿Tienes la llave maestra de la casa?”
El hombre titubeó, pero sacó de su bolsillo una llave dorada.
“Sí”.
“Entrégamela”.
El hombre se la dio, y Joe volvió a su habitación.
…
Cuando Merybeth abrió los ojos, eran las cuatro de la madrugada, se levantó, no pudo volver a dormir, observó a Sean dormir, caminó por la habitación, y escuchó un ruido en la otra alcoba.
La curiosidad la venció, fue hasta ahí.
Una tenue luz estaba encendida, así que no vio nada.
Estaba por volver a la cama, cuando se giró y miró a Joe frente a ella.
“¡Joe!” exclamó.
“¿Por qué de todos los malditos hombres del planeta? ¿Por qué elegiste a mi hermano?”, se quejó en un tono agresivo.
Merybeth sintió que le faltó el aliento.
Su corazón latió como si fuera a salir de su pecho.
La mirada de Joe se volvió salvaje, y puso sus manos sobre su cuello, estaba dejándola poco a poco sin aire.
“Por qué me hiciste esto?”, se quejó.
“Nunca fuiste mía, pero te entregaste a él, ¿Por qué con mi propio hermano?” dijo con una gran furia.
“No… no lo sabía…”, dijo Merybeth con voz débil.
Sus ojos lo miraban con temor.
¿Quién era él?
Sintió que ya no conocía a Joe, que quizás nunca lo conoció en el pasado.
Joe recuperó la cordura.
soltó a Merybeth con rapidez, y se sintió atormentado, viendo sus manos como si hubiese cometido el peor acto criminal.
Merybeth lo miraba con ojos enormes.
No podía creerlo que había hecho.
Las Iágrimas corrían por su rostro.
“¡Vete, Joe! ¡Sean!!”, gritó tan fuerte Joe salió de inmediato.
Sean saltó de la cama como un resorte, llevaba una pistola en la mano y miró a su esposa, acunó su rostro.
“¿Qué pasa?”
“¡Joe enloqueció!”
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