Ámame maldito CEO
Capítulo 264

Capítulo 264: 

“¿Y qué importa? Perdí esa clase de amor, esa que es majestuosa, otro la ganó, bueno, está bien, dijiste que eres afortunado, yo estoy maldito, pero me alegro por ti, siempre seré feliz, si tú lo eres”, dijo él.

Sean frunció el ceño.

Luego lo vio irse, sin decir nada más.

ÉI lo siguió con la mirada.

Pensó que se sentiría en paz si veía a su hermano devastado por el desamor de Merybeth, en cambio, lo dejó con una nostalgia que lo enloquecía, un temor que seguía creciendo en su interior día tras día.

Cuando Merybeth abrió los ojos eran las cuatro de la mañana, miró a Sean al borde de la  cama, talló sus ojos y se quedó perpleja.

“Sean, ¿No has dormido?”, exclamó irresoluta.

ÉI solo sonrió.

“Estoy bien, cuando vuelva de trabajar, ¿Podrías por favor tener las maletas listas?”

“¿A dónde iremos? ¿Viajaremos de luna de miel?”, preguntó.

ÉI negó.

“Mosca de la Antártida, ¿Qué estás planeando?”

“Decidí que seguiremos el plan, iremos a vivir a nuestra nueva casa, a la Mansión Carson, hoy por la noche”.

Merybeth se quedó perpleja.

ÉI miró sus ojos.

Una sonrisa estaba en sus labios.

Ella tuvo temor, no supo si esa idea era perfecta para acabar con sus enemigos, o sería el camino a sus desgracias.

Mientras tanto en otro lugar…

Cuando Lynda llegó a la empresa Hyland y Asociados, llegó directamente con Orson.

“¿De verdad vivirás en casa de Jane?”

“Sí, ¿Por?”

“Pensé que me ayudarías a traerla de vuelta a casa, no a alejarla de mí”.

“¡Orson! Ella no quiere ahora estar cerca de ti, es algo que debes entender, al menos por ahora, dale su espacio, si no, la ahogarás, y se alejará aún más”.

“¡Estoy desesperado, Lynda!”

Lynda sintió tristeza de ver mal a su hermano.

“Los une su bebé, y pronto irán al médico juntos, eso los irá uniendo, también comprar las cosas de bebé, debes usar eso a tu favor”.

“¡Estoy desesperado! A punto de decirle que, si no se casa conmigo, le quitaré al niño”, amenazó él en un tono serio.

Lynda le miró con rabia.

“¡¿Enloqueciste?! Hazlo y ganarás su odio”.

“No quiero eso”.

“Orson, comportarte como Sean, no te ayudará”.

“¿Me hablaron?”, exclamó Sean, entrando.

“Sí, le digo a Orson que no se debe comportar como un idiota, como tú”.

“¡Qué tierna, prima tengo! ¿Ya sabes que serás la nueva asistente en recursos humanos?”, dijo él con una sonrisa.

“He rechazado el puesto, vi que tienes una vacante como secretaria de un abogado senior, dame ese puesto”.

“Es muy simple para ti, Lynda, ¿Cómo crees que te daré ese puesto?”

“¡Por favor! Iré aprendiendo, además, comenzaré la universidad pronto, estudiaré leyes, como los Hyland”.

Los dos la miraron con orgullo.

“Eso me gusta, bien hecho, si quieres ese puesto, tú decides, es tuyo”.

Lynda lo celebró.

Lynda caminó rumbo a su nuevo escritorio.

Debía conocer al abogado Edward Grant que ahora sería su jefe, puesto que Orson estaba ocupado, decidió adelantarse.

La voz de aquel hombre resonó en sus oídos, él estaba en su oficina, pero podía escucharlo hablar por teléfono.

“Sí, tal como lo escuchas, ahora soy un abogado senior de Hyland y Asociados, ¡Lo conseguí! Y hay algo mejor, me he enterado de que una Hyland viene a trabajar aquí, ni más, ni menos que la prima de Sean, sí, será mi aprendiz; no la dejaré escapar, seguro debe ser hermosa, la voy a conquistar, no perderé el apellido Hyland de mi destino”, dijo el hombre.

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