Ámame maldito CEO
Capítulo 263

Capítulo 263: 

“¿Podemos hablar? Lo necesito, por favor, hazlo por la memoria del abuelo, ¿Recuerdas que el viejo Metín quiso que nos tratáramos como hermanos?”

“¿Dónde estás?”

“Encuéntrame en el Puente de Balí en quince minutos, ¿Lo harás?”

Un silencio los invadió.

Era incómodo para él esta situación.

“¿Sean?”, exclamó Joe.

“Te veré”, dijo seguro.

Luego colgó la llamada.

Sean entró en la alcoba y se dio una ducha rápida.

Luego se vistió con rapidez y se puso los tenis.

Supo que Merybeth estaba dormida, esperaba que no despertara, hasta su regreso.

Salió y condujo su auto, hasta ese lugar.

Cuando Sean llegó al Puente de Balí, Joe estaba ahí, con los brazos recargados en el puente, mirando el paisaje.

ÉI se acercó dejando el auto parqueado a una cuadra.

“Hola”.

Joe lo miró de reojo, y esbozó una sonrisa.

“Estaba imaginando, ¿Quiere saber que imaginé?”

“¿Qué?”

“Un universo donde nuestros caminos no fueron alejados, donde somos dos hermanos que se quieren, vivimos una buena vida, yo estoy con la chica de mis sueños, y tú con la mujer indicada, somos afortunados”.

“¿Y quién es tu chica? ¿Merybeth Hansen?”, exclamó con furia en la mirada Joe lo miró y luego sonrió.

“Tal vez, sí, tal vez en otra realidad lo es, y nunca nos alejamos, el destino nunca nos llamó para ser separados”.

Había una nostalgia y melancolía en su mirada que le dio un escalofrío.

“Pero, está es nuestra única realidad, una donde tú te casarás mañana con Sophie Hansen, la hermana de la mujer que te quiso y que traicionaste, y yo, estoy aquí, y tengo de nuevo a la mujer que amo, la mujer indicada, cómo ves, cada quien tiene su propio infierno, cada quien tiene lo que merece”.

Joe asintió despacio y sonrió con tristeza.

“Sí, ¿Quién es ella? ¿Es tan hermosa y perfecta? ¿Te ama?”

Sean le miró con una burla en su mueca.

“Ella es la única mujer perfecta para mí, está hecha a mi medida; dijiste que el destino habla, bueno, a mí también me habló, y me llevó a ella, lamento que mi felicidad sea tu desgracia”, explicó él.

Joe frunció el ceño confuso.

“No lo es, yo quiero que mi hermano sea feliz, y que algún día, puedas perdonarme”, dijo Joe con sinceridad.

Sean le miró con rabia.

“Mañana es tu boda con la mujer que decidiste amar, te deseo mil bendiciones, hermano”, dijo con sarcasmo.

“Gracias, Sean, me gustaría que estuvieras ahí”.

“Quizás sí, quizás no, no importa, quisiera felicitarte, pero”

Sean esbozó una risa sarcástica.

“¿No es irónico, Joe? Tú vas camino a tu pesadilla, y yo, bueno, soy un afortunado”.

“¿Nunca vas a perdonarme, Hermano?”

Sean le miró fijamente.

Quería preguntar sobre su pIática con Merybeth, pero no sabía cómo hacerlo.

“Estás siendo demasiado emocional, Joe, ¿OIvidas que soy tu enemigo?”, explicó él en un tono agresivo.

“Claro que no, eres mi hermano”.

Sean sonrió.

“Ya veremos, ya veremos, dime, ¿Por qué dejaste a tu antigua novia, para casarte con Sophie Hansen? Debiste estar loco, o ciego”.

“OIvídalo, Merybeth es una mujer casada, ella ama a su marido”.

“Sí, ¿Te duele?”

Sean pudo ver la mirada de Joe tan cristalina.

Supo que sí, le dolía.

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