Ámame maldito CEO
Capítulo 260

Capítulo 260: 

“¿Y por qué no viniste y me dijiste que ya no me amabas? ¿Por qué tenías que hacerme sufrir tanto?”, exclamó con los ojos repletos de Iágrimas.

Joe caminó a ella, rompiendo la distancia.

ÉI tomó su rostro entre sus manos.

Ella podía sentir lo cerca que estaban.

La mirada de Joe era tan triste, que le dio un escalofrío.

“No me preguntes más, piensa que no tengo respuesta, piensa que soy un villano y ya; olvídate de mí, no me recuerdes, sé feliz con tu esposo”.

“¡Soy feliz con mi esposo!”, exclamó ella alejándose.

“Nunca me acuerdo de ti, solo en esta medianoche, solo cuando te has convertido en un fantasma”.

Una Iágrima corrió por el rostro de Joe.

“No quiero ser un fantasma, tal vez un recuerdo, de algo bonito que no pudo ser, ¿Podría serlo?”, preguntó.

Ella le miró angustiada.

“¿Sabes? Siempre voy a agradecerte, todo lo bueno que sé de la vida me lo enseñaste tú; ser divertido, tener fe, ser generoso, pero nunca pude ser tan valiente como tú, gracias por amarme, sé que me amaste, y siempre te agradeceré por eso, no sería yo, sin el amor que me diste”, expresó él.

ÉI volvió a romper la distancia y acunó su rostro.

“Joe… vete…”

“Te amo, Merybeth, siempre te amaré…”

Ella sintió que él podía besarla, y no quería”.

“Yo ya no te amo, amo a mi esposo, ahora solo eres el recuerdo de una herida que está sanando”, dijo ella.

Ella se alejó un paso, y él bajó la mirada, sintiéndose destruido.

“Sé feliz, si eres feliz, si eres buena, yo seré feliz por ti, entonces diré, valió la maldita pena”, dijo él en un tono dramático.

Joe caminó tan rápido alejándose, desapareciendo de su vista.

Merybeth corrió al balcón, corrió como si huyera de algo que la perseguía.

AI entrar, cerró el balcón, y dio un brinco.

Estaba asustada, al ver a Sean parado justo al lado de la ventana.

“¿Tú?”

Merybeth vio su rostro serio e inescrutable.

Supo que él lo vio todo.

“¿Tú lo viste?”

“¿Qué si te vi con Joe?”

Sean tenía ojos cristalinos, tan severos y oscuros, asintió con suavidad

Merybeth sintió los latidos de su corazón retumbando con fuerza.

“Sean, yo… no es lo que piensas, no pienses nada malo, por favor”.

“¿Y qué debo de pensar? Dime, ¿Qué debo de pensar de ver a mi mujer, y a un hombre viéndose en la medianoche, estando tan cerca? Te escucho”

La mirada de Sean era severa, oscura.

Merybeth tragó saliva, humedeció sus labios y tuvo miedo.

“Noe s nada malo, ¡No hice nada malo!”, dijo defensiva.

“¿Estás segura?”

Sean puso su mano sobre su cuello, tomándola desprevenida.

No apretaba con suficiente fuerza, pero ella se quedó sin aliento.

A pesar de todo, ella tomó su mano, no intentaba quitarlo, solo estaba sorprendida del brillo en sus ojos, oscurecidos.

“Sí…”

“Yo nunca perdonaría una traición, Merybeth, nunca la perdonaría, viniendo de quién sea, ¿Entiendes?”

Ella asintió con lentitud.

“Nunca te engañaría”.

De pronto, sintió que la sostuvo más fuerte, y se acercó a ella, casi hasta sus labios.

“Dime, ¿Aún lo amas? ¿Aún amas a Joe Carson?”

Sus miradas se encontraron.

Ella pudo sentir la tensión que estaba explotando en el aire que respiraban.

“ÉI es mi pasado, lo amé, ahora solo te amo a ti, tú eres mi presente y mi futuro”.

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