Ámame maldito CEO -
Capítulo 257
Capítulo 257:
Los hombres no fueron capaces de hacerlo.
Ambos bajaron las miradas.
Eso fue suficiente para el abuelo.
ÉI tragó saliva.
“¿AIguien más quiere revelar una verdad dolorosa ahora?”, exclamó el abuelo con ironía.
“Yo, abuelo, yo voy a divorciarme de Gael”.
Los ojos del hombre se abrieron enormes.
No podía creer las palabras de Lynda.
“¡¿Qué dices?! ¡Tú no puedes dejarme!”
“Me ha sido infiel con la sirvienta, no sé desde cuándo, tengo pruebas, aquí están. Toma Sean”, dijo dándole el móvil a Sean, donde se veían a esos dos juntos como amantes.
Ambos sonreían sin culpa alguna.
De hecho, se veían muy felices juntos.
“Creo que se puede usar en la demanda de divorcio, porque no pienso darle ni un centavo a este hombre”, dijo con rabia.
Gael intentó correr hacia ella, pero Orson lo golpeó con fuerza.
El Abuelo Hyland hizo una mueca de frustración.
Se levantó y se alejó de ellos.
“¡Ya basta!”, exclamó Patricia.
“Los empleados llegaron. Lleven a Gael a recoger su ropa, vigilen que no se lleve nada, en cuanto a Lola, expúlsenla de esta casa”.
“¡Esto no se quedará así, lo van a pagar! ¡Lo pagarás, Lynda!”
Ella lloraba, y Jane la abrazó.
“No quiero verlo nunca más”.
“No te preocupes, hermana, no lo volverás a ver nunca más”.
Cuando Sean buscó a Merybeth, ella no estaba.
“¡Tenemos que hablar!”, sentenció Patricia.
Luego llevó a los tres a una habitación.
Jane se quedó en el salón.
El Abuelo Hyland caminaba por su jardín.
ÉI observaba la noche y las rosas bajo un cielo de estrellas.
“Abuelo…”
El hombre volteó y sonrió.
“No siempre viví en CatskilI, mi esposa estaba harta de la ciudad, luché tanto por su amor, que cuando me dijo que la llevara al fin del mundo, encontré este lugar”.
Merybeth sonrió.
“Estoy segura de que este lugar era su paraíso en la tierra”.
“Sí, cuando amas alguien, cualquier lugar a su lado, es un paraíso en la tierra, pero ya no entiendo a los enamorados, ni a los jóvenes, hubiese apostado mi fortuna entera por creer que vi amor entre tú y Sean”.
“¡Es que si lo hay! Yo odiaba a su nieto, esa es la verdad, venía de terminar la relación que creía que sería la indicada, así que, cuando encontré a Sean, me lancé a él como si fuera un paracaídas para no caer, él tenía un contrato, yo tenía mi despecho, ¿Qué podía salir mal?”
“¡Todo!”, exclamó el abuelo.
Ella rio.
“El amor, abuelo, el amor siempre sale mal, y se siente tan bien”.
“Entonces, era un contrato que se volvió amor, ¿No es eso muy cliché para ti?”
“¿Acaso no todos buscamos un cliché que repetir en la mente para sentirnos vivos?”
El abuelo sonrió.
“¿Y Jane?”
“Bueno, Jane es como yo, de donde somos no hay familias felices, ni amor desbordante, será difícil que el amor renazca en tierra infértil”.
El abuelo negó.
“He visto a las rosas crecer en tierras heladas, el amor puede crecer en cualquier parte, quizás solo se deba confiar en el destino”.
“¿Estás enojado?”
“No. estaba decepcionado, pero, ahora estoy feliz, ¡Feliz porque nos deshicimos del maldito Gael!”, dijo con una sonrisa.
Merybeth alzó su palma y las chocaron.
“¡Yo también estoy feliz!”
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