Ámame maldito CEO
Capítulo 247

Capítulo 247: 

“En realidad, si planeo algo”, sentenció.

ÉI la miró fijamente.

“Dímelo ya”.

“¡Es una sorpresa! Si te digo, ya no tiene sentido”.

ÉI la miró dudoso.

“¿Qué pretendes?”

Ella desanudó su cabello y tomó la bufanda.

“¿Puedo anudar esto a tus ojos?”

“¡¿Qué?! ¡Claro que no! ¿Cómo voy a caminar?”

“¡Yo te voy a guiar!”

Sean la miró con una gran sonrisa.

¿Qué planeaba ella?

¿Lo iba a atar otra vez?

¿Era una especia de… broma?

“¿Acaso no confías en mí?”

ÉI suspiró.

“¿Estás probando mi fe?”

“Te va a gustar mucho tu sorpresa”, aseveró.

ÉI asintió.

Estaba resignado.

Ella tomó la bufanda y lo obligó a agacharse.

Luego cubrió sus ojos con aquella bufanda.

Cuando terminó se puso delante de él.

“¿Ves algo? No me vayas a mentir, mosca”.

“¡No veo nada, Merybeth! Si me caigo, te juro que me lo pagarás”, dijo en un tono amenazante algo falso.

Ella sabía que era falso, así que soltó una breve risa.

“Estoy haciéndote señales, ¿No ves nada?”

Viendo que él no respondía, dijo:

“No hagas trampa”.

“¡Qué no!”, dijo con fastidio.

Merybeth le hizo una señal obscena con el dedo medio, y luego asintió, segura de que él no veía absolutamente nada.

“Bueno, te creo, te hice la señal misteriosa, y no la viste, así que te creo”.

“¿Me hiciste qué?”

“Nada, nada, ¡Vamos!”

Ella sujetó su mano y Sean titubeó.

Estaba nervioso.

Temía caerse, pero ella le indicaba por donde caminar.

Aun así él estaba inseguro.

“Bien, subiremos una pequeña escalinata”, dijo ella.

Luego se puso en modo explicativa.

“Son tres escalones, viene el primero…”

Sean tropezó.

“¡Ay! Merybeth, ¿Quieres matarme?”

Ella reía.

“¡Vamos, dos escalones más!”

“¿Dónde estamos, porque se mueve?”

“Silencio, Señor Antártida”, dijo haciendo que se sentara a su lado.

“Esto es un secuestro, y aquí hay una autocracia, yo mando, y usted obedece”.

“Merybeth, me voy a vengar de esto, ¿Eh?”, dijo nuevamente en un tono amenazante que seguía siendo falso.

Ella rio de él.

“Esta bien, tendrá otro día para vengarse, porque este es todo mío”.

Bajar de la lancha fue demasiado difícil.

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