Ámame maldito CEO
Capítulo 237

Capítulo 237: 

Merybeth lloraba y él limpió sus Iágrimas con sus manos.

“¿Qué le hicieron a mi madre? ¡Cómo pueden ser tan malos y crueles!”

“Hay algo que supe hace poco, debí decírtelo”.

Ella le miró con duda.

“¿Qué?”

“Merybeth, el dinero que ellos te quieren quitar, pertenecía a la primera esposa de tu padre”.

“¿Primera esposa?”, exclamó con duda.

“Sí, tu padre estuvo casado con una mujer llamada Mary BelI Riley, era una aristócrata inglesa, que vino a vivir a Nueva York, por amor a Félix, se casaron rápido, pero ella murió pronto, la herencia la dejó a tu nombre”.

Merybeth se levantó y caminó de un lado a otro con rapidez.

“¡Es esa herencia, Sean! Es por eso que me han causado tanto daño, por eso me mantuvieron a su lado estos años, para el maldito dinero, ¡Esa mujer… debe ser mi madre!”

“No lo sé, puede ser, pero no puedo jurarlo, pero…”

Merybeth miró su rostro y notó esa preocupación.

“Pero, ¿Qué?”

“Es que, Mary BelI Riley murió hace mucho tiempo”.

Merybeth sintió un miedo en su corazón.

Negó con los ojos llorosos.

“¡No! No es cierto, Félix dijo que ella vivía, quiero verla, mi madre no puede estar muerta, quiero verla, aunque sea una sola vez quiero sentir su abrazo, ¡Por favor!”

Sean sintió que sus palabras lo destrozaban.

Luego la abrazó y supo que la amaba más que nunca.

Su felicidad era suya, y su dolor también.

Ahora sabía que amar era esa fuerza loca, que impulsaba a dar alegría y querer borrar todo el dolor del ser amado, sin importar la forma de conseguirlo.

Mientras tanto en otro lugar…

Cuando Orson llegó a casa, le dijo a Jane sobre Merybeth.

“¡Qué feliz estoy! Ella es tan valiente, me alegra que pudiera salvarse a sí misma, y que Sean la haga más fuerte, podría pedirte un favor”.

Orson se sentó al borde de la cama y asintió.

“¿Podrías llamar al médico? Quiero saber cómo estoy y quiero volver a trabajar, no puedo mantenerme durante todo el embarazo aquí, por favor, ¡Me siento una inútil!”

Orson sintió miedo, pero respiró.

“Tengo miedo de que algo malo te pase”.

“Orson, no podremos vivir con miedo, además me sé cuidar muy bien, desde joven, así que, déjame ser libre”.

“Está bien, mañana llamaré al médico y veremos que te dice, pero ahora, por favor, quiero que duermas a gusto, y tranquila, porque Merybeth está bien”.

Jane sonrió.

ÉI comenzó a arroparla, ella lo miró confusa.

Orson era demasiado dulce, demasiado atento, nadie fue así con ella, y eso le causaba demasiado temor.

Mientras tanto en otro lugar…

Octave admiraba a Mary BelI durmiendo frente a él.

Su rostro era dulce y bueno, parecía vivir en su propio mundo.

Ella cargaba a esa muñeca, a la que llamaba Beth, en sus brazos.

ÉI se había enamorado de ella, sin saber cuándo, ni cómo, sabía que no era correcto, pero no pudo controlarlo.

Jamás la lastimaría, solo quería ayudarla y sanarla, pero tenía que alejarla de Park King, y de su hermano Tom.

Ellos la querían destruir.

No sabía por qué; pero tenía algo claro, nunca dejaría que nadie volviera a dañarla.

Mary BelI parecía tener un mal sueño.

Su cabeza comenzó a moverse y sus gestos se volvieron incómodos.

Era como si algo le doliera.

Lágrimas corrieron por su rostro, debía ser una pesadilla.

Estaba sufriendo.

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