Ámame maldito CEO -
Capítulo 218
Capítulo 218:
El mesero se acercó y Sean pidió que trajeran tres copas del mejor vino que tuvieran.
“¿Interrumpo?”, dijo con una sonrisa.
“Lo siento, ¿Acaso hablan del divorcio? No lo sé, como yo nunca traigo a mis clientes a hablar a restaurantes, claro que, yo soy un profesional, estás actuaciones no van conmigo”, explicó mientras mantenía su sonrisa.
Edward le miró furioso.
“Tan inseguro eres que has venido aquí, Sean Hyland”, aseveró.
“Para nada, solo me dio la gana venir a molestar, ya que mi esposa suele llamarme mosca, quise comportarme como una, aun sabiendo que no tienen ni una oportunidad de ganarme este juicio”, explicó éI.
“Ah, ¿No? Creo que alguien debió hacerte saber que, ninguna guerra es pequeña, ningún oponente es completamente débil, además, este acuerdo pre nupcial, es demasiado inhumano, el mismo juez lo verá, más si su esposa afirma que no tenía conocimiento de éI”.
“Si ella no lo leyó, es su problema, ambos sabemos lo que dirá el juez; el acuerdo pre nupcial es válido, Merybeth es una mujer adulta, firmó un contrato, pero, ¿OIvidó leerlo?”, dijo en tono de burla.
“¡Qué Iástima! En todo caso, el juez me dará la razón, después de eso, les diré que pasará, si ella quiere el divorcio se lo daré, pero deberá pagar lo que dice el acuerdo, veinte millones y una casa, ya que no los tiene, entonces, podría perdonarla si vuelve a mí, o bien, la demando por estafadora, e irá a la cárcel”.
ÉI explico todo eso de forma calmada.
Hasta parecía que había pensando en todo en un inicio.
Era como una especie de plan muy bien pensado y se veía que se estaba echando flores así mismo por proveer una situación así.
¿Era un genio o alguien muy malvado?
Merybeth le miró con ojos grandes y asustados.
¿ÉI iba en serio?
¿Por qué se veía tan confiado?
Edward torció la boca, frustrado.
“¡Eres un infame!”, sentenció.
Merybeth estaba molesta.
“Sin embargo, como me das algo de Iástima, y recuerdo de que fuimos compañeros de clases, si abandonas ahora el caso, te dejaré unirte a Hyland y Asociados, como abogado Senior”
Edward estaba sorprendido.
Merybeth le miró con estupor.
“¡Eres un… corrupto!”, exclamó Merybeth lanzándole la copa de vino por la cara.
Luego se levantó y salió de prisa del restaurante.
Sean se secó con una toalla, y luego salió tras ella.
“¡Piénsalo, Edward!”
El abogado se quedó ahí, solo bebiendo del vino.
Merybeth iba tan rápido, hasta sentir esa mano que la sostuvo y la arrinconó contra la pared.
“¡Sean, aléjate de mí!”
“Ya se cumplieron las setenta y dos horas, querida esposa, ¿Aún no quieres volver a mi lado?”
Ella le miró frustrada.
Estaban tan cerca.
Pudo sentir su aliento, y ver su rostro en total expresión.
“No quiero”.
ÉI sonrió, pero había una frustración en su mirada.
“Te dejaré que vuelvas a pensarlo, porque creo que estás aún confundida, déjame aclarar tu mente”.
Sean acunó su rostro, y besó sus labios.
Ella sintió el calor en su cuerpo.
Su lengua abriéndose paso entre su boca, acariciándola, las manos de Sean abandonaron su rostro y bajaron hasta estrechar su cintura, y pegarla a su cuerpo.
Ella no pudo escapar de éI.
No podía.
Su beso era tan codicioso, y urgente, que la dejó sin aliento.
Poco a poco… detuvo el beso.
Fue tan difícil para Sean, cuando deseaba más.
“OIvídate del divorcio, eres mía, será así y por siempre, ¿Lo has entendido?”
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