Ámame maldito CEO
Capítulo 217

Capítulo 217: 

“¡Eres un débil, Félix!”, exclamó Arabella golpeando el escritorio.

“Te aseguro que Merybeth pagará caro, si no me entrega lo qué me pertenece, ella terminará como su maldita madre”.

“¡No te atrevas! No le hagas daño”.

“¿Ahora la protegerás más que a Sophie?”

Los ojos de Félix se volvieron firmes.

“¡He dicho que no le harás más daño a Merybeth!”

El hombre se levantó y salió dejándola sola.

Arabella tragó saliva.

“Entonces, prepárate, Félix, porque no solo le haré daño a tu querida hija, prepárate para tu propio funeral”, sentenció con rabia.

Arabella tomó de un cajón un pequeño frasco con veneno y sonrió, estaba lista para acabar con quien sea, solo por dinero.

Mientras tanto en otro lugar…

Merybeth visitó a Jane en casa de Orson.

Era ya el tercer día, y a punto estaban de cumplirse las setenta y dos horas impuestas por Sean Hyland.

“¿Y qué harás?”

“No Volveré, eso ya lo sabe éI, pero es terco”, dijo Merybeth.

“¿Estás segura de lo que harás? Por qué irás por tu cuenta, lo sabes bien”.

“Siempre he ido sola, por mi cuenta, no tengo miedo, sea lo que sea que enfrente”.

“¿No lo amas?”, exclamó Jane.

Merybeth sintió que se quedó sin palabras, hundió la mirada.

“¿Merybeth? ¡Ay, no! ¿Te enamoraste de Sean Hyland? ¿Acaso no dijiste que solo era un contrato?”, exclamó Jane.

Esto parecía una broma.

¡Una broma la cuáI ella no paraba de alargar!

¿Por qué no iba con Sean de una vez por todas?

“¡No estoy enamorada! No es como que, no lo deje de pensar todo el tiempo, solo me preocupo por éI, digamos que me gusta como es, y es el primer hombre con éI que he estado, me gusta, solo eso, y…”

Merybeth hizo una pausa.

Sí, estaba haciendo de payasa.

“¡Maldita sea, si lo amo!”. exclamó y lloró.

Jane puso ojos en blanco de frustración

¿No podía ser simplemente más honesta y ya?

¿Por qué tenía que dar tantas vueltas?

¿Era un juego interno entre ellos?

¿Por qué eran así?

“Entonces, ¿Por qué no le das una oportunidad? Parece tan dispuesto a tenerte a su lado, eso debería ser una señal de que éI también siente algo por ti”.

“Siempre que le doy una oportunidad me decepciona, y tengo miedo de que vuelva a hacerlo”.

Jane sintió pesar por su amiga.

Merybeth iba de salida, cuando la llamó Edward Grant, pidiendo que se vieran en un restaurante para hablar sobre el divorcio.

Ella aceptó.

Pronto, llegó a aquel restaurante, y saludó a Edward.

Ambos tomaron asiento y comenzaron a-hablar.

“El acuerdo pre nupcial que firmó es una autentica porquería, parecía a simple vista que ganaba, pero, viendo las condiciones… tales como que en un divorcio debe devolverlo todo, y si tiene un hijo renunciar a la custodia, creo que es absurdo, ¿Por qué lo firmo?”

“¡Por estúpida! Y no tengo nada que objetar”, dijo ella bebiendo un poco de jugo.

Edward rio un poco.

“No todo está perdido, aún podemos jugar algunas cartas, podemos intentar, como decir que se firmó ese acuerdo pre nupcial en contra de su voluntad, o que se le impidió leerlo”.

“Buenas tardes”

Sean Hyland había llegado a la mesa, y se sentó frente a ellos, dejándolos atónitos.

¿Qué hacía?

¿Por qué estaba alIí?

¿En serio tenía el descaro de hacer algo como eso en su situación?

¿Había perdido el sentido común?

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